Entrevista | Pepe Álvarez Coralista y regidor

“Es un sueño haber empezado en un coro y terminar haciendo ópera en grandes escenarios”

El presidente del Coro Liceo recibirá mañana un homenaje a sus 57 años de dedicación en favor de colectivos y eventos culturales

Pepe Álvarez, ayer en el Salón
 García.  | // IÑAKI ABELLA

Pepe Álvarez, ayer en el Salón García. | // IÑAKI ABELLA / Diego Doval

Mañana sábado (20.30 horas) el Auditorio de Vilagarcía acogerá un más que merecido homenaje a José Álvarez Domínguez, “Pepe” a secas para todos los que le conocen

. Su más que extensa y prolífica trayectoria en el mundo de la cultura hará una parada en el tiempo para sentarse y disfrutar como espectador de un reconocimiento que le brindan todos aquellos a los que ha prestado su ayuda a lo largo de más de cinco décadas de vinculo con la música y la escenografía, en Vilagarcía y mucho más allá.

– El pasado martes, a modo de sorpresa, se enteró de que iba a ser homenajeado. En ese momento en que se giró y descubrió lo que tramaban se quedó sin palabras. ¿Pero qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza?

– Es una cosa tan rara y bonita a la vez. Lo comparaba como a quien le toca la lotería. Iba al Concello, en teoría, para presentar con Nydia un festival para niños enfermos e incluso me sorprendió que no se filtrase absolutamente nada. Fueron segundos, pero no me lo creí. Me habían amenazado hace muchos años con hacérmelo, pero yo siempre soy más de hacer gestos a que me los hagan.

– Llegó a Vilagarcía en 1958 por razones familiares y aquí, 65 años después se le rendirá un homenaje. ¿Qué supone esto para usted?

– Cuando te paras y reflexionas te emocionas. Que un grupo de amigos y el Concello hagan esto es reconocer lo poco o lo mucho que hice a lo largo de estos años colaborando con tantas cosas. Me considero una oenegé cultural de Vilagarcía que se llama Pepe Álvarez, pero también hay que decir que yo solo no puedo hacer nada. Siempre hay un grupo de personas que me dan su confianza. En este sentido, tengo que decir que si muchas veces fuéramos más unidos, y no tan egoístas, se podrían hacer más cosas porque hay muchas y buenas iniciativas aquí.

– Toda trayectoria, por larga que sea, siempre tiene un primer paso. ¿Cuál fue el suyo?

– El primer paso fue cantando en la parroquia un día. Allí era donde se reunía la gente joven y empezamos así. Fue en junio de 1966 y a partir de ahí... Alfonso Lafuente, a los tres años, fundó un coro juvenil y a partir de ahí fue ya no parar. Teatro para niños, grupos de teatro en muchos sitios, en Bamio, San Miguel de Deiro, grupo infantil en Rubiáns, coro juvenil Sobradelo, colaboré con Airiños... En 1981 fundamos el Coro Liceo y luego llegó Margarita Guerra. Ella me llevó para cantar en Ars Musicae de Pontevedra, un coro de cámara de muchísimo prestigio. Canté 11 años allí recorriendo toda España y parte del extranjero. Hicimos temporadas de ópera en A Coruña, Lisboa y Oporto y viví una vida que nunca me imaginé cantando al lado de cantantes que veía en La Scala de Milán y en otros grandes escenarios el mundo. Hay que darse cuenta de que empezamos por las aldeas, haciendo misas en sitios muy humildes. Hasta canté en un remolque de un tractor con el grupo Chapala, que hacíamos canción sudamericana por toda Galicia. Llegó un momento que cantaba todos los días de la semana, pero toda esa actividad me ayudó muchísimo en lo personal, me dio la vida y me ayudó a superar momentos malos. Tratas con muchísima gente, desde gente joven a gente mayor y es algo fantástico.

Pepe Álvarez reconoce que el sábado vivirá mucha emoción.

Pepe Álvarez reconoce que el sábado vivirá mucha emoción. / INAKI ABELLA DIEGUEZ

– Prácticamente cualquier obra o representación cultural que se desarrolla en Vilagarcía tiene a Pepe Álvarez en su producción.

– No me gusta presumir de nada, pero cuando íbamos A Coruña a hacer ópera, siempre me gustaba estar con los técnicos, ver como hacían las cosas, los detalles... Aprendí a hacer diseños de luces yo solo. Las escenografías me encantan e hice para teatro muchas cosas. Todo lo que hacía el Coro Liceo eran espectáculos todos escenografiados por mí. El último es “A lenda de Montelongo” con gran éxito.

– ¿Guarda especial recuerdo de algún evento en particular?

– Son tantos… Cuando empezamos a cantar con el Coro Liceo el gran paso fue al mundo de la ópera. Debute con Rigoletto en A Coruña, cuando me vi allí fue como un sueño. Me marcó. La Traviatta la hice ocho veces. Solo escucharla se me pone la piel de gallina. También el Requiem o la Misa de la Coronación de Mozart. Es un sueño pensar que una persona que empieza en un coro de iglesia terminé haciendo ópera en grandes escenarios. Es una suerte porque no soy un gran cantante, pero tengo oído, afino y canto. Por eso animo a toda la gente a que venga a cantar y bailar si le gusta porque anima un montón. Yo tuve que cuidar a mis padres mucho tiempo y eso me ayudó mucho a no estar tan triste.

– ¿Qué es aquello innegociable cuando se involucra en sacar adelante un proyecto?

– Cuando alguien me llama es porque confía en mí. Una vez doy el sí soy el único que gobierno y mando. Cuando voy de regidor soy una persona extremadamente rigurosa. He aprendido de muy buenos hay que ser muy estrictos en todo. Maquillaje, luces, vestuario, sonido… Todo repercute en el espectáculo. Cuidar los detalles es lo que marca la diferencia.

– A tenor de tanto rigor ¿es difícil trabajar con usted?

– No es difícil, pienso que no. La exigencia es necesaria. Te diría que acabo de recibir un mensaje de una chica que está trabajando en grandes teatros de Madrid e hizo todas las prácticas de escena como regidora conmigo. Me decía que no podía estar en el homenaje, pero me dijo que ‘sabes que estoy trabajando en lo que más me gusta gracias a ti’ y eso es lo mejor que te pueden decir.

“Voy a llorar muchísimo, pero hay que vivirlo porque va a ser uno de los días más importantes de mi vida”

– Usted es miembro fundador de, entre otras agrupaciones, del Coro Liceo con el que sigue cantando.

– Pues sí y además ejerzo como presidente. Es mi cuarto mandato como presidente y ahí vamos a por los doce años. Me amenazan con que no puedo dejarlo y ahí estamos (risas).

– Ahora como escenarios en Vilagarcía está el Auditorio, el Salón García… Pero en su momento se perdió uno de los salones de actos que usted más conocía para ahora ser un lugar en el que se crían malvas, como es el del edificio del Liceo Marítimo en Ravella. Quizá una de las grandes pérdidas de Vilagarcía, pero si alguien conocía aquel lugar uno de ellos es usted.

– Aún hace poco nos reunimos gente de aquella época del Liceo Marítimo. Siempre que nos juntamos recordamos que hicimos muchas cosas. Sin ir más lejos, fuimos nosotros los primeros en celebrar el día de las Letras Galegas en Vilagarcía, pero también hacíamos bailes en Navidad, en carnavales... Lo echo muchísimo de menos. Veo cada día ese solar, porque vivo enfrente, y cada vez que veo eso así me entristece mucho. Allí disfrutamos muchísimo e hicimos muchísimas cosas. Me dolió muchísimo que se demoliese porque era un auditorio muy bonito y una sociedad maravillosa en el centro del pueblo. Se trabajaba muy a gusto. Incluso en aquella época estaba enfrente la sede de Cruz Roja en la que fui coordinador de objetores de conciencia.

– ¿Sería posible recuperar una sociedad como el antiguo Liceo?

– Eso ya no puede volver. El problema de las sociedades es que a la gente joven no le gustan esas cosas porque huye de pasar tiempo con personas de otras generaciones y aquello era lo que engrandecía una sociedad cultural.

– Volvamos a la actualidad. ¿Qué se espera mañana en el Auditorio?

– No sé nada. Me puedo esperar de todo. Le tengo miedo, no a lo que vaya a ver, le temo a lo que puedan decir de mí porque me da mucha vergüenza. Voy a llorar muchísimo, pero hay que vivirlo porque va a ser uno de los días más importantes de mi vida y mi agradecimiento será eterno.

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