Los transportistas ruegan a San Cristóbal una rebaja del precio del gasoil
Un centenar de coches y una treintena de buses y camiones participan en la procesión por el centro de la histórica villa | La familia Núñez Barros rinde homenaje al fundador

Bendición de camiones y autobuses en la plaza de Fefiñáns. | // IÑAKI ABELLA / A.T.

La caravana de San Cristóbal en Cambados volvió a ser un espectáculo con más de cien turismos y una treintena de autobuses y camiones que tras la misa y bendición solemne en Fefiñáns recorrieron las calles engalanados y haciendo sonar sus cláxones.
Carlos Núñez se siente muy satisfecho de cómo discurrió, tanto por la elevada participación, “porque la procesión coincidió en domingo”, como por el hecho de rendir un homenaje a su abuelo José Núñez Barros, transportista que falleció en 2006 precisamente durante la procesión que él mismo promovió.
“Lanzamos unas flores al mar en Tragove como recuerdo a mi abuelo y luego continuamos en dirección al Ayuntamiento, la plaza de abastos, el paseo marítimo, para regresar de nuevo a Fefiñáns”, explica el nieto del fundador de una de las líneas de transporte pioneras de la comarca, como se vio en la caravana en la que participó un antiguo Ford de 1944, un Peugeot de 1934 y un autocar de los años setenta que no dejaron a nadie indiferente.

San Cristóbal en uno de los camiones engalanados. | // I.ABELLA / A.T.
Todo ello en un recorrido que significó sobre todo una invocación al santo para que además de “salud” proporcione a “todo el sector del transporte una mayor estabilidad” en años venideros.
“Después del duro golpe que supuso para el transporte la pandemia, ahora nos enfrentamos a otra crisis de proporciones incalculables”, admite Mara Núñez que pertenece a la tercera generación de esta familia de transportistas de toda la vida en Cambados.
La escalada de precios de los carburantes, asegura, tiene al gremio sumido en una enorme incertidumbre por las dificultad de trasladar este coste a los viajeros y clientes.
Coste inasumible para las empresas
“Llenar un depósito de 770 litros de un autobús es casi inasumible para empresas de transporte discrecional o de mercancías, pues esa subida no se puede repercutir directamente en el cliente; porque no lo iba a entender”.
Mara Núñez cree que la situación va a ser especialmente lesiva para todo el sector del turismo y del ocio, por la dificultad de cerrar contratos a medio o largo plazo.
“La escalada de precios de los carburantes es absolutamente imprevisible por lo que si hoy hacemos un presupuesto para una boda, un viaje o una fiesta a largo plazo nos podemos encontrar conque ya no resulta rentable”, argumenta.
De ahí que apele a San Cristóbal para que pronto “haya una estabilidad de precios” que al menos facilite a las empresas de transporte un cálculo de los gastos que tendrán que soportar en un servicio. Recuerda Mara Núñez que solo el combustible “supone un 35% de los costes de una empresa de transporte”, por lo que urge una corrección “porque vivimos una impotencia tremenda”. Peajes, impuestos y mantenimiento, también les estrangulan.
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