Más de 250 alegaciones para modificar el restrictivo plan de protección de Areoso

La mayor parte de ellas se refieren al cupo de personas que podrán acceder al islote, especialmente en temporada alta | El objetivo es que el documento entre en vigor en verano

El islote Areoso lleva años aguardando por una normativa proteccionista.

El islote Areoso lleva años aguardando por una normativa proteccionista. / Noé Parga

A. G.

Un total de 258 alegaciones y sugerencias. Esa es la cantidad de reclamaciones que está analizando la Consellería de Medio Ambiente en estas semanas para acabar de perfilar la Orden de Protección para los islotes Guidoiros y Rúa, una restrictiva norma que tiene como principal objetivo recuperar el islote Areoso, que se encuentra seriamente degradado por los efectos de las mareas y por la presión turística que sufre cada verano.

La mayor parte de las alegaciones se centran en la cantidad de personas que van a poder acceder al islote cada día, fijadas en la orden, salvo que sea modificada a raíz de las alegaciones, en tan solo 50 en dos turnos, de mañana y tarde. Esta alegación proviene sobre todo de las empresas turísticas y de ocio que se dedican a llevar personas hasta Areoso para que puedan disfrutar de su valor paisajístico y patrimonial. Todas esas empresas entienden que se debe buscar un punto de encuentro entre la protección natural del islote y la actividad económica que se desarrolla en torno a Areoso, por lo que la cifra debería de incrementarse, al menos, hasta los 250 visitantes en cada turno, algo que apenas causaría un impacto importante en el islote. Además, las entidades económicas también tenían muchas dudas sobre el reparto de las plazas, temiendo que tan corto número pudiese provocar una “guerra” entre las empresas de ocio y tiempo libre que tienen el islote entre sus destinos principales.

Otro sector que ha cargado contra la orden es el de la pesca recreativa debido a la gran superficie de agua en la que se va a prohibir su presencia, algo que consideran un perjuicio enorme al no entender “que daño puede causar una lancha con dos personas usando una caña en un espacio natural”.

Los ecologistas también han aportado varias sugerencias y alegaciones para un plan que, entienden, está bien pensado, pero que todavía puede mejorarse. Esas sugerencias se centran en solicitar el cambio de lo que se denomina “temporada alta”, que en la orden se inicia durante la Semana Santa. Para los ecologistas sería muy importante que la temporada alta se aplazase hasta finales del mes de julio, período en el que finaliza la época de cría del chorlitejo patinegro, evitando así que la etapa con mayor número de visitantes pudiese influir en el crecimiento de esta especie en riesgo de desaparición.

El objetivo con el que se diseñó la orden era acabar con los graves problemas que provoca la masificación en un hábitat tan frágil como es el islote, además de regular también el tráfico marítimo por los alrededores del mismo. La intención es responder cuanto antes a las alegaciones para que la orden continúe con su tramitación y pueda entrar en vigor en la próxima Semana Santa. Estas limitaciones son algo que A Illa venía reclamando desde hace muchos años, sobre todo después de ver el cariz de degradación que estaba tomando el islote en los últimos tiempos.

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