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Velutinas, el problema llegado de Asia que no cesa

El servicio de la Mancomunidade retiró 150 más que en el mismo período del año pasado

Dron empleado en Meis contra un nido de velutinas que se encontraba a una gran altura. Iñaki Abella

Cuando la Mancomunidade puso en marcha el servicio para la eliminación de nidos de velutina, nadie pensaba que se iba a convertir en uno de los servicios comarcales más efectivos y más reclamados, especialmente durante el verano, cuando comienzan a proliferar los nidos secundarios de estas avispas. Desde su puesta en marcha, la cifra se había mantenido estable, con cierta tendencia a la baja, pero este año, los técnicos del servicio se han visto sorprendidos por la gran cantidad de nidos que están retirando.

No es para menos, todavía sin finalizar el mes de agosto, se han retirado 824, una cifra que recuerda a las de los primeros años y que supone 150 nidos más que en 2021. La mayor parte de ellos se han retirado precisamente en estos meses de mayor calor. “Desde mediados de julio no paramos de un lado para otro, ha sido una explosión tremenda, con 30 o 35 avisos diarios de vecinos a los que alarma la presencia de un nido de considerables dimensiones en las inmediaciones de su vivienda”, explica Chema Pedrouzo. Desde entonces se están retirando más de una veintena de nidos diarios, llegando en una ocasión a eliminar 26 en menos de 24 horas. “No es algo sencillo, ya que tenemos que desplazarnos y no todos los nidos son fácilmente accesibles”, reconoce Pedrouzos.

Los municipios en los que más están actuando son los de Meis, Vilanova y Sanxenxo debido, sobre todo, a la extensión de los mismos. “Las velutinas tienen tendencia a situarse en árboles o estructuras, difícilmente accesibles, situadas en las proximidades de cursos de agua”, por eso muchas de las localizaciones se encuentran en puntos relativamente próximos al cauce del Umia.

La eliminación más complicada este año para los técnicos del servicio tuvo lugar en el municipio de Sanxenxo, donde las velutinas habían construido un nido de considerables dimensiones debajo de un tejado. “Tuvimos que salir por la ventana de la vivienda con el arnés y la línea de vida, ir sacando teja a teja hasta llegar al nido, fumigarlo, retirarlo y después volver a colocar todas las tejas en su sitio”, explica Pedrouzo.

El ámbito de actuación del servicio es toda la comarca de O Salnés, a excepción de Vilagarcía y O Grove, que han optado por recurrir a medios propios para luchar contra la especie de origen asiático. El tiempo de respuesta suele ser muy rápido, retirando el nido antes de 24 horas en el 95% de las ocasiones.

Las situaciones que han provocado las velutinas en prácticamente todos los municipios, con picaduras y convirtiéndose en una amenaza para especies locales, han provocado que no solo los ayuntamientos se hayan concienciado de su peligro, sino también los vecinos, que temen convertirse en las siguientes víctimas de estos insectos.

Desde que aparecieron en escena, en la comarca se ha actuado de forma intensa contra ellas, tanto con este servicio como a través del trampeo que han ido realizando los diferentes municipios a través de efectivos de Protección Civil. En Vilagarcía, por ejemplo, son los efectivos de Emerxencias los que llevan a cabo la retirada de los nidos.

Importante evolución en los medios utilizados


Era todavía 2016 cuando el servicio de lucha contra las velutinas de la Mancomunidade comenzaba a funcionar. Lo hacía prácticamente de forma experimental, usando las experiencias que parecía que funcionaban en otras zonas. Un camión grúa para llegar a zonas difíciles y una pértiga para inyectar el veneno en los nidos eran sus principales materiales. Sin embargo, a medida que se fue ganando en experiencia, el servicio encontró mejores armas para acabar con los nidos. Desde drones hasta rifles de precisión han usado en los últimos tiempos y, sobre todo, se han centrado en evitar que el veneno utilizado para acabar con las velutinas pueda afectar a cualquier otra especie. Desde el pasado año, el servicio utiliza una carabina con perdigones del cinco y medio rellenos de gel insecticida como munición. Para acabar con uno de estos nidos, con capacidad de entre 15 y 20 litros, es necesario emplear cerca de una veintena de disparos . El insecticida empleado es lo suficientemente potente para acabar con toda la población del nido, incluso aquella que pueda acceder a él un tiempo después de haber recibido los disparos. De hecho, en unas dos horas, el nido queda totalmente limpio de avispas e inutilizado.

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