Los socios de Sito Miñanco: mafias de la droga de Inglaterra y Países Bajos

El fiscal defiende en su escrito de acusación que el cambadés cofinanció sus operaciones con otros grupos criminales

Nave de Armenteira vinculada a Pérez Lago, que ardió en abril de 2019. |   // NOÉ PARGA

Nave de Armenteira vinculada a Pérez Lago, que ardió en abril de 2019. | // NOÉ PARGA / A.Martínez

En el escrito de conclusiones provisionales que el fiscal antidroga presentó esta semana por la “Operación Mito” figuran nombres como los de Raymond Van Rij, Robert Miller, Ronald Sanders o Martinus Gommans. Son, todos ellos, personas a las que la policía sitúa como presuntos miembros destacados de los cárteles de la droga de Liverpool (en el caso de Miller), y de Países Bajos, los demás. El fiscal considera probado que todos ellos hicieron negocios con el cambadés José Ramón Prado Bugallo, “Sito Miñanco” entre 2016 y 2018, periodo temporal en el que la policía le pisó los talones.

Según la Fiscalía, Sito Miñanco trató de introducir al menos dos gigantescos alijos de cocaína en 2017, y eso presuntamente le obligó a aliarse con otras organizaciones europeas de narcotraficantes. Raymond Van Rij es el hombre con el que supuestamente mantuvo los contactos más estrechos, y en el escrito de acusación se enumeran incontables reuniones entre Sito y el neerlandés, sobre todo en poblaciones andaluzas, como Algeciras o Puerto Banús.

Sito Miñanco, a su llegada a los juzgados de Pontevedra

Sito Miñanco, a su llegada a los juzgados de Pontevedra / GUSTAVO SANTOS

Ambos lideraron, presuntamente, el alijo del “Thoran”, el remolcador con bandera de Comores que transportaba bajo una plancha de la cocina más de 3.300 kilos de cocaína. En el relato de esta operación frustrada aparece también el nombre de Robert Miller, supuesto miembro de la mafia inglesa, cuya misión será actuar como “notario” en el transporte de la droga que sus jefes habían ayudado a pagar. Para ello, el británico se embarcaría en una planeadora con pilotos arousanos, e iría con ellos al encuentro del “Thoran”. Pero el abordaje policial del remolcador frustró la salida.

Contenedor en Países Bajos

El abordaje del “Thoran” se produjo a principios de octubre de 2017. Para entonces, esta operación ya se había convertido en un martirio para Sito Miñanco. Según los investigadores, había empezado a trabajar en ella en diciembre del año anterior, pero por una razón u otra no había hecho más que retrasarse.

Pero el cambadés no se daría por rendido, y según el fiscal antidroga preparó un segundo alijo, este un poco más modesto que el anterior, de 600 kilos de cocaína. El sistema de llegada a Europa también era distinto, pues en esta ocasión se optó por la introducción mediante un contenedor marítimo. Pero también fracasó, generando unas pérdidas de 600.000 euros a la presunta organización de Prado Bugallo.

El escrito del Ministerio Público relata acto seguido los esfuerzos titánicos de la banda por obtener liquidez y enumera una serie de encuentros con otras organizaciones criminales para realizar trasvases de dinero en efectivo. En uno, celebrado en las inmediaciones de un restaurante de Fuengirola, el grupo de Sito Miñanco habría recogido de Ronald Sanders entre 650.000 y un millón de euros.

Cuando el cambadés fue detenido, el 5 de febrero de 2018, en su chalé de Algeciras la policía localizó 375.000 euros, según el escrito del fiscal.

El fiscal pide 18 años de cárcel para Pérez Lago

En el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional se sentarán 48 personas. La acusación se dirige igualmente contra cinco sociedades, entre ellas Astilleros O Facho y la inmobiliaria San Saturnino, históricamente vinculadas a la familia de Sito Miñanco.José Ramón Prado Bugallo es el presunto líder de la organización, y el fiscal pide para él 31 años de cárcel (18 por narcotráfico, nueve por blanqueo, y cuatro y medio por falsificación documental), y multas por valor de 950 millones de euros.Pero en la supuesta trama hay más arousanos. Uno de los más conocidos es David Pérez Lago, hijastro de Laureano Oubiña. Según los investigadores, Pérez Lago se encontraba en un tercer escalafón jerárquico, y aunque participaba en numerosas reuniones relevantes, no tenía un gran peso en las negociaciones ni en la toma de decisiones.

David Pérez Lago

David Pérez Lago / RAFA VAZQUEZ

Presuntamente, puso a disposición de la banda una nave industrial que tenía en un apartado paraje de Armenteira, y que ardió en abril de 2019 en extrañas circunstancias. En su interior había vehículos y embarcaciones.El fiscal pide para Pérez Lago 18 años de prisión, 11 de ellos por narcotráfico, cinco y medio por blanqueo, y 18 meses porque según la instrucción la policía le intervino un arma.En las conclusiones provisionales del fiscal también se cita a algunos arousanos vinculados a las empresas de Sito Miñanco, y que trabajarían para él poniendo a punto las embarcaciones, como pilotos de planeadoras o realizando tareas de contra vigilancia. José Manuel Costa Rial se sentará en el banquillo de los acusados y se enfrenta a una petición de pena de 11 años y seis meses de cárcel. Para Ramiro Somoza Núñez se solicitan doce años de prisión, y para Marcos Prado Galiñanes, diez años y medio. Entre todos los procesados, se enfrentan a unos 500 años de cárcel.

750.000 euros por un sistema de encriptado

La acusación refiere que Sito Miñanco concedía una importancia capital a las medidas de seguridad, para evitar ser descubierto. Pedía, presuntamente, a sus hombres que utilizasen locutorios o cabinas de teléfono para sus comunicaciones, y les proporcionó teléfonos con carísimos programas de encriptado. En una ocasión, llegó a pagar 750.000 euros por un sistema de protección de las comunicaciones que, sin embargo, le dejó muy mal sabor de boca, pues según la transcripción de las escuchas telefónicas, su funcionamiento a la hora de la verdad dejó mucho que desear.

Los investigadores argumentan asimismo que la banda disponía de hasta una veintena de coches para que sus desplazamientos pasasen inadvertidos, así como de un buen número de lugares de reunión, entre ellos una vivienda de Baiona, un chalé de O Rial (Vilagarcía) o una nave industrial de Madrid.También se citan un ingente número de reuniones de trabajo, que a menudo se hacían en restaurantes y hoteles de Madrid, Andalucía y Galicia.

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