Aunque suena extraño, ya que no se había documentado nunca con anterioridad, los delfines también paren a sus crías en los fríos meses de invierno.
Así lo explica el Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI), asentado en O Grove y encargado de realizar, desde hace más de una década, un estrecho seguimiento de los mamíferos marinos que visitan las Rías Baixas, centrándose no solo en los arroaces que le dan nombre, sino también en nutrias, ballenas, marsopas y otros muchos animales.
Sucede que el centro que dirige Bruno Díaz López acaba de iniciar una nueva temporada de investigación y formación, pues como se explicó hace días, ya ha recibido a los primeros alumnos –llegados desde diferentes parte del mundo– y ha puesto en marcha sus singladuras y los controles terrestres para localizar, observar y fotoidentificar a los cetáceos dentro y fuera de la ría de Arousa.
La primera de la temporada
Pues bien, fue en una de sus primeras expediciones, y para sorpresa de todos, cuando Bruno Díaz y su equipo se toparon con la primera cría de arroaz de la temporada.
Una “grata sorpresa” que ayuda a entender la importancia de la ría arousana en el proceso de reproducción de los arroaces, que en muchos casos convierten estas aguas en una especie de “guardería” en la que cuidar a sus crías y sacan el máximo partido a la “despensa” que constituyen las bateas de mejillón.
El doctor Bruno Díaz resalta que este delfín mular recién nacido es la primera cría “observada en invierno, pues la mayoría, aquí en Galicia, nacen entre mayo y septiembre”.
Seguimiento a largo plazo
Visiblemente satisfecho, considera que este episodio “confirma que también se producen nacimientos en los meses de invierno, lo que es muy importante para nuestros estudios de seguimiento a largo plazo”.
El director del BDRI relata la entrañable experiencia diciendo que “la joven madre fue vista sin cría hace apenas dos semanas”, y ahora ya nada acompañada de su primera cría.
Veinte individuos
Lo hace en el seno de una “familia” formada por una veintena de individuos, entre los que hay tanto machos como hembras y otras crías nacidas ya hace meses.
El equipo del BDRI intentará a partir de ahora seguir los pasos de este arroaz recién nacido.

Aunque no le resultará nada sencillo, teniendo en cuenta que se mueven constantemente y que ni siquiera tienen por qué permanecer en la ría de Arousa.
Vistos ayer en Vilagarcía
Además, no hay que perder de vista el alto índice de mortalidad infantil existente en el mundo de los delfines, en el que incluso se han documentado casos de “infanticidio”, también en las Rías Baixas.
Por cierto, que los arroaces hicieron ayer las delicias de los vilagarcianos cuando, a eso de las seis de la tarde, un grupo se acercó a la orilla en la playa de Compostela.