Los vecinos vieron por última vez a Fernando Durán Garrido a las 17.30 horas del 30 de abril. Sobre las ocho, el hombre envió desde su teléfono móvil un mensaje a su hija, y poco después apagó el terminal. Desde entonces, no se ha vuelto a saber nada de él. Su familia ha dejado de buscarle de forma activa, tras unas primeras semanas en las que peinaron los montes y la costa de las provincias de Pontevedra y A Coruña. Ya no saben por dónde seguir, y un hijastro del desaparecido explica que han fiado todas sus esperanzas a la posibilidad de identificar el lugar desde el que envió el mensaje a la hija. “Así tendríamos un punto de referencia para volver a buscar”, explica.
Fernando Durán tenía 65 años cuando marchó de su casa de A Modia (Vilariño, Cambados), al volante de un Volkswagen Passat Variant de color gris. Sus parientes se inquietaron enseguida, dado el cariz del mensaje que había enviado antes de que su teléfono enmudeciese, pero durante las primeras jornadas confiaban en que más pronto que tarde el hombre recapacitaría y volvería a casa.
Sin embargo, a medida que pasaban los días, crecía su inquietud. El hombre desapareció sin dejar rastro, y tampoco se ha vuelto a saber nada del coche. Al parecer, se fue con lo puesto y sin dinero en metálico, pero tampoco se detectaron movimientos con la tarjeta del banco.
Inmediatamente, los parientes del cambadés entendieron que la localización del punto desde el que envió su mensaje podía ser clave para centrar la búsqueda, y solicitaron autorización judicial para que la Guardia Civil pudiese seguir la pista del móvil de Durán. Pero la juez de Cambados denegó la solicitud, apelando al derecho a la privacidad del desaparecido, una persona adulta que se fue por sus propios medios.
El hijastro manifiesta que recurrieron esta decisión en la Audiencia de Pontevedra. “Estamos esperando a que resuelvan el recurso, pero por ahora no hay novedades”. La asociación SOS Desaparecidos le mantiene en su página de avisos, junto a otras ocho personas de la provincia de Pontevedra.