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Los tambores redoblan para animar al Arosa en Langreo

Cerca de un centenar de arosistas se desplazaron a Asturias para apoyar al equipo en las gradas de Ganzábal

La iniciativa del viaje partió de los propios aficionados.. | // FDV

La larga espera de 28 años que el Arosa tuvo que sufrir para volver a competir fuera de Galicia se ha convertido en la demostración más palpable de que Vilagarcía quiere lo mejor para su club decano.

El masivo desplazamiento de aficionados en el día de ayer a Langreo fue la evidencia del orgullo que supone para muchos el tener a un equipo de fútbol de su ciudad codeándose con clubes cabecera de Salamanca, Palencia, Segovia o Pontevedra, entre otras.

El Arosa nunca caminará solo y menos ahora que le hace falta el máximo aliento para poder salvar una categoría muy deseada.

Un club siempre se mide por la calidad de su afición y en eso el Arosa es campeón en 2ª RFEF. El importante partido que el equipo disputó ayer en Langreo, resuelto con empate a un gol, se convirtió en la demostración más palpable de la suma de sentimientos que genera en muchos vilagarcianos la camiseta arlequinada. Como los amigos, las buenas aficiones se miden siempre en los peores momentos. En este sentido lo visto ayer en tierras asturianas está fuera de toda duda.

Todos los jugadores agradecieron el enorme apoyo recibido a la conclusión del partido. // FDV. | // FDV

A lo largo de toda la semana, y por iniciativa de la irreductible peña Escuadra Arlequinada, se fue gestando la posibilidad de fletar un autobús para apoyar al equipo en Ganzábal. Las 50 plazas disponibles se completaron y fueron muchos otros los que se desplazaron en vehículos particulares para no fallarle a su equipo.

De este modo, cerca de cien personas se presentaron en las gradas del estadio del Langreo para alentar a los suyos hasta el pitido final.

El autobús se quedó pequeño para la ocasión. | // FDV

A las 8 de la mañana, que 24 horas antes serían las 7, partió el autocar lleno de bufandas, banderas, bombos, pero sobre todo de mucho ánimo. Todo el viaje fue una sucesión de cánticos hasta llegar a destino, previa parada en Ribadeo para templar el cuerpo.

Los cánticos y las banderas no pararon ni un solo minuto. | // FDV

El desembarco en Langreo se produjo con la suficiente antelación como para poder disfrutar de las bondades de la cocina asturiana y también de su sidrina, aquellos que se atrevieron. A las 15.30 horas, la gran mayoría de los desplazados se personaron en la entrada del estadio para recibir al autobús del Arosa e insuflarle a la plantilla todo el apoyo posible para una cita tan importante como las que restan para conseguir el ansiado objetivo de la permanencia.

Bufandas y camisetas arlequinadas lucieron en Asturias. | // FDV

Mucho antes de que el balón comenzase a rodar, la afición arlequinada ya se había apropiado del estadio a base de colorido, canciones y animosidad.

Los jugadores de Jorge Otero agradecieron desde el calentamiento tanta avalancha de buenos deseos y correspondieron durante el partido con una gran entrega que se quedó sin el premio de una victoria que no sería inmerecida.

Comunión incondicional

El pitido final fue otro ejemplo de la comunión perfecta entre un equipo y su afición.

Todos los jugadores acudieron a agradecer el enorme esfuerzo realizado por los suyos pasando debajo de las enormes banderas rojiblancas en medio de la admiración y asombro de más de 500 asturianos.

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