En la historia de personalidades políticas del último siglo -amén de la figura de Roberto Varela que fue conselleiro de Cultura-, Meaño cuenta con un político tan insigne como olvidado. Acaeció en la II República, en unos años en que la comunicación y la cultura rural estaban lejos de las altas esferas políticas cercanas al gobierno de Madrid.
Este insigne meañés ejerció como gobernador, diputado e incluso llegó a ocupar altos cargos de gobierno, para acabar siendo represaliado por la Guerra Civil con el exilio.
Su casona familiar, ahora en venta en Lores, guarda en sus entrañas parte de la historia de este egregio personaje, cuyo papel es necesario rescatar.
José Calviño Domínguez nació a finales del siglo XIX en Lores. Lo hizo en plena regencia de María Cristina (viuda de Alfonso XII y madre de futuro reyAlfonso XIII), cuando España se debatía en el turnismo y el sistema caciquil imperante.
Familia ilustre
Él era el mayor de tres hermanos -que completaban Manuela y María-, hijos del matrimonio de Claudio Calviño y María Domínguez. El padre, Claudio, había sido uno de los cuatro hermanos del linaje Calviño Cobas que, naturales de la parroquia de Amil (Moraña), se asentarán en el bajo Salnés a mediados del XIX: Manuel, médico que, hacia el año 1885, contrajo nupcias con Esperanza de Salazar y de Lis, de la pudiente familia de los Lis (que, cuando menos, doscientos años antes se afincara en Meaño en el conocido hoy como pazo de Lis en As Covas); Marcial, que se estableció también como médico en la localidad de Sanxenxo; y los hermanos José María y Claudio Calviño Cobas, que se radicaron en Lores, el primero como cura párroco y el segundo también como tercer galeno de la saga, como todavía se cuenta en la localidad.
Por su parte, la madre del protagonista, María Domínguez, formaba parte de una pudiente familia terrateniente en Lores. De hecho, el apellido Domínguez aún se mantiene hoy como uno de los más prolíficos en esta localidad. Aquel matrimonio se estableció en la casona solariega ubicada en el céntrico lugar de A Laxe, colindante con la actual carretera EP-9205 que atraviesa la localidad rumbo a Sanxenxo, y que marca la subida al promontorio de San Benito.
Aquel entronque entre Claudio Calviño y María Domínguez no hizo sino crecer el patrimonio de los Calviño, a quien en Lores se recuerda como la familia potentada que poseía las fincas de media parroquia.
A José Calviño, protagonista de esta historia, primogénito y varón de los tres hermanos, le fue legada la referida casona, que él mismo luego amplió. José había cursado la carrera de abogacía en la Universidad de Santiago, obteniendo la licenciatura de Derecho en el año 1913.
Entre 1918 y 1922, metidos en plena descomposición del modelo turnista, Calviño Domínguez ejerció como juez municipal de Meaño, puesto al que renunció luego para afincarse en A Coruña como procurador de los tribunales. A la par, colaboraba por esos años con los periódicos, “El Ideal Gallego” (A Coruña, periódico nacido en 1917) y el “Pueblo Gallego” (Vigo, 1929-1979), además de con la revista gráfica “Vida Gallega” (Vigo 1909-1938).
Fue en el año 1923 que José Calviño Domínguez contrajo nupcias con Dolores Iglesias Babé. Fruto del enlace nacieron las hijas María del Carmen (1925) y María Dolores (1927) Calviño Babé.
Desempeñó una prolífica carrera como jurista, político y periodista y perteneció a corrientes como las Irmandades Nacionalista Galega e Irmandades da Fala y, como tal, mantuvo estrechos contactos con Daniel Rodríguez Castelao, Otero Pedrayo, Vicente Risco o Antón Vilar Ponte, todos ellos de la Generación intelectual más importante que dio Galicia en aquel principio del siglo XX.
Con Casares Quiroga, Alcalá Zamora y llegó a formar parte del pacto de Lestrove, y llegó a formar parte de la dirección de la Formación Republicana Galega.
La otra rama pudiente
Durante su estancia en Francia, José Calviño contrajo cáncer, lo que le llevó a París procurando tratamiento. Cuando ya estaba enfermo y desahuciado, se le permitió regresar del exilio con su esposa y sus jóvenes hijas para morir en España, deceso que acaeció el 23 de enero de 1947 (a una edad de algo más de 50 años). Cumpliendo su última voluntad, su cadáver fue trasladado en tren a Galicia, para ser sepultado en el cementerio parroquial de su Lores natal. El legado de la casona de Lores lo recogen sus hijas, las hermanas María del Carmen (1935-2017) y Dolores (1927-2014) Calviño Babé, que en suma son las que han mantenido viva la historia de este personaje de la historia de España. Afincadas en Madrid, con la primera casada con el abogado bilbaíno Avelino de Eguía, y la segunda con Jaime Novia Jiménez, la familia al completo solía disfrutar sus vacaciones estivales en su casona de Lores, que era punto de encuentro para toda la familia. De María del Carmen y Avelino de Eguía nacieron cinco hijos: Begoña, José María, Berta, Eduardo y Carmen de Eguía Calviño. De la primera de ellas, Begoña de Eguía Calviño -afincada actualmente en Málaga- rescatamos esta página de la historia del que fuera su abuelo, José Calviño, el político meañés olvidado, y que decidió en última voluntad regresar de Madrid para que su cadáver fuera enterrado en el Lores que le viera nacer. En tiempo de la II República, en la Galicia rural mal comunicada, la labor de este personaje nunca fue conocida en Lores, ni si figura reivindicada. Así pues, realmente el municipio meañés no pudo ni empezar a olvidar lo que nunca conoció. Y desde aquí rescatamos su figura, que hace justo un siglo, ya en su papel de abogado, dejó de ser juez de paz en Meaño, para iniciar su andadura política, de tinte nacionalista, de mano de la Irmandades de Fala. En definitiva uno de los prohombres de la localidad arousana que merece ser recordado por su papel en la historia de España.
La casona de la familia se encuentra en venta
La casona solariega de los Calviño, una de las joyas arquitectónicas del municipio meañés, se halla en venta. Situada en el centro de Lores y erigida a mediados del XIX, responde a las posesiones de una de las ramas de la pudiente familia Calviño. Tras de si, una historia centenaria, y el haber sido en los 70 escenario de una película protagonizada por la actriz italiana Ornella Muti. La edificación cuenta con semisótano, dos plantas y bajocubierta. Dotada de techos altos, imponentes balcones, galería luminosa y terraza-mirador, aúna un total de 368 metros cuadrados. El semisótano había albergado en sus años bodega y leñera. A partir de ahí, se accede a la planta noble por una escalinata señorial que conduce a una entrada configurada por una portada en tres vanos, que aúna madera, forja y cristal. Tras ella se abre un amplio recibidor alicatado con ventana de grandes dimensiones coronada en arco de medio punto. Luego, en sus años señoriales, la planta albergaba comedor y cocina, estancia esta última por la que se ofrece un segundo acceso por naciente desde el camino de la parte alta de la Congostra.
En aquellos años, la segunda planta albergaba seis dormitorios. Añadido, sobre el vestíbulo de la primera, se abre una amplia galería acristalada. Este espacio mantiene aún hoy el viejo piano de pared, que antaño sonaba en la casona. Las dos plantas se coronan por el norte con sendas balconadas continuas y de grandes dimensiones que, sostenidas cada una por cuatro imponentes ménsulas, dotan al inmueble de ese aire aristocrático. Arriba, la planta del ático se completaba con dos dormitorios para el servicio doméstico y una espaciosa terraza-mirador que se mantiene aún hoy con vistas al mar (A Lanzada, A Toxa). En el exterior, por el norte y poniente, la casona cuenta con una finca dispuesta en varios niveles, amurallada con tapias de piedra que, al ser construidas por su parte del mediodía al bies, atesora un valor añadido. La hacienda cuenta con una amplia zona ajardinada, que alberga algunas especies centenarias, como una araucaria, un ciprés de grandes dimensiones, varias camelios y árboles frutales. La propiedad se completa con un vetusto hórreo de cinco claros, apostado en doce pies de piedra, más un monumental cruceiro que fuera trasladado al interior a mediados del siglo XX. Sin duda una de las casas solariegas más importantes del municipio y que se encuentra a la venta por diversos avatares, aunque son muchos vecinos que proponen que sea el Ayuntamiento de Meaño el que se haga con la misma por su singularidad.