De igual manera que los episodios tóxicos son noticia a medida que se expanden e impiden el trabajo de bateeiros y mariscadores en las rías gallegas, también lo son cuando remiten y, sobre todo, cuando se alcanza una situación tan favorable como la actual, después de varios meses de inconvenientes.
A estas alturas puede darse por finiquitado aquel episodio tóxico que llegó a formar un inusual cóctel de biotoxinas y desde el verano frenó la actividad en la práctica totalidad de las bateas de mejillón.
Únicamente quedan cerrados los parques de cultivo flotantes pertenecientes a cuatro de los ocho polígonos de la ría de Pontevedra, como son el Portonovo C, Portonovo B, Bueu A1 y Bueu A2.
3.000 parques disponibles
Quiere esto decir que están abiertas, y disponibles para la extracción y venta de mejillón, si es que les queda producto comercial colgado de las cuerdas, alrededor de 3.000 bateas repartidas por las Rías Baixas y la de Ares-Betanzos.
Son alrededor de 2.200 bateas distribuidas en una veintena de polígonos localizados en la ría de Arousa, junto a casi medio millar de viveros correspondientes a una docena de polígonos de la ría de Vigo.
El Intecmar y los infaunales
Están operativos porque así lo ha determinado el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino de Galicia (Intecmar), cuyos resultados analíticos también permiten extraer mejillón en el centenar de bateas existentes en la ría de Muros-Noia y en otras tantas fondeadas en Sada, así como en las de Baiona y en las pontevedresas de los polígonos Cangas A, Cangas B, Bueu B y Portonovo A.
La situación es igual de positiva en los bancos de infaunales, es decir, lo moluscos que viven enterrados en el substrato, como la almeja, berberecho, navaja y longueirón.
Tanto es así que están abiertas absolutamente todas las zonas menos una pequeña parte de la ría de Vigo, clausurada en 2015.
