La Policía inspecciona una tienda de Vilagarcía a raíz de una denuncia por supuesto maltrato animal

La Nacional, Local y Seprona revisaron el negocio | Los agentes niegan mal estado de las mascotas aunque observan suciedad en algunas jaulas, con telas de araña

La cobaya. |   // CEDIDA POR LA DENUNCIANTE

La cobaya. | // CEDIDA POR LA DENUNCIANTE / Cedida

María López

María López

Agentes de la Policía Nacional, Local y del Seprona de la Guardia Civil inspeccionaron hace unos días una tienda de animales en Vilagarcía a raíz de una llamada telefónica de una vecina que advertía del presunto mal estado de las mascotas. La denuncia por escrito la presentó el lunes en la comisaría.

La competencia en materia de bienestar animal es de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta, por lo que la Policía Local ha remitido su informe a la jefatura provincial en Pontevedra, que será la que decida si archivar el caso o bien abrir un expediente sancionador.

Los agentes municipales comprobaron que el establecimiento tenía licencia de actividad en regla, hablaron con el dependiente, realizaron una inspección ocular y tomaron fotografías. Fue el 23 de enero por la tarde tras recibir la llamada de la denunciante a las 16.22 horas.

Ningún animal muerto

El informe de la Policía Local reza que “se comprueba que no hay ningún animal a la venta que se encuentre muerto ni en aparente mal estado, que todos tenían comida y bebida”. No obstante, apuntan que lo que sí se observa es que “en algunas jaulas los comederos y bebederos se encuentran llenos de suciedad, tanto en el interior como en el exterior, así como algunos barrotes de las jaulas con telas de araña”.

Estado de algunas jaulas. |   // CEDIDA POR LA DENUNCIANTE

Estado de algunas jaulas. | // CEDIDA POR LA DENUNCIANTE / María López

Por su parte, desde la Policía Nacional confirman la visita de una patrulla de O Cavadelo a la tienda y que el asunto está en proceso de investigación.

El establecimiento está ubicado en el centro comercial y vende roedores, pájaros y peces. Hace más de quince años que dejó de comercializar con perros y gatos, según señala el propietario.

La denunciante

El 23 de enero la denunciante pasó “de casualidad” por delante de la tienda y observó que los animales “estaban en muy malas condiciones de salud, tales como desnutrición en varios de ellos, inmóviles por supuesta mala alimentación, ya que no se veía alimento ni bebida en las jaulas, con demasiadas heces a su alrededor”, declaró Sara M. L. en comisaría.

Había peces, pájaros y una cobaya “con un aspecto bastante malo”, por lo que decidió comprarla. En ese momento la clienta advirtió al dueño de la tienda de que iba a denunciarlo “por las malas condiciones en las que tiene a los animales”.

La vilagarciana asegura que la cobaya estaba tan débil que no comía ni se movía. Relató a la Policía que “estaba tan llena de suciedad que cuando la limpiaba le creaba alguna herida debido a la desincrustación de la suciedad de la piel de animal”.

Ante esta situación, al día siguiente, el 24 de enero, decide llevarla a una clínica veterinaria de Santiago, ciudad en la que Sara M. L. reside entre semana.

El informe veterinario

El informe veterinario señala que la cobaya, un macho de dos meses y 24 días de edad, “está en un estado caquéctico (delgadez extrema) y se palpa su esqueleto de forma evidente, presenta debilidad y algún resto de costras en periné, patas y alrededor de los ojos. Pesa 308 gramos. Su temperatura corporal es más baja de lo normal y presenta anorexia. En la consulta la cobaya responde bien a la alimentación con papilla especial de recuperación, así que damos instrucciones para su nutrición en casa”.

“Copito” murió a los 6 días

Pero “Copito” no resistió y a los seis días falleció, según reza la denuncia, a la que la vilagarciana adjuntó el citado informe veterinario y fotos de la cobaya y de la tienda en la que la adquirió.

El propietario

Por su parte, el propietario del establecimiento confirma que efectivamente la denunciante le compró una cobaya. “Al principio fue agradable pero después ya me dijo que la cobaya estaba muy mal, que tenía las patas negras, a lo que yo le respondí que muchas las tenían de ese color de nacimiento. Llevo 35 años trabajando con animales”, recuerda Javier G., quien defiende que tiene a las mascotas “en buenas condiciones”. “No entiendo este nivel de extremismo. Evidentemente los pájaros sueltan plumas”, agrega.

Esta tienda inició su actividad cuando abrió el centro comercial. “En todo este tiempo solo me han puesto una multa. Fue hace 20 años por tener una tortuga adulta de orejas rojas que se la recogí a un particular”. No obstante, el dueño ya se plantea dejar de vender roedores y pájaros y centrarse exclusivamente en la acuariofilia, “que es lo mío”.

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