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mirador de lobeira

¡Larga vida a la Festa do Marisco!

La declaración como Festa de Interés Turístico Internacional requiere de unos méritos que la Festa do Marisco cumple con escrupulosidad y holgura.

Y este redondo año, cuando la celebración gastronómica más longeva de Galicia cumple nada menos de 60 años, no debería pasar sin que se le pegue la vitola que se merece.

Que a Fitur se haya viajado sin la estatuilla fue un error de todos los presentes: Ayuntamiento, Mancomunidade y Diputación, por supuesto.

Esquerda Unida tiene toda la razón del mundo al protestar. Es inconcebible que la Festa da Lamprea de Arbo haya llegado con el traje de gala y O Grove vuelva a seguir rosmando por lo bajo al quedarse rezagada en el objetivo.

El certamen gastronómico meco empezó en 1963 como una reunión de amigos que sabían de todas las bonanzas del buen marisco, salvo para el colesterol y la insufrible gota, sin duda.

Genera una economía local fundamental con una de las lonjas más productivas de Galicia, fomenta una de las mejores cocinas de España por su indiscutible calidad, atrae en cualquier época del año a un turismo de calidad y, por si fuera poco, crea una potentísima imagen de la comarca arousana a uno y otro lado del Atlántico, con visitantes de todo el mundo que no se resisten a probar el mejor de los productos gourmet.

En suma, un tesoro que sigue sin subir al podio de los elegidos aún cuando cuenta con todos los requisitos formales e informales. Cacabelos tiene en este objetivo una deuda que debe saldar de inmediato, mejor antes de que se acabe el mandato, sencillamente porque es hora de darle urgencia y prioridad.

Cierto que no está solo en sus manos, pero hay que corregir cuanto antes todos los errores que se han sumado a lo largo de estas seis décadas de impecable trayectoria.

Solo recordar que la fiesta arrastra a O Grove y su interland a más de 120.000 personas cada mes de octubre, que las máquinas registradoras obtienen cajas que suman centenas de miles de euros y que son muchas las personas que obtienen unos ingresos necesarios al término de la temporada de verano.

Demasiados beneficios para que nadie le quiera dar el impulso definitivo y que sea reconocida con todos sus merecimientos de inmediato, borrando de una vez por todas los lamentables errores burocráticos de anteriores gobiernos locales que, sin ruborizarse, reconocieron que se habían olvidado de tramitar la distinción.

Esto no puede volver a pasar en esta edición pues sería para exigir la dimisión de los responsables, castigarlos sin ir a Alemania a presentar las bonanzas de la fiesta aunque el canciller Scholz haya cursado estudios de español en una academia de O Grove.

Hay que evitar a toda costa que otras localidades cumplan antes su objetivo, sencillamente porque O Grove debería haber llegado primero, aunque por este camino las luces navideñas de Abel Caballero tengan mucho más camino avanzado.

Conseguirlo sería la mejor baza para Cacabelos, ahora que se aproxima un mes de mayo en el que solo queda demostrar la gestión de los últimos cuatro años. ¡Larga vida a la Festa do Marisco!

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