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Las fiestas privadas también hacen ruido

Los vecinos que critican el ruido de los locales de copas también alertan sobre algunos pisos

Imagen tomada a las 10.00 horas de ayer en la que se aprecia a un grupo de jóvenes en uno de los pisos donde se celebraron fiestas privadas. | // M. MÉNDEZ

Los vilagarcianos, sobre todo aquellos que desde hace mucho padecen el ruido hasta altas horas de la madrugada, agradecen y aplauden el trabajo realizado por el gobierno local para, a través de la Policía Local, expedientar, sancionar y/o precintar locales de copas, bares o establecimientos hosteleros de cualquier tipo que causan problemas al vecindario.

Y no es menos cierto que algunos de esos ciudadanos que alaban el proceder del ejecutivo también aprovechan para reclamar a Ravella que garantice una mayor presencia policial en las calles, así como un mayor control de las fiestas privadas y botellones que se llevan a cabo cada fin de semana, tanto en espacios públicos como en domicilios.

En la noche del viernes, sin ir más lejos, se organizaron varias fiestas de ese estilo. Y alguna se extendió hasta bien entrada la madrugada de ayer. Incluso hubo varias que no finalizaron hasta pasadas las diez de la mañana.

Sucedió tanto en el entorno de A Baldosa y la calle Conde Vallellano como en otros puntos de la ciudad, donde los vecinos alertaron de la situación y se quejaron por el “insoportable ruido”.

Estos ciudadanos y otros de zonas como O Castro, la avenida de A Mariña y Rey Daviña, aducen que, “a veces, resulta imposible conciliar el sueño”.

Una fiesta en un piso de Vilagarcía, a las diez de la mañana de ayer. M. MÉNDEZ

Las quejas ciudadanas

A lo que se suma el hecho de que, “en ocasiones, nos resulta muy complicado acceder a nuestra viviendas, porque frente a la puerta nos encontramos sillas, mesas o gente bebiendo y fumando”.

Los que así opinan censuran que “a la falta de control del ruido en algunos locales, se añade la acción de personas que, en estado ebrio –a veces ni eso–, llegan a orinar en nuestros portales”.

Sin olvidar “la presencia de basura, cristales rotos y todo tipo de desperdicios que dejan muchos de los que participan en botellones y fiestas”.

Respecto a estas prácticas, parece que “cada vez se hace más en pisos particulares sin que nadie haga nada para controlar el ruido”.

Y eso a pesar de que “esas fiestas son fáciles de localizar, porque quienes participan en ellas salen a beber y fumar en los balcones”.

Una de las fiestas privadas que se celebraron ayer. M. Méndez

Tras denunciar estas fiestas, que volvieron a verse ayer en el centro de la ciudad, los vecinos insisten en pedir más presencia de la Policía Local en las calles. Como se pide desde hace mucho tiempo, por cierto, en relación con la invasión de zonas peatonales por parte de todo tipo de vehículos.

Al hilo de lo cual, y aunque en la Policía Local no quisieron hablar de ello ayer, puede destacarse que los agentes municipales tuvieron un intenso trabajo, sobre todo de madrugada, con algún que otro accidente de tráfico, un caso de alcoholemia con delito, una pelea en la zona de ocio del puerto y diversas quejas vecinales por ruidos.

Expedientes sancionadores

Abundando en esto último, y volviendo al principio de esta información, procede recordar que el Concello de Vilagarcía ha abierto una buena cantidad de expedientes sancionadores –se conocen oficialmente cinco– por incumplimiento de las normas sobre ruido que deben respetar los locales de hostelería.

Uno de los locales precintados, en O Castro. Noe Parga

De este modo, apelando al derecho de los vecinos al descanso, y para evitar un agravio comparativo con los locales que sí cumplen la ordenanza, Ravella puso en marcha una intensa campaña de control que dio como resultado el cierre de locales situados en zonas de “movida” como la calle Alcalde Rey Daviña y O Castro, dejando constancia de que las sanciones pueden ir desde los 601 hasta los 300.000 euros y la pérdida de licencia.

Reiteradas denuncias

Estos expedientes se incoaron, inciden en el gobierno de Alberto Varela, a raíz de las “denuncias de vecinos desesperados con el ruido que tienen que soportar por las noches”.

Lo que se hizo, con el consiguiente coste para las arcas municipales, fue contratar a una empresa externa especializada en mediciones sonoras. La misma que en las dos últimas semanas llegó a detectar volúmenes de “hasta 50 decibelios por encima de lo legalmente permitido”.

Dicho esto, en el Concello subrayan que, “con independencia del resultado del expediente y de la imposición de la sanción, los hosteleros que deseen reabrir un local precintado deben abonar la multa y demostrar que su establecimiento está debidamente insonorizado, procediendo, en caso necesario, a tomar las medidas correctoras que pertinentes”.

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