El derribo del cruceiro de Vista Alegre en Cobas llega en marzo a los tribunales

El monumento sufrió daños en unas obras y se derrumbó debido al temporal “Elsa”

Cruceiro roto en Cobas (Meaño) tras el temporal Elsa en 2019

Cruceiro roto en Cobas (Meaño) tras el temporal Elsa en 2019 / INAKI ABELLA DIEGUEZ

T. Hermida

La reconstrucción y reposición del cruceiro de Vista Alegre en Cobas, caído en diciembre de 2019, queda abocada a la decisión del juzgado, por la controversia con la empresa de una obra pública que con un golpe, en verano de aquel año, debilitó la estructura propiciando a la postre su derrumbe unos meses después. Así lo explicaba, a preguntas de lo oposición, el edil Ramón Alfonso en el último pleno quien, precisaba, “el juicio está previsto para marzo del próximo año”.

Fue en el verano de 2019, cuando una minipala de la empresa, que trabajaba entonces en labores de colocación de bandas reductoras de velocidad la carretera de Cobas, provocó un accidente al impactar con el pedestal del cruceiro, ladeando su estructura y provocando una fractura en el varal, hecho este atestiguado por los vecinos colindantes.

Aún así, el fuste pudo mantenerse en pie merced a una varilla metálica interna que comunicaba con la cruz. Aquellos hechos, fueron denunciados en aquel mes de julio por los vecinos en el Concello que, a través de la Policía Local, procedió a precintar la zona con cinta delimitadora.

Pero al final de diciembre de aquel año se registró la tormenta “Elsa” que le dio el golpe de gracia a la estructura renqueante, cuyo varal de 2,30 metros y su cruz de 200 kilogramos de peso, se precipitaron aquella noche al suelo con un gran estruendo, aún sin causar daños personales. Sí se produjeron en los materiales, seccionando el varal a la altura de un metro y, la parte caída, partida en dos trozos, mientras la cruz se había hecho añicos.

El cruceiro de Vista Alegre era uno de los más monumentales del municipio. En origen contaba con cuatro grandes escalones cuadrangulares, coronados por un pedestal en el que se anclaba el varal. La basamenta perdió altura tras las obras de la carretera a finales de los 90, que lo redujo a dos escalones. El pedestal, con aristas muertas tenía en el frente una inscripción, hoy ilegible. Sobre este asiento, se erigía un varal de 2,30 metros de altura con sección octogonal que se coronaba con un capitel corintio y hojas de acanto.

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