El mejillón “no está en comida”. Es decir, que tras el desove que realizó en abril y principios de mayo, aún no se ha recuperado y su rendimiento está bajo mínimos. ¿Qué quiere decir esto? Pues que es imposible atender la que muchos definen como “brutal demanda” de producto que llega desde el mercado de fresco (depuradoras) y del transformador (cocederos y conserveras).
La lectura positiva de todo esto es que se trata de un proceso totalmente natural, por lo que tarde o temprano, el mejillón acabará engordando y podrán satisfacerse los pedidos, los cuales, a su vez, confirman que el interés por el “oro negro” de batea no deja de aumentar, dentro y fuera de España.
La otra lectura que puede hacerse es que, con las descargas en su mínima expresión, los mejilloneros pueden centrarse en la recolección de mejilla y la reparación o mantenimiento de las embarcaciones auxiliares de acuicultura.
La "guerra de la mejilla" y una campaña que termina
Respecto a lo primero, que nunca pierde actualidad, por aquello de la polémica que siempre rodea a la recolección, hay que recordar que el día 15 vence la prórroga que la Consellería do Mar había concedido para realizar este proceso vital.
Lo que sucede es que, según algunos bateeiros, “es imposible encontrar la cría que necesitamos, por lo que habrá muchas bateas que queden sin encordar, y esto supone que el año que viene será un desastre”.
Conviene reiterar que el proceso consiste en recolectar del litoral la semilla o cría que los bateeiros necesitan encordar en sus bateas, sujetándola a las cuerdas mediante una fina red biodegradable.
Pero, y aquí surge de nuevo la “guerra de la mejilla”, la Consellería do Mar les limitó las zonas de actuación, prohibiéndoles la recogida de los alevines en el 17% del litoral. Y los bateeiros insisten en que, por esta razón y por las presiones de los percebeiros, no tienen acceso a semilla suficiente.
“Está siendo un año horrible y lo peor está por venir, ya que no vamos a disponer de la mejilla necesaria para garantizar la siguiente campaña”, aseguran los acuicultores.
En cuanto a la reparación de barcos aludida, que también guarda relación con esto, decir que son muchos los que están en el dique seco para afrontar tareas de mantenimiento y/o pintado, así como los que empiezan a volver al agua una vez completado este proceso de puesta a punto.
Pero también es cierto que son menos naves de las habituales, según dicen en el propio sector. Y todo porque “muchos no pueden varar hasta que completen la recogida de la cría, y les está costando muchísimo”.
Una vez aclarado todo esto, hay que insistir en que el mejillón se ciñe a procesos totalmente naturales con los que están acostumbrados a convivir los bateeiros.
Al igual que lo hace con los afloramientos costeros que provocan la llegada de nutrientes a las rías y, con ellos, la introducción del fitoplancton portador de biotoxinas que cada cierto tiempo obliga a parar la extracción de molusco comercial.
Cuando pintan los tomates
Por eso, porque son conscientes de que encontrar poca carne en el mejillón tras su desove es algo pasajero, los bateeiros saben que no hay motivo para la alarma y que pronto recuperará calidad y tamaño. No es, por supuesto, la primera vez que el molusco está “tan flojo” como ahora.
Los más veteranos señalan de forma coloquial que “antiguamente se decía que el mejillón no empieza a estar en comida hasta las fiestas del Carmen”, es decir, hasta mediados de julio.
Otros abundan en ello para explicar que “el mejillón no está bueno hasta que los tomates empiezan a pintar”.
Sea como fuere, todos los mejilloneros consultados ayer, así como empresarios de la depuración que esperan ansiosos la llegada del “oro negro” de máxima calidad, coinciden al señalar que a medida que avance junio el mejillón “entrará en comida”, por lo que “julio será un mes de intenso trabajo”.