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El nacimiento de un municipio y Los “Carcamáns” inician su camino en solitario

A Illa: 25 años volando solos

Ser Concello propio fue el culmen de un largo proceso en el que los vecinos superaron todas las trabas

Sesión constitutiva de la corporación de A Illa de Arousa el 30 de diciembre de 1996. FDV

El 1 de enero de 1997 cuando A Illa alcanzaba un sueño, el de regirse por sí misma, sin tener que depender del municipio vecino de Vilanova de Arousa. Esa fecha brillará para siempre en la memoria colectiva del pequeño municipio arousano ya que fue el día que pasaron a conformarse como Concello propio, haciendo realidad la última de sus tres grandes reivindicaciones historias: luz, puente y Concello.

La administración municipal no quiso pasar de puntillas por una efeméride como los 25 años y, en la noche del pasado viernes, celebraba un concierto ajo el epígrafe A Raíz. Lo hacía en O Bao, el lugar por donde entraron esas tres grandes necesidades que llegaron a ilustrar más de un muro del casco urbano.

Pintada reclamando concello propio en A Illa. INAKI ABELLA DIEGUEZ; INAKI ABELLA DIEGUEZ

Un cuarto de siglo después son muchos los que todavía recuerdan como fue todo aquel proceso que, desde 1836, estuvo latente en A Illa, con sus vecinos reclamando siempre la opción de gobernarse a sí mismos, sin depender de los políticos del continente. Todo ese proceso se narra en el libro “Historia da Illa de Arousa”, escrito por Xosé Lois Vila Fariña y Xoán Dopico, donde s ele dedica un capítulo íntegro al que fue uno de los grandes logros de los vecinos.

Acta de convocatoria de la primera sesión plenaria, celebrada en la Sala Capitol. Noe Parga

Tras tímidos intentos de lanzar la creación de un ayuntamiento propio en 1980 y 1987, no fue hasta 1992 cuando se tramita una moción al pleno por pare de la Alcaldía, ejercida por el socialista isleño Manolo Dios, en la que se propone la realización de una serie de estudios sociales, económicos y jurídicos que avalen la propuesta. Ese informe técnico sería recibido en mayo d e1993, avalando la segregación de A Illa y poniendo en marcha todo el proceso. Ese proceso no fue nada sencillo, entre otras cosas, porque había un nutrido grupo de políticos y entidades que estaban en total desacuerdo con la separación de A Illa de Vilanova. De hecho, la puesta en marcha del proceso fracturó a los grupos, especialmente al PSOE, que siempre mostró de forma abierta sus discrepancias hasta que, en 1997, se hizo efectiva la separación.

Reunión de la comisión Pro-segregación de A Illa. FDV

En septiembre de 1993, el pleno de Vilanova dio vía libre para que A Illa formase municipio propio, pese a que la sociedad vilanovesa estaba totalmente dividida al respecto, con asociaciones vecinales de otras parroquias respaldándola, pero también con otras alertando de que se podía registrar un problema en los servicios municipales. A raíz de esta decisión plenaria, en A Illa se creó la comisión Pro-segregación, en la que estaban integrantes todas las fuerzas sociales, económicas y culturales del municipio. Esta comisión se acabaría convirtiendo en el verdadero motor de lo que vendría después. Ellos fueron los que comenzaron a impulsar reuniones con los responsables de la Xunta, e incluso se llegó a barajar la posibilidad de celebrar un referéndum para pulsar la opinión de los vecinos al respecto, una propuesta que contaba con voces muy importantes de apoyo, como era la del conselleiro José Cuíña, aunque esto acabaría siendo descartado.

Celebración tras conocer la resolución del Consello de la Xunta en la Escola de Pau. Noe Parga

El ambiente estaba seriamente enrarecido, tanto que el 3 de septiembre de 1994, la Guardia Civil desactivaba un artefacto explosivo a las puertas del Concello de Vilanova. Fue el único acto violento de un proceso que resultó modélico. Lo fue tan solo unos meses después, el 19 de noviembre de 1994, cuando los vecinos de A Illa se plantaron ante el consistorio vilanovés en manifestación festiva para entregar las 3.081 firmas que reclamaban convertirse en un nuevo concello. Esa manifestación acabó provocando que la Xunta, a través de la Consellería de Xustiza, comenzase a ceder e iniciase los trámites de la segregación, camino que finalizaría con la decisión del Consello da Xunta, el 21 de noviembre de 1996, de otorgar la independencia de Vilanova.

Concejales de la gestora de A Illa junto a los trabajadores del nuevo municipio FDV

El 26 de diciembre de 1996 se celebró un pleno extraordinario en el que los integrantes de Arousa Unida, la formación en el que se aglutinaron todos los deseos independentistas de A Illa se despedían de sus compañeros de corporación de Vilanova, encabezados ya por Gonzalo Durán. Cuatro días después, ya en la sala Capitol de A Illa, se constituía la junta gestora que gobernaría el municipio hasta las elecciones de 1999, una junta que estaría encabezada por Manolo Dios y que contaba con nueve ediles de Arousa Unida y dos del Partido Popular.

Gonzalo Durán y Manuel Vázquez acabarían siendo los encargados de resolver la segregación casi una década después.

Gonzalo Durán y Manuel Vázquez acabarían siendo los encargados de resolver la segregación casi una década después. FDV

Después llegarían las primeras elecciones, en las que un joven de 26 años, José Manuel Vázquez Vázquez, se convertía en el primer alcalde del municipio. Por delante quedaba el reto de articular un municipio, con una segregación, especialmente en el apartado económico, prácticamente sin resolver, y con una seria carencia de infraestructuras que les llevaron a ubicar el Concello en la antigua Escola de Pau y a celebrar los plenos en la Sala Capitol. La segregación no se solventaría hasta casi una década después.

Iglesias: "Tenía 16 años y lo vivimos como una auténtica fiesta"

La conversión en municipio propio fue un “progreso” y “un avance”. Así lo reconoce el actual alcalde de A Illa, Carlos Iglesias, cuyo equipo diseñó el Festival A Raíz que en la noche del pasado viernes se celebró en O Bao, con la participación de Carlos Blanco, Budiño y As Tanxugueiras.

Hay que remontarse hasta el año 1997, cuando los “carcamáns” (mote con el que se conocen los habitantes de A Illa) se independizaron de Vilanova, un hecho que siempre ha marcado al municipio. Iglesias tenía, por aquel entonces, 16 años, y lo recuerda como “una auténtica fiesta la que vivimos todos los vecinos, porque queríamos ser nosotros los que tomásemos nuestras propias decisiones, y lo habíamos logrado, como logramos otras cosas muy importantes, como fueron la luz o el puente”.

El regidor ha señalado que este hito significó un cambio entre “la noche y el día” para la pequeña localidad arousana. A modo de ejemplo, ha remarcado la mejoría en cuanto al saneamiento. “Antiguamente el sistema de alcantarillado era muy precario y todo se vertía al mar”, ha recordado.

De esta forma, el primer edil también ha hecho referencia al “gran afán” de independencia y de ser “gestionados por ellos mismos” que tenían los habitantes. Este proceso ha sido todo un “avance” y un “progreso” que los hizo crecer como pueblo, ha sentenciado.

En esta línea, Iglesias ha recordado como vivió aquel hecho, en un momento en el que no era mayor de edad: “Estábamos todo el pueblo implicado desde los más pequeños a los más mayores”. “Vivimos este proceso como un no va más”, agrega.

Con todo, y tras 25 años siendo independientes, los “carcamáns” tienen ese sentimiento de pertenencia muy presente. Así, el alcalde ha señalado que en la actualidad hay muchos municipios y pequeños pueblos que se unifican, pero: “Aquí estamos completamente en lo contrario, mantenemos que fue un gran acierto esa decisión”.

Iglesias ha señalado que, tras los años “terribles” de la covid, lo que se pretendía con el Festival A Raíz es hacer “un día de fiesta para reivindicar los 25 años de la segregación”. Fue precisamente el COVID-19 el que impidió que pudiese celebrarse antes un evento de estas características, al limitar por completo la vida social.

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