La polémica y el enfado van a más en Carril, y en el conjunto de Vilagarcía, desde que se decidió retirar al instituto carrilexo el nombre de Miguel Ángel González Estévez. Prueba de ello es que se ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas para evitarlo.
Está impulsada por colectivos, personas y entidades como Leixapén, Asociación Cultural Malveiras, la ceramista Mar Barral, el diseñador de moda Franco Quintáns, la poeta Andrea Fernández Maneiro, el músico Manuel Riveiro y el pintor Álex Vázquez.
Además de por el también pintor Juan Carlos Platis y las escritoras y directoras de arte Carmen Cuervo Martínez y Enma Casteñeiras Martínez.
Supone una falta de consideración tanto a la memoria de Miguel Ángel como a su incuestionable legado y, por supuesto, también es una falta de respeto hacia su familia
Se sumaron a la campaña, en la plataforma Change.org y con el título “Non o cambio de nome do IES Miguel Ángel González Estévez”, la Agrupación Deportiva Cortegada y el CLB.
Unos y otros, al igual que los firmantes, rechazan la polémica decisión de cambiar el nombre del centro educativo, como también lo hace la familia del que fuera director del instituto hasta su fallecimiento, en 2003.
Como se explicó en su momento, el cambio se produjo a instancias de una propuesta surgida en el Claustro de Profesores que fue aprobada también por parte del Consejo Escolar y oficializada por la Consellería de Educación, cuando publicó en el Diario Oficial de Galicia que el centro pasaba a llamarse IES O Carril.
Fue el centro “al que dedicó su vida”
Para recoger firmas y que se revierta la situación, devolviendo al instituto carrilexo el nombre de Miguel Ángel González Estévez, los promotores de la campaña hacen constar que “en los centros educativos debería primar la curiosidad como medio de alcanzar el conocimiento y capacidades del alumnado para poder aprovechar lo aprendido, y Miguel Ángel era de esa opinión, por lo que fue capaz de convertir un centro educativo convencional en un centro referente de la cultura y las artes, del intercambio con la sociedad y del aprendizaje activo”.
Recuerdan que “el alumnado tenía exposiciones regulares” que se hacía teatro que “viajaba a otros salones de actos gallegos”, que potenciaba la actividad musical, “llegando a crear un festival de música folk de ámbito autonómico para darle visibilidad” y que siempre apostó por el deporte femenino”.
Además, “salieron de sus manos diseños de moda, canciones, libros y todo tipo de artes y artistas que hoy en día tienen un hueco en la sociedad”.
Es por todo ello “y miles de razones más” que “se quiso inmortalizar su labor dando su nombre al centro al que dedicó su vida”.
Ahora que se lo han quitado “es momento de rectificar para no perder vista al referente que fue Miguel Ángel”.
Un cambio que tampoco comparten grupos políticos como En Común-Esquerda Unida o el PP de Vilagarcía, donde consideran que la medida adoptada “supone una falta de consideración tanto a la memoria de Miguel Ángel como a su incuestionable legado y, por supuesto, también es una falta de respeto hacia su familia”.
Los conservadores recordaron hace días que la decisión de bautizar el centro con el nombre del que fue su director desde su creación en 1986, hasta 2001, “fue el resultado de un clamor popular procedente tanto de la propia comunidad educativa como de la sociedad vilagarciana en su conjunto en 2004”.
De ahí que retirar ahora el nombre de Miguel Ángel González Estévez “carezca de justificación”.
Sin olvidar que “todos los centros educativos de Vilagarcía llevan el nombre de diferentes personalidades vinculadas a nuestra localidad”.
Ana María González García (*): "Valórate a ti mismo, gracias papá"
A lo largo de la vida todos vivimos momentos duros y a la vez se nos presentan mensajes que ayudan a reponernos, redirigir nuestras emociones y continuar adelante con una nueva lección aprendida. Gracias por tantos mensajes de apoyo y cariño en estos días.
Ojalá la acción del cambio de nombre se debiera a falta de información pero en este mundo en el que se van perdiendo valores, donde para destacar es más fácil ocultar lo que hizo el prójimo, me temo que las razones responden más a luchas de egos.
No pensaba compartir mi opinión al respecto del cambio de nombre del instituto de Carril, ya que la decisión de ponerlo no surgió de la familia, y entiendo que tampoco debíamos formar parte de la de retirarlo. Solo pensaba buscar la manera de aceptarlo.
Aunque consideraba en un principio debía mantenerme al margen y respetar la voluntad de la mayoría, eso cambia cuando llegan noticias de ciertas calumnias que buscan justificar el cambio. Y creo que es obligación dar también mi punto de vista.
Aclarar que en ningún momento a la familia se nos pide opinión, y aún menos votar el cambio. Solo se nos informa de la decisión ya tomada y pocos días antes de que salga la noticia. En prensa, la directora dice que la decisión queda en manos de la Xunta, como se puede comprobar en ese momento el cambio ya se ha producido. Se comunica a la prensa justo el día siguiente de su publicación en el DOG.
Hoy, en cambio, pienso que es momento de cambiar la aceptación y resignación por la implicación, para dar, al menos, mi punto de vista.
Sus frases
Quien conocía a mi padre sabe que era lo que lo movía, por lo que de manera resumida comparto algunas de sus frases: Por donde vayas procura dejar todo un poco mejor de lo que estaba, si todos lo hiciéramos cambiaríamos el mundo. Los países más desarrollados son los que más avanzados están en el tema de igualdad de género. Si siempre haces las cosas con la mejor de las intenciones, lo que digan negativo no te afectará nunca porque tú sigues siendo la misma persona al margen de opiniones, y con el paso del tiempo esas críticas incluso se pueden transformar en apoyo cuando descubran el objetivo por el que trabajas.
Nuestro padre trabajó como docente y trató de luchar porque cada alumno encontrara su vocación. Se atrevía con proyectos a todos los niveles, como cultura, arte, música o deporte, y tuvo la suerte de encontrar personas que se implicaban con él para llevarlos a cabo.
Un gracias a todos ellos. A mi madre también, que siempre estaba ahí, y especialmente, a los que a día de hoy mantienen esa labor desinteresada que beneficia al desarrollo y a la formación de mejores personas.
A través del deporte, como hace aún hoy el A.D. Cortegada se aprenden valores como trabajo en equipo, esfuerzo y superación.
Algún exalumno me contó que el primer día de clase les decía: "En este momento tenéis todos un sobresaliente en mi asignatura, mantener esa nota esta en vuestras manos con el trabajo del resto del año".
Trataba de motivar siempre y hacerles sentir capaces. En el día a día buscaba las capacidades de cada uno y descubría con cierta facilidad en que podían destacar.
No era un profesor más como he leído por ahí, pero sí que, ojalá, hubiera más como él. Tenía una vocación inmensa y como trabajaba en lo que le gustaba lo hacía continuamente, trataba de que cada alumno pudiera descubrir su talento para elegir una carrera que le hiciera sentir realizado.
Una charla de motivación
El pasado 4 de mayo, cuando como cada mañana tomaba el café mientras veo un vídeo en Facebook, me apareció una charla de motivación que, casualidades de la vida, estaba dedicado a un grupo de maestros.
La impartía Mario Alonso Puig y trataba sobre la labor y el impacto positivo que puede provocar un maestro en la vida de un alumno. También hablaba de no dejarse llevar por opiniones que no aporten y tratar de valorarse, siempre evitando la soberbia y las luchas de egos.
Inevitablemente, me recordó a mi padre. Justo después, al ver la noticia del cambio de nombre, aquel vídeo me sirve para encajar mejor la realidad.
Puig nos cuenta un caso concreto de un niño, que por su situación desfavorable, todo hacía pensar que no podría llegar muy lejos. Un profesor marcó la diferencia, creyendo en la capacidad de aquel niño que en el aula discriminaban.
Solo la madre creía en él y su maestro de Ciencias, que encontró el momento justo para darle esa motivación que le hizo sentir que era capaz.
Ese niño no solo salió adelante, sino que llegó muy lejos profesionalmente. Años después buscó a ese profesor para darle las gracias.
El maestro no sabía hasta qué punto había influido en la vida de aquel niño.
Decir que en estos años, me he encontrado exalumnos así, que en la privacidad de ese momento maravilloso, al descubrir quién era mi padre, se emocionan y me cuentan su vivencia con él, quizás buscando enviar ese gracias que por su fallecimiento nunca sería dado.
A todos los que nos habéis compartido vuestras experiencias, gracias, porque ese momento en el que lo recordamos es sentirlo de nuevo con nosotros.
Creo que de todo este cambio de nombre y esa nueva etapa, pediría solo a algún/a integrante de ese claustro que sigan alimentando su vocación para que sean también impactos positivos.
Que se valoren objetivamente y rechacen el afán de protagonismo, que el reconocimiento venga con el paso de los años a través de sus acciones y el trabajo de su día a día.
(*) Ana María González García es hija del fallecido Miguel Ángel González Estévez, el que fuera profesor y director del instituto de Carril, al que en su día se puso su nombre.