El resurgir de los caballos salvajes en O Castrove y Xiabre

Vecinos de Meis y Catoira trabajan para revitalizar la presencia de "bestas" en los montes arousanos

Una pequeña manada de caballos en el monte Castrove. |   // IÑAKI ABELLA

Una pequeña manada de caballos en el monte Castrove. | // IÑAKI ABELLA / Anxo Martínez

La presencia de caballos criados en libertad cayó en picado durante la última década en las dos grandes sierras que flanquean O Salnés, las de O Castrove y Xiabre. En la primera, a finales de los años 2000 había en torno a 150 cabezas de ganado, pero actualmente solo quedan unas 60. En Xiabre, incluso desapareció la “rapa” que se hacía en Catoira. Sin embargo, vecinos de ambas zonas luchan ahora por revitalizar este tipo de ganadería.

En O Castrove, un grupo de ganaderos ha proyectado el cierre de varias parcelas extensas para poder tener en ellas los caballos, sin el peligro de que desciendan al valle y causen daños en los cultivos de los vecinos o de que irrumpan en una carretera y causen un accidente.

Esteban Outeda, portavoz del colectivo, explica que a principios de otoño tuvieron una reunión con las directivas de varias comunidades de montes (necesitan la cesión de los terrenos, antes de poder cerrarlos), y que se comprometieron a presentarles un proyecto. “Nos lo está haciendo un ingeniero agrónomo con experiencia en este tipo de trabajos, y nuestra intención es poder entregárselo a las comunidades antes de que termine este año o a principios del que viene”, declaró Outeda.

Imagen de archivo de la "rapa das bestas" de O Castrove

Imagen de archivo de la "rapa das bestas" de O Castrove / GUSTAVO SANTOS

En el caso de Xiabre, también hay un grupo de ganaderos con ganas de revitalizar la presencia de “bestas” en el monte. Son en su mayoría vecinos de Catoira, y se han puesto en contacto con representantes políticos para que les echen una mano, entre ellos el portavoz del PP, Iván Caamaño. Entre sus planes figuran crear una asociación y recuperar el “curro”, que no se celebra desde hace años.

Unos y otros tienen en común su interés por evitar la decadencia del caballo salvaje en O Salnés y Ullán, que parece imparable desde hace unos años, causada, entre otros factores, por el creciente malestar de los agricultores que padecen daños cuando los animales bajan del monte, o el peso de la burocracia.

Investigación universitaria

Dos investigadores de la Universidade da Coruña, Laura Lagos y Jaime Fagúndez han publicado un trabajo científico en la revista “Biodiversity and conservation”, en el que concluyen que, “los caballos salvajes, también conocidos como bestas, son indispensables para conservar la biodiversidad de las montañas de Galicia”.

El proyecto tuvo una duración de cinco años, durante los cuales los científicos hicieron un seguimiento a 29 yeguas que marcaron con dispositivo GPS en la sierra de O Xistral, al norte de la provincia de Lugo, y en los montes de Sabucedo (A Estrada). Gracias a los dispositivos realizaron un seguimiento exhaustivo de la localización de cada una de ellas, para conocer de este modo la interacción de las manadas o el efecto que las “bestas” tienen sobre la vegetación de cada lugar.

Esteban Outeda, con un caballo suyo que sufrió heridas tras un ataque de lobos

Esteban Outeda, con un caballo suyo que sufrió heridas tras un ataque de lobos / Noe Parga

Finalmente, concluyeron que la pervivencia de la vegetación autóctona de las montañas gallegas depende en gran medida de los caballos salvajes, ya que estos animales, a través de la dieta, “limitan el desarrollo de la vegetación y favorecen que sobrevivan especies de plantas sensibles”. Sin embargo, anotan otro aspecto que puede ser controvertido, pues indican que cuando se limita la acción de los caballos mediante el cierre de parcelas, se pierden una gran parte de los beneficios sobre el ambiente. Esto se debería a que los ganaderos acostumbrar a soltar más cabezas, “y se produce un desequilibrio en la organización espacial de las manadas, provocando un solapamiento entre ellas y aumentando la presión por consumo de plantas”.

Evitar conflictos

“En parte tienen razón y en parte no”, manifiesta Esteban Outeda cuando se le pregunta por las conclusiones de los dos investigadores de la universidad herculina. El ganadero plantea que los efectos beneficiosos de los caballos mostrencos sobre el monte son innegables y conocidos por toda la población. “Los animales hacen gratis un desbroce que si se contrata a una empresa cuesta muchísimo dinero. Está comprobado que donde hay animales hay menos maleza y menos incendios”.

Sin embargo, no está de acuerdo con la apreciación de que la creación de parcelas en la montaña limite los aspectos beneficiosos, ya que la idea pasa por dotarlas de una extensión amplia, y los caballos seguirán en un hábitat natural. Además, Outeda apela a la necesidad de tomar medidas para evitar los conflictos que periódicamente se producen cuando un animal entra en la finca de un vecino o irrumpe en una carretera y provoca un accidente. Para este vecino de Armenteira, de hecho, la posibilidad de disponer de un espacio acotado para las “bestas” es tan prioritario para ellos que difícilmente podrán incrementar la cabaña sin dicho proyecto.

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