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Conservación arqueológica y Promoción a golpe de boletín

Legado BIC en tierras del Ullán y O Salnés

Adro Vello y el funicular de Mina Mercedes acaban de convertirse en patrimonio protegido

Yacimiento arqueológico de San Vicente de O Grove. | // N.P.

El yacimiento de Adro Vello, en San Vicente de O Grove, que guarda los secretos de distintas etapas históricas de la comarca de O Salnés acaba de recibir, a golpe de boletín, el sello BIC que garantiza que deje de ser una “escombrera” incomprensible para el común de los mortales y convertirse en uno de los espacios históricos más relevantes y digno de estudio y conocimiento. Esta misma semana también se ha dado un espaldarazo al funicular de Mina Mercedes, en Valga, que supone la preservación de otro elemento patrimonial que será ejemplo único de una infraestructura industrial histórica, y que es única en Galicia.

Preservar Adro Vello era urgente como también conservar el legado industrial de Mina Mercedes donde hasta hace no muchos años funcionaba el funicular con vagonetas para el transporte del material arcilloso que se extraía en la zona y transformaba en cerámica la firma Novo y Sierra. ¿Qué tienen que ver uno con otro? Pues bien, todo y nada. Todo porque esta semana que concluye, ambos legados históricos han iniciado el proceso para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) y porque coinciden en que en los dos se representan modos de vida de períodos específicos y de gran relevancia industrial para sus pobladores. Y nada, en el sentido de que el de O Grove es un yacimiento arqueológico escondido todavía bajo el subsuelo y el de Valga requiere simplemente que las vagonetas vuelvan a ponerse en funcionamiento tras un corto período de parón.

De ahí que la diferenciación de ambas quede clara desde el primer momento, por lo que cabe comenzar haciendo hincapié sobre la protección que se merece el yacimiento de O Grove, cuyos motivos de puesta en valor son realmente excepcionales.

Una vivienda sobre el yacimiento de Adro Vello Noé Parga

El principal valor de Adro Vello, exponen los historiadores y arqueólogos a los que se encargó el trabajo de divulgación del yacimiento ,“radica en su larga secuencia de ocupación”.

De hecho, su origen está “en un lugar productivo en época romana, con una importante dedicación al ámbito funerario y eclesiástico a partir de la época tardo-antigua y hasta el siglo XVIII, lo que lo convierte en una de las zonas arqueológicas más importantes del Noroeste peninsular por la potencialidad de la información que puede acercar sobre los habitantes de la comarca de O Salnés en la antigüedad y hasta la época moderna, dadas las dificultades en asignar una cronología y funcionalidad a cada una de las estructuras excavadas en el yacimiento, por lo que es imposible identificar plantas o edificaciones en la compleja red muraria”.

Pero si ha sido posible determinar que la zona arqueológica de Adro Vello “constituye un hito de importancia clave para comprender el pasado y presente de la comarca de O Salnés en tanto que la zona “aglutina restos de muy variadas cronologías, desde el hallazgo de restos de materiales calcolíticos en la playa de O Carreiro, si bien será en época romana cuando se instale la factoría de salazón, esa que permite la explotación de los recursos marinos”.

La factoría de salazón es una de las mejor conservadas en el Noroeste

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Se explica en la propuesta de BIC de Adro Vello que en lo que respecta a la etapa romana “la factoría de salazón es una de las mejor conservadas en el Noroeste, donde se recuperaron restos ícticos, que evidencian las especies empleadas para salar o hacer salsas en aquellas épocas”.

Pero los expertos no se han quedado ahí y en el estudio sobre Adro Vello también se han querido parar en la localización de elementos para la colección ostearqueológica, lo que está permitiendo conocer la evolución de la alimentación, sobre todo en períodos claves para entender la transición de la Edad Media a la Edad Moderna en la Galicia rural de aquellos tiempos.

Relevante es asimismo el lugar de enterramiento existente en este espacio durante siglos, “dando lugar a más de doscientas tumbas conocidas”, lo que supone para los expertos “una oportunidad única para estudiar los ritos y costumbres funerarios a lo largo de las distintas épocas en la comarca de O Salnés, en las Rías Baixas y en el Noroeste peninsular en general. Sin olvidar los cimientos de una iglesia paleocristiana, ya definidos.

Claves todas ellas para que el yacimiento esté protegido en el Plan de Urbanismo, pero también por su inclusión en la Red Natura 2000 lo que supone duplicar las garantías de preservación, en los límites concretos que figuran en el catálogo correspondiente.

En dicho informe se subraya que tendrán especial protección los siguientes bienes: O Castriño, Yacimiento de Adro Vello, Casa Rectoral, conjunto parroquial de San Vicente de O Grove, cruceiro frente a la iglesia, hórreo de la casa rectoral, cruceiro de Xoán Vidal, fábrica de salazón de Pons, fábrica de salazón de Ferrer. fábrica de salazón de Carreiró y la fábrica de salazón de Triñáns.

Red de Vagonetas en Valga

En cuanto a Mina Mercedes es de destacar que también acaba de publicarse la propuesta de declaración BIC para las vagonetas que durante años han transportado el material necesario para la actividad ceramista de la empresa Novo y Sierra.

Así el Diario Oficial de Galicia también publicó esta misma semana el decreto por el que se declara la antigua línea de vagonetas aéreas de Novo y Sierra como Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento y como patrimonio industrial.

Una de las torretas conservadas en Valga FDV

Los informes emitidos por la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural indican que los restos del funicular para el transporte de arcilla y materiales cerámicos entre Mina Mercedes y el río Ulla constituye “el único ejemplo que puede estar conservado de una tipología industrial muy presente y relevante en Galicia, la de la producción cerámica”. Esta circunstancia, además de su origen, datado en 1927, “hacen que sea un ejemplo único en la Comunidad Autónoma”.

El decreto ordena la inscripción de la línea de vagonetas en el Registro de Bienes de Interés Cultural de Galicia y aplica el régimen de protección establecido en la Lei de Patrimonio Cultural de Galicia para los restos conservados: siete torres y el embarcadero.

El antiguo funicular, que estuvo en funcionamiento durante más de 80 años, conectaba Mina Mercedes con la antigua fábrica de cerámica Novo y Sierra y con el puerto en el río Ulla. De la totalidad de la línea, los restos conservados se limitan al tramo comprendido entre la vía ferroviaria y el río.

Sistema "Bleichert"

En cuanto a las torres de celosía metálica se destaca su importancia pues se dispusieron siguiendo el sistema alemán “Bleichert”, en el cual dos cables permitían la circulación cerrada de ida y vuelta, combinando la suspensión y el recorrido por carriles de unas vagonetas capaces de transportar más de 300 kilogramos.

Respecto a la zona de embarcadero se subraya que completaba el sistema de soporte de material cerámico con un cantil de forma poligonal hacia el río, ejecutado en fábrica de ladrillo, con un pilar central que sostenía la última de las ruedas del sistema de giro. Los restos de este embarcadero se encuentran actualmente protegidos por un nuevo dique perimetral, después de la documentación y registro arqueológico de todos los elementos.

Besomaño se ha convertido en un recurso turístico de primer orden tras las diferentes etapas de excavación que han puesto al descubierto uno de los núcleos de población de la Edad del Hierro, un poblado ocupado durante cinco siglos, entre el siglo IV antes de Cristo y el I de la actual Era, cuando fue arrasado por un incendio en la invasión romana. Se recuperaron estructuras interesantes que a día de hoy son visitables tras años de consolidación de un recinto lleno de cabañas habitacionales, una espectacular casa-patio y espacios de almacenaje, sin olvidar los restos de cerámica y un caldero de cobre, único en Galicia.

Besomaño, un espacio a musealizar

Poner en valor el yacimiento de Monte do Castro en el lugar de Besomaño (Leiro-Ribadumia) es la principal asignatura pendiente por parte de las administraciones que comprometieron la musealización de uno de los espacios arqueológicos más espectaculares en los que se ha trabajado durante años para sacar a la luz esta interesante etapa de la historia de O Salnés.

Cierto que hay otros yacimientos relevantes en el entorno, como Castro Landín en Cuntis o A Lanzada en Sanxenxo, sin olvidar Igrexa Vella en Valga o la riqueza celta con petroglifos en Bamio o en Xiabre, pero el de Ribadumia es caso aparte pues se han dedicado gran cantidad de recursos económicos para descubrir la riqueza arqueológica que se escondía bajo tierra.

Visitar el Monte do Castro es como un viaje en el túnel del tiempo siempre y cuando se conozcan las claves de su ubicación, información que nadie proporciona a los visitantes ya que ni siquiera hay paneles que arrojen algo de luz sobre lo que uno puede ver en un espacio que, sin detenimiento en el significado, se puede recorrer en menos de cinco minutos, el mismo tiempo que se cruzaría una de las salas del Muso del Prado o del Louvre, metafóricamente hablando.

La millonaria inversión realizada en las excavaciones está sin amortizar en tanto que Besomaño tiene mucho que contar a quienes estén interesados en conocer esta lejana parte de la historia; por eso urge facilitar la interpretación, bien con guías expertos o por lo menos con paneles que den cuenta de los hallazgos y del significado de cada una de las construcciones recuperadas en el subsuelo.

Cabe poner de manifiesto que se trata de un espacio estratégicamente elegido por sus primeros ocupantes, situado sobre una colina en el interior de O Salnés desde el que se observa una panorámica de la ría de Arousa que en días despejados permitía alcanzar con la vista otros poblados próximos. Pero a la vez estaba fortificado, contaba con un foso defensivo y un enorme muro de mampostería alrededor.

Se accede al poblado a través de una “entrada monumental”, protegida por una especie de torreones y un ídolo o guerrero de piedra a la que se llega a través de una callejuela empedrada escalonada para aliviar la fuerte pendiente.

El interior amurallado lo constituye un conjunto de construcciones dispuestas de forma laberíntica pero con un diseño estructurado de tal forma que el espacio de trabajo, con hornos y zonas de estabulación, se diferencian de las cabañas circulares habitacionales o de la casa patio en la que seguramente residían las clases altas.

Las viviendas fueron evolucionando con el paso de los años por lo que en la actualidad se pudieron recuperar las estructuras de la última etapa de ocupación, si bien los arqueólogos han dejado marcas que permiten conocer la evolución. Y también han quedado huellas del tremendo incendio que lo arrasó por completo hace 2.000 años. Las fechas se ajustaron gracias al Carbono 14, pero también con sextercios de la época romana.


Un caldero de cobre repujado, único en Galicia

Un espectacular caldero de cobre repujado es la pieza más relevante que se ha descubierto en las distintas fases de excavación del Monte do Castro y que se puede ver en el Museo de Pontevedra. Su importancia se debe al valor del material con el que se fabricó en la época así como el uso que se daba a este recipiente, en muchos casos ceremonial. Pero también en este lugar se descubrió una dolabra romana o una fíbula que representa a dos leones y que se ha convertido en la imagen del espacio arqueológico.

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