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Comportamientos trogloditas

Antonio Touriño

Antonio Touriño

Lesionar a un alcalde o intentar quemarle su casa o el coche son actos miserables que en una democracia deben tener una respuesta contundente al atentar contra instituciones que representan a todos los ciudadanos. Es, sin duda, uno de los ilícitos que no solo deben ser condenados de forma unánime sino perseguidos de forma rigurosa y con todos los medios.

Durán e Iglesias han sido víctimas estos días de esa sinrazón, de una agresividad nunca justificable, independientemente de los motivos personales que pueda haber detrás de estos arrebatos propios de trogloditas.

Obviamente, porque se apelliden Durán o Iglesias no se merecen un trato especial sino por el hecho de que representan a una institución que requiere del máximo respeto pues al representar a todo el pueblo. La agresión se ha dirigido de forma clara contra Vilanova y A Illa y, por ende, contra sus vecinos que en definitiva son quienes han colocado a través de las urnas a estos señores en los cargos que ostentan con todo derecho.

De ahí que las autoridades gubernativas debieran haber puesto toda la carne en el asador para perseguir y castigar estas conductas. Y eso, precisamente, es lo que no se ha hecho hasta ahora ¡Basta de paños calientes contra delincuentes que atacan a las instituciones!

No es razonable que un alcalde tenga que salir a la palestra con unas imágenes que desde hace un año tienen en su poder las fuerzas de seguridad del Estado y que todavía no han servido para identificar a esa pareja a la que en Vilanova parece conocer todo el mundo. Algo se quiere ocultar o a alguien se quiere proteger.

Y fue esa falta de diligencia la que conllevó el siguiente ataque contra el coche del regidor. ¿Cuál será la siguiente acción si todos estos actos quedan impunes de antemano?

Elogiable, no cabe duda, el comportamiento de Iglesias queriendo quitar hierro a la agresión que sufrió el día de San Xulián pero su comportamiento de filosofía cristiana puede granjearle méritos celestiales pero que en la tierra también debe tener una respuesta firme porque como queda dicho la agresión es a un alcalde no, un puesto que trasciende las cicatrices de lo personal.

Y, por ello, se echa en falta una respuesta firme y unánime de todos los grupos políticos, en uno y otro caso, para que este tipo de violentos altercados no se vuelvan a producir, en particular porque estamos a un paso de las elecciones municipales.

En absoluto puede haber tabla rasa cuando se trata de ofrecer respuestas sacadas de contexto respecto a acciones igual de despreciables como las cometidas estos últimos días con los alcaldes de O Salnés.

No vale todo en política. La agresividad social, incluida la que ejercen algunos cargos, debe desaparecer del marco institucional pues hay muchos más asuntos de los que hablar que efectivamente sí importan a todos los ciudadanos.

Porque en esencia se está faltando a las bases de la democracia, en un momento en el que se necesita que todo el mundo trace una dirección única para seguir hacia adelante, y ponerle freno a acciones que, salvadas las distancias, recuerdan otros mundos y a otro tipo de políticas.

Estas, por responsabilidad, hay que cortarlas de raíz.

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