El instrumento de Arcos con un lenguaje universal

Diferencia la muerte de un hombre, una mujer o un niño | Tocan a rebato en caso de peligro

El campanero de San Miguel de Dimo toca en la torre  | // IÑAKI ABELLA

El campanero de San Miguel de Dimo toca en la torre | // IÑAKI ABELLA

Antonio Touriño

Antonio Touriño

La preservación de los Camiños de Santiago ha posibilitado el buen estado de los campanarios de sus iglesias, unas estructuras en peligro en muchas localidades españolas y también de pequeñas poblaciones de Ourense y Lugo donde se observan varios tejados “a punto de caer”. Lo subraya José Enrique López Ocampo, la última generación de los campaneros de Arcos da Condesa quien expresa su deseo de que nunca se pierda esta tradición del toque manual de las campanas, una de las formas de comunicación más antiguas en pueblos y grandes ciudades.

Miguel controla dos cuerdas durante el acto de ayer.   | // FDV

Los campaneros de Catoira festejan la declaración. | // FDV

Su “obradoiro” es uno de los más antiguos de España. “Desde 1630, casi 400 años, llevamos haciendo campanas para toda España y seguimos teniendo encargos de muchos lugares; en este este momento estoy con los moldes para una de Ortoño de 250 kilos y otras dos más pequeñas para Campo Lameiro y Monterroso”.

Pero su taller ha tenido encargos mucho más sonados, entre ellos las dos campanas que a principios de 2000 repicaron en la catedral de La Almudena durante la boda del actual rey Felipe VI con Letizia. O las que todavía hoy suenan en la catedral de Mondoñedo, en la concatedral de Vigo o en varias iglesias de Barbanza, sin olvidar la que luce en la espadaña de las Torres do Oeste de Catoira.

Es por ello que el único taller de fabricación de campanas de Galicia es hoy un referente para garantizar la pervivencia de un medio de transmisión que el presidente de la Asociación de Campaneros de Galicia José Andrés Barreiro Garrido defiende, con enorme vehemencia, y aboga por recuperar y preservar.

Otro momento del toque de campanas en Catoira.   | // FDV

Ocampo con los moldes de las campanas de Arcos da Condesa. | // FDV

Y es que el lenguaje de las campanas, además de emocionar, es tan variado, rico y universal que requiere de un estudio pormenorizado, en tanto que hoy sigue siendo un muy buen sistema para advertir a la población de cualquier necesidad en el caso de que se produjese “una caída de las redes informáticas”. Unas campanadas con las que se puede anunciar un hecho alegre o triste, un acontecimiento especial, un riesgo o incluso las horas del día. Miles son los toques distintos que están documentados en el Camiño de Santiago, como expone el experto, pero otros han desaparecido sin remisión.

Toques diferentes

Así destaca la necesidad de conservar los códigos de unas campanas que tanto avisan de una defunción en la parroquia, con toques diferenciados para hombre o mujer y que incluso tienen un sonido especial cuando fallece un niño, o “toque de anxiño”. Varían de uno a otro lugar aunque lo habitual es que cuando muere una mujer suenen tres campanadas grandes, una pequeña, seguida de tres grandes. Y cuando es un hombre, dos grandes, una pequeña...; y si es un niño “la cadencia del repenique es mucho más suave”, controlando el volumen de la campana.

Pero también se anuncia la hora con el “toque de alba”, consistente en 33 golpeos seguidos; el de “ángelus”, a mediodía con tres veces tres toques unidos por silencios para la oración del Ave María y que finaliza con un repenique. También el toque a Rosario en el que los labradores se arrodillaban al oir las campanas, el toque de ánimas o el toque a misa, uno de los más largos.

El "tente nublo" para anunciar una tormenta

Cuando se trata de una advertencia, como el caso de un incendio, “se toca a rebato en la campana mayor durante 15 minutos” o “las dos campanas a la vez a gran velocidad”. Otro toque aún conocido es el “tente nublo” con el que se avisa de una tormenta o mal tiempo al ritmo de la estrofa “tente-trono.tente tu-que Deus pode-mais ca tú”, a modo de regla pnemotécnica.

Y como curiosidad el desaparecido “toque a parto” cuando se advertía de un nacimiento difícil y se pedía a los vecinos que orasen por la gestante.

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