Las carreteras son un importante foco de contaminación acústica, especialmente aquellas que tienen más tráfico o las que son muy utilizadas por los camioneros. Para corregir esta situación, la Xunta de Galicia ha sacado a exposición pública el plan de acción contra los ruidos en la red autonómica de viales, y la creación de zonas de servidumbre acústica. Ambos documentos pueden consultarse en la web de la Consellería de Infraestructuras o en las sedes físicas de dicho departamento hasta mediados de diciembre. En ese mismo plazo pueden presentarse alegaciones.
La Xunta ha identificado 16 puntos en carreteras que pasan por municipios de O Salnés y Ullán en los que se pueden superar los umbrales máximos de ruido. Varios de ellos se concentran en la antigua Comarcal 550, un vial que atraviesa el territorio de norte a sur, y que comunica poblaciones como Pontecesures, Catoira, Vilagarcía, Vilanova, Cambados o Meaño.
Esta carretera, desde hace unos años, ha adoptado una nueva nomenclatura, pues se ha subdividido en varios tramos. El primero de ellos se corresponde con la actual PO-548, y los técnicos de la Xunta han identificado dos puntos sensibles en materia de contaminación acústica. El situado en la confluencia entre Pontecesures y la PO-102, y que afecta a los municipios de Pontecesures y Valga.
El Mapa Estratéxico de Ruidos que la Xunta aprobó en septiembre de 2021, y que se elaboró con los datos de circulación de 2018, identifica otro tramo conflictivo, este de más de once kilómetros de longitud, que empieza en la glorieta de Catoira y que finaliza en la del Puerto de Vilagarcía.
Siguiendo con esta misma arteria, la PO-549 enlaza Vilagarcía con Cambados, y las mediciones de la Xunta han aconsejado poner el foco en los cuatro kilómetros y medio de distancia que hay entre la conocida como rotonda del Vial del Puerto y Caleiro, en el vecino municipio de Vilanova.
Ya en Cambados, la Xunta propone adoptar medidas correctoras en dos puntos de la PO-550. Uno es la avenida de Vilariño (el tramo comprendido entre la rotonda de la vía rápida y el centro urbano), y el otro va desde el casco hasta Vilalonga. En este último, la servidumbre acústica es de algo más de 9.300 metros de longitud.
Vías de alta capacidad
Las vías de alta capacidad son un foco muy relevante de ruido, debido a su densidad de tráfico. Así, los mapas de la Xunta abogan por establecer una servidumbre acústica en los casi 19 kilómetros de la Autovía do Salnés (de Curro a Sanxenxo); en los casi nueve que comprende la vía rápida de Sanxenxo a A Lanzada; en los cuatro y medio que van desde la salida de la Autovía do Salnés hasta la rotonda de Vilariño (la vía rápida de Ribadumia y Cambados); o los ocho de la vía rápida de Cambados a Vilagarcía.
Otras carreteras con elevados niveles de ruido son la PO-300 (Cambados-Mosteiro), siendo un tramo especialmente complicado el que media entre los polígonos industriales de Sete Pías y Cabanelas y la rotonda de Vilariño, debido al paso habitual de transportes pesados. También se recomienda vigilar la salida de la vía rápida de Vilagarcía hacia Vilanova y A Illa, y la PO-307, que es la carretera que va de Deiro a A Illa.
La PO-531 (Pontevedra-Baión) es una de las carreteras convencionales con más tráfico de toda Galicia
Es también sensible la PO-531 (Pontevedra-Vilagarcía), en un tramo de 18 kilómetros que pasa por los municipios de Vilanova y Meis, entre otros. Hay que tener en cuenta que esta es una de las carreteras autonómicas con más tráfico de Galicia.
En una situación similar, pero sobre todo durante los meses de verano, se encuentran algunos viales de la costa, como la PO-308 (Pontevedra-Sanxenxo); la PO-316 (A Lanzada-O Grove); o el enlace de Sanxenxo hacia la Autovía do Salnés.
Desde asfalto fonoabsorbente a más zonas 30
La finalidad de este plan contra la contaminación acústica es la de identificar los tramos de carreteras donde es más complicado cumplir los objetivos de calidad sonora, y en segundo lugar, proponer actuaciones correctoras. Para esto último, la Xunta de Galicia anunció a principios de mes, coincidiendo con el inicio de la exposición pública del plan, una inversión de 7,8 millones de euros. Las actuaciones que se pueden llevar a cabo para rebajar las emisiones de ruido son heterogéneas. Algunas están orientadas al foco causante, ya sea la carretera en sí o los vehículos.
Entre estas se encuentran rebajar la velocidad máxima, estableciendo más zonas 30 o prohibiendo los adelantamientos; restringir el paso de camiones por dicha vía, o limitarlo a unas horas determinadas; o fomentar las circunvalaciones. Otras opciones que se manejan en el plan son la supresión de las controvertidas barreras transversales que se usan para calmar el tráfico, pero que acostumbran a causar mucho ruido, o sustituir el pavimentado en mal estado por otro nuevo o fonoabsorbente.
Otra medida a la que suele recurrir la administración, sobre todo en los tramos interurbanos y en las vías de alta capacidad, es la instalación de pantallas acústicas en los márgenes de la calzada. Finalmente, se aboga por acciones que afectan directamente a los emisores, como la recomendación de mejorar el aislamiento acústico en aquellos edificios que estén junto a las carreteras. Esta recomendación es especialmente relevante en el caso de los servicios públicos, como hospitales y ambulatorios, residencias de mayores o colegios.
Los tramos identificados por la Xunta como los más susceptibles de superar el umbral de ruidos son aquellos que tienen más de tres millones de circulaciones al año. En Arousa son numerosos los que cumplen este requisito debido a su dispersión poblacional.
