El pasado mes de noviembre se avanzaba en FARO DE VIGO que el mejillón fresco, que en los supermercados puede adquirirse por 3 o 4 euros, había dejado de pagarse en puerto a 0,50 o 0,55, para cotizar a 0,70 o 0,80 euros por kilo.
Ahora, cuando la demanda de producto sigue en aumento y la escasez del mismo es cada día más preocupante, ese precio en origen experimenta nuevas subidas y se acerca ya a un euro por kilogramo. Y sin necesidad de que se trate de molusco del máximo rendimiento o tamaño.
Los productores consultados recuerdan que “no hace mucho prácticamente regalábamos el mejillón, que se vendía a 0,30, por lo que fue un avance subirlo hasta los 0,50 o 0,55 euros que se estuvieron pagando en los últimos años”.
A lo que añaden que “lo ocurrido el año pasado, cuando alcanzó los 80 céntimos, fue algo casi impensable, por lo que venderlo ahora a casi un euro no deja de ser sorprendente para todos, aunque es la prueba evidente de que, por diferentes razones, no tenemos producto suficiente para atender toda la demanda”.
Molusco reparcado
Lo cierto es que en varios puertos de descarga empezaron a establecerse acuerdos comerciales entre el martes y el viernes para vender el mejillón reparcado para Italia a casi un euro.
Es decir, para suministrar a los depuradores transalpinos el molusco que se extrae de las cuerdas de las bateas, se introduce en los sacos de rejilla plástica y vuelve a sumergirse en las rías durante los días previos a su envío.
Y es que hay muchos comercializadores franceses e italianos, aunque sobre todo estos últimos, que lo prefieren así, ya que el “oro negro” de batea reparcado parece aguantar mejor el transporte y los días de manipulación que precisa hasta llegar al consumidor final de sus países.
Lo más llamativo es que ese mejillón reparcado que se pagó en días pasados a 0,90 o 0,95 euros, así como el que se envía al mercado de fresco “sacado en el día” –sin reparcar– con una tarifa de 0,85 euros, es el mejillón de pequeño tamaño que demanda el mercado europeo.
"Lacasito" y "europeo"
Se trata del llamado “lacasito”, que es como se conoce el molusco “que mete alrededor de 50 o 55 piezas por kilogramo”, y del calificado como “europeo”, éste de entre 30 y 35 piezas por kilo.
“Está claro que no fue un buen año para el mejillón a causa de la falta de mejilla, de un mal desove y de otros problema, pero aún así, y a pesar de no alcanzar buen tamaño, se ha estado vendiendo bien, de ahí que cada vez sea más escaso y aumente su precio”, reflexionan los acuicultores a pie de puerto.
En relación con esto, puede decirse que hay muchos mejilloneros que han vaciado ya por completo sus bateas y solo esperan a que siga creciendo el mejillón de desdoble, que es como se conoce al “encordado” en los viveros flotantes tras dividir en dos o tres el peso de las cuerdas de cría.
La toxina paralizante acentúa los cierres en Vigo
El Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) confirmó ayer todo cuanto había avanzado FARO DE VIGO, en el sentido de que el episodio tóxico actual mantiene cerradas las bateas de 39 polígonos, por lo que únicamente quedan ocho abiertos en Arousa y cinco, en la ría de Vigo.
Y confirmó, además, que no solo las toxinas lipofílicas y/o diarreicas (DSP) provocan esos cierres, sino que en los controles analíticos se está registrando un notable aumento de los niveles de amnésica (ASP) y paralizante (PSP).
Una buena promoción, alta calidad y desabastecimiento en Turquía
El aumento del precio del mejillón en origen está relacionado tanto con su creciente demanda como con su escasez.
Respecto al aumento de pedidos, puede decirse que es un producto cada vez más valorado dentro y fuera del mercado nacional, gracias a la calidad que atesora.
Y también que las campañas promocionales desplegadas entre el consumidor por la Consellería do Mar, la DOP Mexillón de Galicia, Opmega y otras entidades e instituciones, están dando sus frutos.
Ese aumento de la demanda también viene dado por las cuantiosas pérdidas sufridas en la producción de Turquía, así como por la mortandad experimentada por la semilla de mejillón de los acuicultores italianos.
Dicho de otro modo, que con algunos de los competidores en horas bajas, el interés internacional por el mejillón gallego crece.
Esta última toxina, por ejemplo, refuerza los cierres de los polígonos Cangas C, Cangas D y Cangas E, en la ría de Vigo.
En cuanto a las lipofílicas, ayer provocaron el anunciado cierre de los polígonos arousanos Pobra B, Pobra D, Cambados A1, Cambados D y Muros B.
Al igual que obligaron a cerrar la zona Ferrol II para moluscos infaunales, es decir, los que, como la almeja y el berberecho, viven enterrados en substrato.
Solo se salvan los viveros interiores
El fuerte episodio tóxico actual hace que estén cerradas todas las bateas de las rías de Pontevedra (alrededor de 340) y de Muros–Noia (122 viveros), así como el centenar de parques localizados en la de Ares–Betanzos y la quincena de Baiona. Junto con los experimentales de Camariñas.
Solo se permite la extracción de moluscos bivalvos cultivados en los viveros flotantes interiores de las rías de Vigo y Arousa, lo cual supone disponer de un muy pequeño porcentaje de las casi 500 y 2.300 bateas de que disponen, respectivamente.
En las aguas de Vigo, el Intecmar mantiene abiertos los Redondela A, Redondela B, Redondela C, Redondela D y Redondela E.
En lo que respecta a Arousa, de momento siguen abiertos los Vilagarcía A, Vilagarcía B1, Vilagarcía B2, Cambados A2, Pobra E1, Pobra E2, Pobra G y Pobra A.
Problemas con la mejilla
Cuando los bateeiros aluden a la escasez de producto en las bateas de Galicia, sostienen que “se debe a las malas campañas de cría”. Es decir, a que se “encordó” en los viveros menos semilla de la deseada, y eso, a la postre, genera menos producto comercial.
“El de la escasez y mala fijación de la mejilla es un problema que ya padecimos el año pasado, que se ha visto agravado en el actual y que será aún más grave en 2023”, pronostican tanto dirigentes del sector como los bateeiros “de la ropa de aguas”.
Su esperanza es poder revertir la situación y que la producción pueda aumentar pronto. Pero, eso sí, siendo capaces de “mantener los buenos precios que se están pagando ahora” en los puertos.
Quieren olvidar de una vez por todas aquellas “miserables” tarifas que históricamente se manejaron en las rías gallegas para el que es uno de sus productos más importantes e infravalorados.
