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El gabán acribillado del maestro Víctor Trabazo

“Papel de estraza”, de Salgado, dedica un capítulo al meañés represaliado en la Guerra

Asistentes a la presentación del libro “Papel de estraza”, de Salgado | // FDV

La figura Víctor Trabazo Serapio de Figueroa, meañés represaliado en los albores de la Guerra Civil, centró buena parte del coloquio y foro de debate “A Cova do Trasno” que, organizado por la asociación G.A.M. en el pazo de Lis. Una treintena de vecinos coparon el aforo, para departir con Fernando Salgado y Juan Otro “Genito” -periodista e investigador- , autores del libro “Papel de estraza”, que a la par se presentaba en el acto sobre la opresión del régimen.

Fueron 50 minutos, aderezados por la música en directo, de manos del músico meañés Antonio Prieto, integrante de Son de Seu y Penaguda, y que con el lamento de su zanfona enmarcó el recuerdo amargo de la represión del régimen.

Intervención de Fernando Salgado en el pazo de Lis sobre la represión franquista en Meaño y la comarca. | // FDV

La organización había elegido precisamente el pazo de Lis como sede, por cuanto el propio Víctor Trabazo, maestro de la escuela unitaria de Xil, había estado vinculado a esta casona. Y es que ella era casa de su hermano Virgilio y la esposa de este, Ángeles Calviño de Salazar y Lis, a quien el pazo le llegara legado de manos de sus ancestros.

“Papel de estraza”, centrado en la represión en la Illa de Arousa, incluye un capítulo de Víctor Trabazo, meañés casado en A Illa. Este maestro se había implicado en la labor de las Misiones Pedagógicas, fue militante de la Asociación de Trabajadores, secretario del Pósito de Pescadores y uno de los fundadores del Céltiga Club de Fútbol. Esa militancia costó la vida, al ser represaliado en A Illa, donde fue detenido, paseado, y el cuerpo nunca se halló. Ni constancia ni certificación alguna de muerte “menos su gabán que apareció agujereado por los disparos”, explicaba Fernando Salgado.

Sus hermanos Daniel y Virgilio Trabazo (dentista el primero y catedrático de Agricultura el segundo), salvaron su vida cruzando el Atlántico. El último lo había logrado fugándose en compañía de su cuñado Ramón Calviño. Los dos habían sido puestos sobre aviso justo el día después del golpe de estado. Pasaron la noche ya refugiados en la rectoral de Meaño y en la madrugada de aquel 19 de julio (1936), partían en coche rumbo a Vilagarcía, donde pretendían embarcar. Un viaje en el que fueron acompañados por los sacerdotes Germán Blanco (Lores) y Desiderio Dovalo (Meaño), a fin de servirle de salvoconducto. Más temiendo ser reconocidos en Vilagarcía, sobre la marcha decidieron prolongar viaje hasta A Coruña, donde a media mañana embarcaron rumbo a Buenos Aires.

En el coloquio, presencia, entre otros, de Manuel Abuín, sobrino del propio Víctor Trabazo, y que, ya octogenario, rememoraba parte de su infancia en Meaño, a donde se acercaba de niño cada poco en bicicleta desde A Illa: “Aquí -recordaba- el verano era una fiesta continua, con celebraciones cada fin se semana, y de todo guardo recuerdo entrañable de los días más maravillosos de mi infancia”. Otros como José Trelles González, se emocionaba al querer compartir con el público el episodio vivido por su padre José Trelles Piñeiro que, junto su cuñado Secundino González, estuvieron condenados a muerte y pagaron con presidio en la isla de San Simón. “A pesar de los muchos años transcurridos -explicaba su esposa Dolores Padín-, José se emociona cada vez quiere relatar aquella tragedia.

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