Vilagarcía homenajea a Carlos Puga por hacer ciudad

Carlos Álvarez Puga es historia viva del asociacionismo de Vilagarcía. Su trayectoria es la antítesis del individualismo y del vecino atrincherado en el sofá de su casa. Miembro de A Cantarela, el Coro Liceo, la Orquesta de Pulso e Púa Arousa, el Xornal Criticón, veteranísimo paje en la Cabalgata de Reyes... su vida es un ejemplo de cómo se forja una comunidad. Por ello, sus compañeros y amigos, y el Ayuntamiento de Vilagarcía le rindieron el sábado por la noche un emotivo homenaje en el Auditorio, con la excusa de que Puga cumplirá 80 años este miércoles.

Durante dos horas se sucedieron las actuaciones musicales y las palabras de cariño hacia Puga. José Álvarez, presidente de la Coral y encargado del Auditorio; Pilar Garrido, que hizo las veces de conductora de la gala; Carlos Guerrero, Joaquín Rodríguez; la concejala de Cultura, Sonia Outón, y el alcalde, Alberto Varela, fueron solo algunas de las personas que subieron al escenario para elogiar la figura de Puga. Ya ayer, a media tarde, el homenajeado insistía en su agradecimiento al Ayuntamiento y a los colectivos por esta fiesta.

“El asociacionismo está en crisis. La gente sí se asocia a los colectivos, pero muy pocos están dispuestos a participar de forma activa o a coger un cargo directivo”

“Solo con la recepción que me hicieron en el Ayuntamiento ya me sentía feliz, todo esto ha sido demasiado”, afirmó. La gala estuvo repleta de momentos emocionantes, como cuando se rememoró la tuna de 1961 en cuya fundación participó Carlos Puga, o la recepción de los Reyes Magos.

Tampoco faltaron los regalos, entre ellos obras de arte y piezas de artesanía. La gala duró dos horas, que al final supieron a poco.

Asociacionismo en crisis

Carlos Álvarez Puga pertenece a una generación que creía firmemente en el asociacionismo. Hoy considera que la sociedad va por otros derroteros. “El asociacionismo está en crisis. La gente sí se asocia a los colectivos, pero muy pocos están dispuestos a participar de forma activa o a coger un cargo directivo”.

Cuenta, de hecho, que ya lleva 40 años al timón de la asociación micológica A Cantarela, y que hace tiempo que le gustaría que alguien le diese el relevo, pero siempre sin éxito. “A veces pienso que cuando yo me marche se acabará A Cantarela”, afirma con pena. Pero no es el único. “Pasa en muchos sitios. Hay muchos presidentes eternos de asociaciones que desaparecerán el día que ellos lo dejen”.

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