Aunque su situación a orillas de la ría de Arousa y el río Ulla hagan de este territorio una referencia marítima, fluvial, pesquera, marisquera y acuícola, no cabe duda de que O Salnés y el Ullán también tienen una estrecha vinculación con la agricultura y la ganadería.
Es por ello que, a pesar de haber perdido en dos décadas el 95% de sus explotaciones ganaderas, como se informaba ayer en FARO DE VIGO, la comarca no pierde de vista sus orígenes labriegos.
De ahí la celebración de una buena cantidad de fiestas que lo recuerdan y transmiten a las nuevas generaciones la esencia del que fue principal modo de vida de sus antepasados.
Como Valga, O Grove, Cambados...
Celebraciones como las de Cambados, Vilanova, Meaño, O Grove, Valga y otros muchos lugares de la comarca en las que se engalanan carros y tractores, se explica el proceso de la “malla”, se promueven rutas con las que valorizar el rural, se hacen exhibiciones de siembra o de matanza del cerdo y, en definitiva, se recuperan viejas tradiciones.
Volvió a suceder durante el fin de semana, esta vez con motivo de la festividad del patrón de los labradores, y agricultores en general, en la parroquia vilanovesa de Caleiro.
Se celebró la ya tradicional fiesta de San Isidro O Labrego, en la que se incluía la “34 Proba do Viño Tinto”, misa cantada, ofrenda al santo y la no menos tradicional procesión, acompañada del popular y colorido desfile de carros y tractores engalanados para la ocasión.
Todo ello el sábado, cuando, por si no era suficiente atractivo, se repartieron chorizos, pan de maíz y vino tinto, además de celebrarse una concurrida verbena y otras actividades.
De ahí que una multitud disfrutara de la jornada durante todo el día. Y no eran solo vilanoveses los participantes, sino que los había de toda la comarca.
Ayer se dio continuidad a esa fiesta, promovida por la Asociación Cultural Amigos do Pan e do Chourizo de San Isidro de Caleiro. Se hizo con la organización, en este caso a cargo del Concello y del proyecto Mar de Santiago, de la “I Xuntanza de San Isidro”, con la que mostrar y presumir de los rehabilitados molinos de Currás.
También en este caso se repartieron empanada, chorizos, pan de maíz y vino, dando pie a una fiesta con la que recordar los orígenes del pueblo, solo deslucida por el mal tiempo reinante durante la jornada.