Uno de los drakkar que habitualmente participan en el tradicional Desembarco Vikingo que se celebra cada primer domingo de agosto en Catoira ha aparecido hundido.
Estaba amarrado, junto al “Frederikssund” y el “Ardglass” –las otras dos naves del Concello–, en los pantalanes del río Ulla situados a los pies de las Torres de Oeste.
Se trata, precisamente, del barco que lleva el nombre de ese conjunto histórico y monumental.
El mismo que fue sometido a una profunda restauración el año pasado –casi una reconstrucción– y que, de nuevo, fue puesto a punto justo antes de participar en la última Romaría Vikinga, hace un mes.
El “Torres de Oeste” fue la primera de las naves de guerra construidas por el Concello de Catoira.
Es una réplica del “Skuldelev 5”, un barco normando original, de finales del siglo XI, cuyos restos se conservan en la Sala de Barcos Vikingos del Museo Nacional de Roskilde, en Dinamarca.
Data de 1993 y tiene 17,5 metros de eslora y 2,5 metros de manga, con capacidad para trece pares de remos.
No es la primera vez que sucede algo así, siendo el naufragio más llamativo el del viejo galeón de la asociación Ateneo Vikingo, cuyo estado impidió que fuera utilizado en la romería del mes pasado.