La presencia de la Policía Nacional no deja de aumentar en las calles de Vilagarcía, desde que el asturiano Luis Hombreiro Noriega tomó posesión como comisario.

Pero no solo se ve a más agentes, como ya explicó FARO DE VIGO hace meses, sino que también se constata una mayor efectividad en la lucha contra la delincuencia.

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Nos vamos de patrulla con la Policía Nacional de Vilagarcía Manuel Méndez

Prueba de ello es uno de los operativos desplegados este fin de semana, en el que se procedió a la detención de dos individuos por tráfico y/o tenencia de drogas, uno de ellos de 15 años.

El menor, que está relacionado con otros casos de gran relevancia policial acaecidos en los últimos años, fue puesto en libertad a la espera de ser llamado por el juzgado. Lo hizo tras prestar declaración en Comisaría, en presencia de su madre.

Detenciones éstas que se hicieron acompañar del levantamiento de actas por tenencia de sustancias estupefacientes y la interceptación de una buena cantidad de las mismas.

Y eso en una operación rutinaria realizada en únicamente dos bares de Vilagarcía, lo cual permite constatar que la lacra del consumo y venta de drogas sigue latente en la ciudad.

Intervención policial realizada en un céntrico bar de Vilagarcía en el que se interceptaron drogas y dinero, y donde se detuvo a dos hombres por venta y posesión de drogas (en la foto), uno de ellos de solo 15 años. M. MÉNDEZ

Cierto es que los agentes fueron "a tiro fijo”, ya que se dirigieron a esos dos locales por estar considerados “puntos calientes”; de esos que controlan casi a diario y en los que se organizan periódicas batidas.

Claro que son más, y en ellos se seguirán desplegando nuevos operativos en los próximos días –como ya se hizo con anterioridad–, pero los agentes no pueden estar en todos a la vez.

Los funcionarios quieren intensificar su presencia en las calles, como medida disuasoria. M. MÉNDEZ

Y, además, tampoco tienen en la legislación vigente el respaldo que necesitan para actuar con mayor contundencia y celeridad.

Una taberna de Rubiáns

En esta ocasión el operativo policial, con FARO DE VIGO como testigo, se centró primero en una pequeña taberna ubicada en Rubiáns a la que se accede por una estrecha carretera secundaria desde la Nacional 640A.

La intervención policial en la taberna de Rubiáns. M. MÉNDEZ

Allí, cómodamente sentados en una escondida terraza, consumían cerveza y porros cuatro hombres.

Una vez dada la orden de dejar inmediatamente los móviles a un lado, para evitar que la noticia del dispositivo policial se extendiera como la pólvora, los agentes iniciaron el registro del lugar y el cacheo de los clientes, haciendo extensivas estas acciones al interior del establecimiento.

Por cierto, un lugar en cuya caja había una suma considerable de dinero que hacía sospechar que podría proceder de la venta de drogas, ya que complicado se antoja conseguir tales ingresos en un pequeño bar de aldea como éste.

El registro efectuado dentro de la barra del bar de Rubiáns. M. MÉNDEZ

Pero nada se puede hacer para demostrar la procedencia ilícita del dinero en estos casos.

De ahí que todo se quedara en los registros y cacheos aludidos. Que no fueron poca cosa, ya que permitieron a la Policía Nacional levantar siete actas por tenencia de cocaína, hachís y otras sustancias.

También la camarera

Las cantidades no eran excesivas, de ahí que los agentes se limitaran a proponer las correspondientes sanciones para los clientes y la camarera que tenían droga en su poder, alegando que era para consumo propio.

Tras registrar a conciencia la terraza y el bar, incluido cada rincón dentro de la barra y los bolsos de las mujeres presentes, los agentes hicieron inventario de todo el material y levantaron el operativo, trasladándose a otros “puntos calientes” que se habían propuesto visitar esa noche.

Los agentes ocuparon una de las mesas inmediatamente abandonadas por los clientes para hacer inventario de todo el material intervenido. En la imagen se aprecia el momento, con los vasos de los clientes aún sin recoger. M. MÉNDEZ

Y así fue como llegaron a un bar situado en pleno centro de la ciudad, en la avenida de A Mariña, donde fueron detenidos los dos individuos antes aludidos, uno de ellos responsable del local y el otro, un menor que escondía cocaína en sus pantalones.

Al primero podría relacionársele con la venta de drogas en el propio bar, cuya propietaria se encontraba en la terraza cuando se produjo el registro y negó su vinculación con el asunto.

El minucioso registro realizado en el bar de la avenida de A Mariña. M. MÉNDEZ

Además de por los dos detenidos, esta intervención se caracterizó por el minucioso registro llevado a cabo por los policías, ya que su buen hacer permitió interceptar una barra de cocaína con 252,2 gramos de peso.

A mayores, los agentes recuperaron 84 gramos de hachís, 12 de marihuana y 22 “pollos” de coca que sumaban más de 9 gramos.

Son, aproximadamente, unas 1.500 dosis, puesto que la roca estaba sin cortar, lo cual podría haber alcanzado en el mercado un valor de más de 20.000.

Teléfonos, dinero en efectivo y droga localizados en el bar del centro de la ciudad. M. MÉNDEZ

También encontraron diversos teléfonos móviles, una báscula de precisión y alrededor de 1.200 euros en billetes de 10, 20 y 50.

Junto al Parque Miguel Hernández

Sucedió, y en ello insisten los policías, en “un local situado justo al lado de un parque infantil muy concurrido, lo cual nos motiva más si cabe para desarrollar nuestro plan de lucha contra el menudeo”, el cual se ha visto reforzado en el último año, desde que se modificó la estructura de trabajo de la Comisaría.

Todo esto es solo un pequeño ejemplo de lo que puede suceder en solo una noche de acción policial. Por lo que es fácil imaginar todo lo que se mueve en ese oscuro mundo y lo complicada –y a veces incomprendida– que es labor de la Policía Nacional de Vilagarcía.

Los policías a las puertas de un bar de la avenida de A Mariña sometido a una especial vigilancia. M. MÉNDEZ

La mismas que complementó tales intervenciones con una labor disuasoria y preventiva que se antoja fundamental, ya que contribuye a generar seguridad ciudadana y da respuesta, en muchos casos, a las quejas formuladas por los vecinos, que llaman a Comisaría para alertar de acciones delictivas en sus edificios, calles o barrios.

De ahí que, como en esta ocasión, los agentes no solo patrullen por las diferentes calles de la ciudad, sino también por lugares como Rubiáns, Trabanca Badiña, Guillán, avenida de Rosalía de Castro, A Torre, Trabanca Sardiñeira y otros muchos puntos.

Tres de los policías en uno de los "puntos calientes" de la avenida Rosalía de Castro. M. MÉNDEZ

Circulando por vías peatonales

Por cierto, que cuando algunos ciudadanos critican que los policías circulan en sus coches patrulla por vías peatonales, deben tener en cuenta que es necesario que lo hagan así para, precisamente, brindarles un mejor servicio y garantizarles mayor seguridad.

Labor que desempeñan tanto en la calle como en las oficinas, que en ocasiones resulta incluso más complejo y laborioso.

Prostitución y violencia de género

Y una actuación policial que abarca desde el control del tráfico y consumo de drogas a los casos vinculados a la prostitución y la violencia de género, que cada vez parecen ser más frecuentes en Vilagarcía.

El traslado a Comisaría de uno de los detenidos en el operativo en el que participó FARO. M. MÉNDEZ

También deben encargarse de los okupas y de temas relacionados con la ley de extranjería, llegando a acompañar en coche hasta Madrid a inmigrantes deportados para que tomen en la capital de España el avión que los devuelva a sus países de origen.

Los policías también deben responder a las llamadas por robos, atracos y similares, al igual que dedicar buena parte de su tiempo a analizar las cáramas de vigilancia de las empresas que denuncian actos delictivos en su interior.

Muchas veces no podemos hacer otra cosa que acudir a esos lugares y hacer que nos vean para que esto resulte molesto a los que venden y consumen, logrando así que se marchen

Incluso si se trata de un supermercado que denuncia que un joven se llevó artículos de tienda, aunque solo sean un par de botellas de licor, y aporta las grabaciones de hasta seis u ocho cámaras para que los policías se encarguen de identificar a los responsables.

Seguimiento de vehículos

El seguimiento de vehículos que se sabe –o se sospecha– funcionan como mercados ambulantes de la droga, desapariciones, problemas de todo tipo relacionados con menores y un largo etcétera de episodios completan el día a día –y la noche– de la Policía Nacional.

El registro de las pertenencias de una clienta. M. MÉNDEZ

Sin olvidar las visitas frecuentes a los “puntos calientes”, es decir, zonas donde se trapichea o trafica con drogas con cierta asiduidad, así como a aquellos lugares, edificios o establecimientos donde suelen producirse otro tipo de delitos.

Los agentes acuden, identifican a los “malos”, los proponen para ser sancionados o los detienen –según el caso–, hablan con los ciudadanos que sufren las consecuencias y, con su sola presencia, disuaden a más de uno.

Hay unos procedimientos que seguir y que los ciudadanos deben entender, aunque sabemos que no siempre resulta sencillo soportar ciertas situaciones

“Puntos calientes” que se van moviendo a medida que los agentes estrechan el cerco sobre los delincuentes; algunos de los cuales salen a la calle poco después de entrar en prisión.

Denuncias falsas

Este trabajo incluso los obliga a tener que movilizarse para esclarecer casos que resultan ser denuncias falsas; en todos los ámbitos.

Los clientes identificados en un bar tuvieron que vaciar sus calcetines. M. MÉNDEZ

Ha llegado a suceder que algunos ciudadanos tratan de sacarse de encima al vecino que molesta porque de su piso salen malos olores o ruidos. Y para ello no se les ocurre otra cosa que denunciarlo diciendo que trafica con drogas o pega a su pareja.

Son situaciones, como otras muchas, que forman parte de la carga de trabajo de los agentes que dirige Luis Hombreiro.

Los mismos que, lógicamente, también se encuentran situaciones dantescas y casos difíciles de resolver que generan un tremendo malestar entre la sociedad.

Dinero y droga intervenidos en el operativo policial que presenció FARO. M. MÉNDEZ

Durante el operativo policial en el que participó el decano de la prensa nacional, sin ir más lejos, algunos vecinos se quejaban de otros que, con numerosos antecedentes policiales y penales, se dedicaron durante mucho tiempo a amenazarlos y agredirlos.

Otros aseguraban que los delincuentes habían prendido fuego a su huerta, o que el ir y venir de gente hacia los domicilios de esos individuos, para comprar y consumir droga, había sido incesante durante mucho tiempo.

Se trata, junto a otros lugares, de “puntos calientes” que los agentes tienen controlados desde hace mucho tiempo; algunos de ellos erradicados gracias a la presencia policial.

Dos de los policías antes de visitar un "punto caliente" de Vilagarcía, al que pretenden seguir acudiendo hasta erradicar la actividad. M. MÉNDEZ

“Muchas veces no podemos hacer otra cosa que acudir a esos lugares y hacer que nos vean para que esto resulte molesto a los que venden y consumen, logrando así que se marchen”, explican efectivos del departamento de Policía Judicial.

Lo que quieren decir es que “no siempre podemos llegar, detener a la gente que está delinquiendo y llevarla a los calabozos, ya que hay unos procedimientos que seguir y que los ciudadanos deben entender, aunque sabemos que no siempre resulta sencillo soportar ciertas situaciones”, sentencian los policías, dispuestos a “seguir reforzando nuestra presencia en las calles de Vilagarcía”.

Una labor de concienciación y divulgación

Es por esta razón que, al margen del trabajo que realizan, y como complemento de éste, los agentes de la Policía Nacional también llevan a cabo una importante labor de concienciación y divulgación.

Lo hacen, por ejemplo, cuando conversan tranquilamente con consumidores de droga a los que piden que dejen de hacerlo y que eviten causar molestias al vecindario.

Los agentes aperciben a un joven consumidor de drogas. M. MÉNDEZ

Al igual que conciencian a los propios ciudadanos, cuando les explican que, con la ley en la mano, poco o nada pueden hacer frente a algunos consumidores que pueden alterar la convivencia en su comunidad.

Al conversar con ellos, como sucedió en el operativo del fin de semana en el que participó FARO, acaban explicándoles que no pueden ir a un domicilio y tirar la puerta abajo.

Como tampoco pueden detener a alguien por tener en su poder cuatro porros.

En resumidas cuentas, que a veces algunos ciudadanos pueden pensar que la policía debe hacer más. Lo que no saben es que hay situaciones en las que tiene las manos atadas.