Lara Castro Díaz es una grovense de 25 años que estudió Arquitectura Técnica e hizo un máster en BIM, la metodología de trabajo que permite crear y gestionar un proyecto de construcción o edificación mediante el 3D y la tecnología inteligente. Desde hace un par de años trabaja en un estudio de arquitectura y ahora cobra protagonismo porque ha sido galardonada.
Más concretamente, se le ha concedido uno de los premios del Consello Galego de Colexios de Aparelladores e Arquitectos Técnicos, que un año más ha querido reconocer los mejores trabajos de fin de grado en la Escuela de Aparejadores de A Coruña.
El de Lara Castro fue un proyecto para la rehabilitación de la Casa da Cultura Manuel Lueiro Rey, en Monte da Vila (O Grove), el cual tuvo como tutor al doctor arquitecto Francisco Javier López Rivadulla.
Una idea de hace años
De este modo la joven meca consiguió plasmar una idea que le surgió hace unos años, “cuando se empezaba la obra del nuevo Auditorio Municipal Escuela de Música”, situado justo al lado de la Casa da Cultura Manuel Lueiro Rey.
Unas instalaciones, estas últimas, que además de albergar la Biblioteca Municipal “estaban siendo utilizadas para organizar exposiciones y charlas, ofrecer obras de teatro” y otras actividades similares.
“Con la construcción del Auditorio justo enfrente, todas esas actividades pasarían a este nuevo edificio, por lo que al final el uso principal de la casa de la cultura es el de Biblioteca”, reflexiona Lara Castro Díaz.
Instituto Monte da Vila
Y como grovense que es, sabe que el instituto también está al lado, y que “la zona de estudio que hay actualmente se queda pequeña”.
Así, convencida de que “tendría mucho más uso si hubiese más espacio, ya que el existente se llena pronto, sobre todo en época de exámenes”, lo que planteó en su proyecto de fin de grado fue aprovechar todo el edificio de la Casa da Cultura “como sala de estudio y biblioteca”, teniendo en cuenta, insiste, que “el resto de actividades culturales se pueden hacer en espacios más grandes con el nuevo Auditorio”.
Con la construcción del Auditorio justo enfrente, todas esas actividades pasarían a este nuevo edificio, por lo que al final el uso principal de la casa de la cultura es el de Biblioteca
Y eso no es todo, sino que “aprovechando el cambio de uso”, la joven arquitecta grovense plantea en su proyecto “una mejora energética” que pasa por “renovar las instalaciones y mejorar la envolvente térmica”, es decir, fachadas, ventanas y techos.
Ya había pensado en el ascensor
Todo ello se completa con una mejora de la accesibilidad, para lo cual en el proyecto propuso “eliminar una de las entreplantas y colocar un ascensor”.
Se trata, en consecuencia, de una serie de ideas que, quizás, alguien puede aprovechar algún día. Y eso sería para Lara Castro un modo de seguir viendo como sus sueños se hacen realidad.
Cuando se le pregunta si le gustaría que fuera así y se acometiera la reforma que proyectó para la casa de cultura, no duda en contestar que “por supuesto que sí”, convencida de que “se aprovecharía mucho más el edificio”.
De todos modos, es consciente de que “hace unos años ya se hizo una reforma interior para mejorar la accesibilidad, y ya se colocaron rampas y un ascensor”.
Su proyecto era anterior a esa reforma, “pero entre la pandemia y la necesidad de compaginarlo con el trabajo se ha ido retrasando la presentación hasta hace unos meses”, argumenta.
En cualquier caso, una buena parte de su proyecto, la que se centra en ampliar la biblioteca y dar mejor servicio a los jóvenes y, muy especialmente, a los alumnos del instituto, sí es aprovechable.
