Hacía tiempo que no se producían, pero los tristes y peligrosos enfrentamientos entre percebeiros y bateeiros han vuelto a escena en el litoral atlántico. Los primeros se oponen a que los segundos extraigan la cría del mejillón en rocas donde quieren “proteger” el percebe. O donde ellos mismos quieren recoger esa semilla para después venderla.
Y los segundos tratan de hacer valer su histórico y legítimo derecho a recolectar esa mejilla que necesitan para encordar sus viveros flotantes y así preparar el siguiente ciclo de cultivo.
Es la disputa de siempre. Esa que se ha dado en llamar “guerra de la mejilla” y que no deja de calentar motores y caldear el ambiente desde que la Consellería do Mar decidió impedir el acceso de los bateeiros a la cría existente en el equivalente a un 17% de la costa gallega.
Lo que sucede, explican los acuicultores, no es solo que consideren esa limitación como una medida “arbitraria, injusta y abusiva”, sino que “los percebeiros nos atacan y quieren frenarnos aunque vayamos a las zonas que sí tenemos autorizadas”.
Y eso es lo que ha vuelto a suceder, tanto el lunes como ayer, en lugares como Cabo Prior y Doniños (Ferrol), así como en Baiona. Se vivieron escenas de tensión y se escucharon insultos y amenazas cuando bateeiros arousanos trataban de obtener cría.
Incluso se vieron persecuciones por las rocas, se repitió el clásico lanzamiento de piedras y “a punto estuvo de ocurrir una desgracia”, advierten algunos bateeiros, convencidos de que “el día que nos enfrentemos de verdad será una batalla campal y puede haber heridos”.
Entre los productores los hay muy enfadados. Sobre todo los que tuvieron que “salir huyendo” al sentirse “amenazados y perseguidos”.
Como enfadados están los que se encontraron su furgoneta volcada cuando regresaron a tierra tras recoger la mejilla.
Y no fueron los únicos que sufrieron graves daños materiales, ya que los que no quieren a los bateeiros en las piedras de “su” costa, también se dedicaron a rajar las ruedas de sus vehículos y remolques; los que emplean en sus desplazamientos por tierra entre los puertos y las zonas de obtención de la mejilla.
“Esto va a ir a peor cada día que pase y ya no habrá quien evite el enfrentamiento en las piedras, por lo que después habrá que depurar responsabilidades”, sentencian los acuicultores.