Con estas cosas nunca se sabe, pero todo apunta a que, después de dos años malos, el que viene va a ser de abundancia”. Quienes así se manifiestan son los pescadores que, popularmente conocidos como valeiros, operan en el río Ulla, a la altura de Pontecesures.
Es allí donde largan sus nasas butrón para capturar lamprea; uno de los peces más demandados y caros de la alta cocina, de ahí que las primeras unidades puedan alcanzar hasta 150 o 250 euros y que, dependiendo de la mayor o menor cantidad disponible, así como del tamaño, puedan comercializarse, después, entre 25 y 50 euros, la pieza.
Desde el 3 de enero
Será desde el día 3 de enero y hasta mediados de abril cuando una docena de embarcaciones de las cofradías de Carril y Rianxo se dediquen a la captura de este primitivo y cartilaginoso pez, el cual se ha convertido en uno de los símbolos más característicos y representativos de Pontecesures, donde, si la lamprea abunda, se organiza una fiesta en su honor.
A la espera de acontecimientos, los pescadores consultados afrontan con optimismo estos últimos días de actividad antes de centrarse de lleno en ese escurridizo pez, cariñosa y popularmente conocido como “dama del Ulla”, que remonta este caudaloso río para desovar.
Cuando el temporal permitió entrenar a los niños del club de piragüismo, algunos ya vieron lampreas nadando a su lado y remontando el río
Se sabe que, para encontrar sus zonas de desove, se orienta por el agua dulce que desemboca en la ría y llega hasta el Atlántico, de ahí que sea importante un caudal elevado en ríos como el citado.
Buen caudal
Y no cabe duda de que, tras las lluvias de las últimas semanas, ese caudal es lo suficientemente importante como para propiciar la ansiada llegada de las lampreas.
Una especie que, según los valeiros, “ya está aquí, pues cuando el temporal permitió entrenar a los niños del club de piragüismo, algunos ya vieron lampreas nadando a su lado y remontando el río”.
Viento del norte
Es esto lo que les hace indicar que, “con tanta agua en el Ulla, solo falta que vengan unos días de viento del norte, que salga el sol y que las corrientes nos dejen trabajar tranquilos, sin destrozar nuestros aparejos, para así poder disfrutar de una campaña que puede resultar fantástica”.
Otros apuntan que “después de la pandemia y de dos años malos, la gente tiene muchas ganas de lamprea, de ahí que los dueños de algunos restaurantes empiecen a realizar ya los primeros pedidos de mercancía”.

“En mi caso tengo reservadas las primeras piezas de la temporada, ya que en un conocido restaurante especializado en lampreas con el que suelo trabajar las están esperando como agua de mayo porque se las reclaman los clientes”, apostilla uno de los pescadores.