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El BDRI completa un programa educativo para 92 estudiantes de 15 países

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El BDRI en 2022: Delfines, ballenas, marsopas y 92 estudiantes de 15 países Manuel Méndez

El Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI, por las siglas en inglés de Bottlenose Dolphin Research Institute), ha completado un nuevo programa educativo, desplegado desde enero en O Grove.

Esta vez la acción formativa del centro que dirige Bruno Díaz López permitió formar a 92 becarios de quince países diferentes, desplazados a la localidad arousana para desplegar todo tipo de acciones de investigación relacionadas con los mamíferos marinos de Galicia.

El seguimiento, fotoidentificación y estudio de los delfines, tanto mulares como comunes, junto con el de las marsopas, nutrias y ballenas, entre otras especies, centró el trabajo realizado por esos estudiantes, claramente enfocado hacia la conservación de la biodiversidad.

Aunque este año prestando especial atención a las acciones de valor científico ligadas a las ballenas azules, al cambio climático, la contaminación de las aguas y todo tipo de elementos que, de un modo u otro, pueden incidir en la preservación del medio marino.

Dentro y fuera de la ría de Arousa

Una labor desplegada por alumnos y equipo técnico-científico del BDRI mediante jornadas de observación desde tierra firme, pero también a bordo de las embarcaciones del BDRI y estudiando en las aulas del centro cada foto, sonido y dato recopilado dentro y fuera de la ría de Arousa.

Imagen que muestra la interacción entre mamíferos marinos y ser humano. BDRI

“Hemos completado otra nueva y brillante fase de nuestro programa, el cual se centra en dos ramas fundamentales como son la de investigación y la de educación, y ninguna de las dos podrían existir sin la participación de nuestros estudiantes”, relata Bruno Díaz cuando da por finalizado el curso y despide a los estudiantes.

Desde enero

Jóvenes que empezaron a llegar a O Grove en enero, como sucedía en el caso de Anna, una joven natural de Letonia y estudiante en la University of Highlands and Islands (Escocia) cuyo objetivo era “adquirir experiencia en diferentes técnicas de recogida de datos para el estudio de los cetáceos”, teniendo en cuenta que en el futuro quiere estudiar el impacto de las actividades antropogénicas en el comportamiento y la ecología de los cetáceos, así como explorar más opciones para su conservación.

Un arroaz divirtiéndose entre bateas. BDRI

Con ella llegó Charlie, una joven procedente de Surrey (Inglaterra) que estudiaba en la Universidad de Plymouth y quería “mejorar sus conocimientos sobre los cetáceos, familiarizarse con la recopilación de datos y estudiar la dieta de las nutrias que viven en el puerto de O Grove, con el deseo de trabajar en el futuro en la problemática del plástico y la polución sonora en los océanos”, explicaba entonces Bruno Díaz.

Arroaces con intensa vida social

Desde entonces pasaron por O Grove y el BDRI otros noventa estudiantes, sobre todo europeos y americanos que pudieron comprobar, por ejemplo, que los delfines mulares (arroaces) son “animales con una vida social muy intensa que viven en complicados sistemas sociales, conocidos como sociedades de fisión-fusión, por lo que, al contrario de lo que en ocasiones se piensa, los delfines mulares no forman grupos estables”.

Esta es una de las conclusiones o reflexiones con las que se despide el curso 2022 del BDRI, donde, abundando en ello, detallan que, “al igual que los humanos y los chimpancés, que también viven en sociedades de fisión-fusión, los delfines no forman parte de un único grupo, ya que el número de individuos de cada uno va cambiando incluso a lo largo de una misma jornada”.

El regreso al puerto de O Grove tras una jornada de observación dentro y fuera de la ría. BDRI

Bruno Díaz argumenta que “cada delfín tiene ‘amigos’ con los que prefiere asociarse, ya sea porque han crecido juntos, porque están emparentados o, simplemente, porque les gusta hacer las mismas cosas”.

Desde que son crías

Y, abundando en ello, este doctor en Ecología por la Universidad de Burdeos remarca que “las relaciones sociales comienzan a crearse en los primeros años de vida y duran hasta la edad adulta”.

En base a esos mismos estudios, “hemos podido constatar que en Galicia no es sorprendente que las crías aumenten el tiempo que pasan separadas de sus madres a medida que se acercan al destete, y cuanto más social es la madre, más social suele ser su cría”.

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El estudio de los delfines en las Rías Baixas Manuel Méndez

Para terminar, el BDRI dice que a los estudios llevados a cabo “para investigar sobre la personalidad y la influencia del comportamiento en la vida social de cada delfín” se suman los centrados en “el desarrollo social de las crías y las posibles consecuencias de la sociabilidad para la supervivencia de los ejemplares”.

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