El tradicional “Vilaxoán Canta” puso ayer el broche de oro a las fiestas del Carmen de la villa marinera. Lo hizo en una abarrotada plaza de Rafael Pazos, la cual llevaba dos años sin escuchar cantar al pueblo vilaxoanés al unísono a consecuencia de la pandemia.
Además del esperado regreso de este evento con más cuarenta años de historia tras el paréntesis obligado por el COVID, otro de los ingredientes que lo hizo en cierto modo especial fue el cambio en la dirección.
El cofundador del Vilaxoán Canta –junto con Máximo Patiño– Salvador Cores “Manso” se retiró de la primera línea y dio el relevo en la batuta a Álvaro Cardalda. Fue una sucesión natural, y aunque el joven acordeonista introdujo pequeños cambios (como la cercanía del escenario al público), la esencia del “Vilaxoán Canta” se mantuvo intacta.
Y es que el repertorio no varió. Se mantuvieron las canciones tradicionales como el “Sómosche de Vilaxoán”, “Luz Divina” o “Una nave sin rumbo”, entre otros temas que cantaban los marineros “desde siempre”.
La intención del nuevo director es cubrir el relevo generacional existente entre los adolescentes y los vecinos de 35 o 40 años para que la música popular, propia de Vilaxoán, perdure en el tiempo y no se pierda una vez fallezcan los vilaxoaneses de mayor edad. Para ello Cardalda realizó ensayos específicos en el Fogar do Pescador, tratando de incrementar la participación de los niños.