Así fue la fiesta de cumpleaños de Dositeo Valiñas

La sociedad de Ribadumia volvió a acudir ayer a la casa rectoral de Santa Baia, como hace desde hace tiempo todos los 7 de febrero. El motivo no era otro que felicitar a Dositeo Valiñas Fernández, el cura párroco de la localidad, que cumplió 102 años.

Dositeo Valiñas ha pasado unos últimos meses complicados. Su avanzada edad y los rigores meteorológicos del otoño y de las primeras semanas de invierno le obligaron a reducir al máximo su actividad fuera de casa, hasta el extremo de que no acude a la iglesia desde hace unos cuatro meses.

Pero ayer hizo un esfuerzo, que sus vecinos le agradecieron, pues pudieron compartir con él unos minutos, para transmitirle su cariño. La familia que le cuida en la casa rectoral explica que el sacerdote se levantó un poco más tarde de lo habitual, para poder recibir visitas después de comer.

El menú del almuerzo de aniversario constó de langostinos, carne guisada con patadas y tarta de frutas. A la sobremesa empezaron a llegar personas que querían felicitarle el cumpleaños. A media tarde, el ambiente en la rectoral era festivo. Acompañaban al cura su sobrino, el alcalde de Ribadumia, David Castro, y numerosos vecinos.

En un salón decorado para la ocasión, Dositeo Valiñas fue recibiendo numerosos presentes, desde un ramo de rosas a una manta de sofá, pasando por una caja de bombones y un pijama.

Pero, más allá de los regalos, lo que Dositeo Valiñas agradecía era la presencia de tanta gente que quiso estrecharle la mano o darle un abrazo en persona. En realidad, ya anteayer, en la víspera del aniversario, empezaron a pasar por la rectoral personas que querían felicitar al cura. Fue el caso de muchos de sus compañeros de otras parroquias.

Lo que no habrá este año, a menos que haya cambios de última hora, es un homenaje público en la iglesia, como el que se hizo en 2021 con motivo del 100 aniversario del sacerdote, que pasa por ser el más longevo de España en activo.

Dositeo Valiñas nació en 1921 en Quireza (Cerdedo-Cotobade) y llegó a Ribadumia a principios de la década los 40. Desde entonces, ya no abandonó esta parroquia. A lo largo de este tiempo participó activamente en la fundación de diferentes asociaciones culturales y deportivas.

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