Las obras de humanización iniciadas el pasado 18 de julio en la calle Arzobispo Lago (Vilagarcía de Arousa), con un plazo de ejecución de seis meses y un presupuesto cercano a los 560.000 euros, alcanzaron ayer una nueva etapa que se antoja como crucial.
Se intensificaron de tal forma esos trabajos que, en cierto modo, puede decirse que el ruido ensordecedor provocado por la maquinaria pesada era una forma de anunciar el comienzo efectivo de una mejora que aspira a ser el paso definitivo hacia el modelo de ciudad por el que apuesta Ravella.
Ya se había dicho en otras ocasiones que las ciclovías, la humanización de la calle Camilo José Cela –en Fontecarmoa–, la puesta en marcha de los caminos escolares seguros y la transformación de las plazas de España e Independencia, entre otros proyectos, se habían convertido en la tarjeta de presentación del ejecutivo que dirige Alberto Varela.
Pero también en la prueba evidente de que es firme su apuesta por un modelo de convivencia en el que se da prioridad al peatón frente al automovilista.
Y las obras que se llevan a cabo en Arzobispo Lago son la guinda de ese pastel; el proyecto estrella –amén de las gestiones para el nuevo centro de salud y otros ases guardados en la manga– con el que Varela se presentará a la reelección en menos de un año.
Una cita con las urnas en la que presumirá de que “Vilagarcía es una ciudad que va por el buen camino, ya que se trata de una ciudad para todos, accesible, social, humana, viva y sana”, en palabras de su edil de Urbanismo, Paola María Mochales.
El regidor socialista y su equipo juegan así su gran baza. Y el hecho de que el centro de Vilagarcía sea un caos en pleno verano a causa de esas obras no es más que un daño colateral; un perjuicio pasajero cuyas consecuencias parecen tener calculadas.
Vilagarcía es una ciudad que va por el buen camino, ya que se trata de una ciudad para todos, accesible, social, humana, viva y sana
De ahí que Ravella se quede con la trascendencia de esta obra y lo mucho que va a transformar Vilagarcía en cuanto esté finalizada, incorporando fuentes, bancos y jardines, una llamativa iluminación y otros muchos elementos.
Aunque sea con más retraso del previsto, ya que se esperaba iniciar la obra el pasado mes de septiembre, para poder disfrutar del resultado final este mismo verano.
Razón por la cual hay que aludir ahora a la relevancia que alcanzan las molestas tareas de fresado de la calle iniciadas ayer, intensificando de manera brutal los trabajos que se habían efectuado hasta ahora en este mismo vial, centrados en la reposición de las redes de saneamiento y abastecimiento, así como en la instalación de las conducciones para el nuevo alumbrado.
Circulación interrumpida
Unas obra que, como se había anunciado la semana pasada desde Ravella, impiden por completo el tránsito por Arzobispo Lago, al igual que el acceso a sus garajes, obligando así a utilizar, por circunstancias extraordinarias y justificadas, calles anexas como la peatonal Castelao.
Todo ello molestias que Ravella espera compensar con la culminación de esta obra de peatonalización, humanización y embellecimiento.
Una inversión que el alcalde y Paola María presentaban hace justamente un año, cuando daban a conocer el proyecto diciendo que tendrá continuidad en la calle anexa de Conde Vallellano y que se aplicará un diseño “inspirado en el agua”, similar al que luce la remozada plaza de Galicia en su entronque con las calles Padre Feijóo y Rey Daviña.
Más espacio peatonal
Solución técnica y estética que, como se dijo entonces, no solo busca seguir embelleciendo el casco urbano, sino también prevenir inundaciones y ganar espacio para los peatones; nada menos que 1.700 metros cuadrados más, según anunció la edil Paola María Mochales en agosto de 2021.
Y es que si hasta ahora la calle Arzobispo Lago ofrecía a los viandantes alrededor de 600 metros cuadrados de comodidad y seguridad, una vez ejecutado el proyecto “serán alrededor de 2.400, lo cual quiere decir que cuadriplicamos el espacio y conseguimos una mejor accesibilidad y mayor autonomía para todos ellos”, presume la edil de Urbanismo.
A lo que Alberto Varela añade que la intención de su gobierno no es otra que “garantizar que la gente pueda disfrutar de nuestras vías públicas, ofreciéndole calles con aceras amplias por las que caminar con comodidad y seguridad”.
Todo al abrigo de su citada apuesta por un modelo de ciudad “en el que se incluyen los aparcamientos disuasorios que hemos habilitado, así como el importante esfuerzo que hemos hecho para promocionar el transporte colectivo”, argumentaba el regidor cuando dio a conocer el proyecto de Arzobispo Lago.
En definitiva, que el centro de Vilagarcía es un caos y desde Ravella apelan a la comprensión y paciencia de los vilagarcianos, turistas, comerciantes y hosteleros.
Lo hace con la confianza de que el resultado acabará compensando las molestias causadas ahora. Algo que se sabrá, si no hay complicaciones en enero.
