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La vía que nació muerta

Con pañuelos blancos y smartphones última generación saludaban el convoy de veinte contenedores que el 11 de junio de 2019 volvía a cruzar el corazón de Vilagarcía sobre unos raíles que han costado millones de reales de vellón, lo que traducido a euros es una animalada.

Pero aquella euforia propia de un western, cuando los vecinos disparaban sus cámaras a todo lo que se movía, se quedó en un simple espejismo pues las pulidas vías se han oxidado en dos años de desuso.

Es el ejemplo claro de uno de los despilfarros más bochornosos de los últimos años en una Vilagarcía a la que llegan recursos de los PGE sin contenido, en lenguaje coloquial; inversiones que al final carecen de utilidad, como si a un médico le regalan una apisonadora.

Y eso que los tráficos al Puerto crecen sin parar, o eso dicen, trimestre tras trimestre, año a año; un éxito detrás del cual debe de haber una buena gestión, lo que hace más incomprensible el abandono de un recurso de tanto potencial, máxime cuando el transporte por vía férrea debería ser ahora el más rentable con el desproporcionado alza de los carburantes que hacen inviable el movimiento de camiones por carretera.

Consignatarias y Puerto deberían sentarse a la mesa con las grandes empresas de transporte marítimo para que Vilagarcía vuelva a ser interesante para Maerks o Boluda que no hace tantos años presumían de que desembarcaban en la ría de Arousa frente a cualquier otra rada casi de España.

No se puede olvidar que el Consejo de Administración del Puerto tiene una misión; que no es un simple órgano decorativo ni un simple cementerio de elefantes para políticos defenestrados, sino que se trata de uno de los polígonos logístico-empresarial más importante de la comarca y que por tanto tiene que dar explicaciones a los ciudadanos de sus cuentas, acciones y omisiones.

Y el vial ferroviario que se ejecutó por el centro de la ciudad hay que amortizarlo, porque es una deuda con los contribuyentes que de momento solo ha generado intereses de demora, pese a la inflación galopante.

No se puede olvidar sobre todo la generosidad que los vecinos han expresado respecto a este proyecto, sin pestañear en su larga concepción, precisamente porque se entendía que iba a producir más beneficios que los trastornos de su paso por las calles más céntricas una o dos veces por semana, al generar ruido, ser un incordio para el tráfico en el centro de la ciudad y un riesgo para los peatones a pesar de que el convoy circula a paso de hombre desde la estación hasta O Ramal.

Se trata, en suma, de reactivar este servicio pues ello supondría como mínimo recobrar la esperanza del futuro portuario de Vilagarcía, una ciudad que aventaja a otras de mucho más calado como A Coruña o Ferrol que hace años que pían por tener un servicio como este.

Menos mal que todavía queda algo de optimismo en tanto que el Puerto anunció recientemente que la red ferroviaria se va a completar por el interior de las instalaciones y que se mejorarán rampas Ro-Ro, siguen activas las grúas gigantescas y los dragados comprometidos van a suponer un aumento del tráfico de cruceros. No vale, por tanto, que se quede en una vía muerta.

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