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“Eu necesito a mar”, la compleja vida de la mujer en los años 40 y 50

Un documental de Antonio Caeiro relata la sumisión a la que estaban abocadas

Antonio Caeiro se documenta para realizar el trabajo premiado en el Curtas. | // FDV

Los “salones de baile” en las décadas de los cuarenta y cincuenta, en pleno apogeo de la Dictadura de Franco, fueron claves en una sociedad de tiempos convulsos, aquellos en los que la mujer desempeñó antagónicos papeles de protagonista y víctima. Esa nefanda época se aborda en el documental “Eu tamén necesito a mar” que se proyecta el 25 de marzo en el Salón García, un trabajo cuyo hilo conductor se engarza sobre la historia de la familia de Antonio Caeiro, su guionista, quien confiesa:“Soy descendiente de tres generaciones de madres solteras”, con lo que eso significaba de aquella.

La videocámara de Antonio Caeiro pretendía grabar testimonios de parejas formadas al son de los bailes lentos en los salones que proliferaban en todas las esquinas de los pueblos en el período de posguerra, en aquellos complejos años cuarenta, cincuenta y principios de los sesenta. Pero finalmente “Eu tamén necesito a mar” se convirtió en la historia del abuso que han sufrido las mujeres de una de las generaciones más sometidas, pero también se habla de sus fortalezas, de esas que aguza el hambre y el miedo.

Una maestra con sus alumnas en una foto de recuerdo | // FDV

“Margarita Teijeiro -su pareja y miembro de O Faiado da Memoria- y yo fuimos a San Sadurniño en Ferrol para hablar con gente de la edad de mi madre, de esa generación que nació alrededor de 1930, y me había contado lo que ella tuvo que soportar y también a su madre o su abuela, tres generaciones de mujeres solteras y con hijos, lo que en aquellos tiempos estaba muy mal visto por la sociedad”, explica Caeiro.

Cartel del largometraje “Eu necesito a mar” de Antonio Caeiro. | // FDV

“En los comienzos del trabajo nos encontramos a varias parejas susceptibles de relatar su testimonio pero enseguida nos dimos cuenta de que los hombres solo recordaban sus intenciones lúbricas cuando acudían al salón de baile mientras que ellas si relataban sus penurias, las limitaciones que les imponían y la vigilancia a la que se las sometía; por lo que decidimos que iba a ser una historia de mujeres; de su vida social enfocada al matrimonio desde la escuela, con enorme sufrimiento cuando descubrían que les llegaba la primera regla o cuando se veían en la necesidad de abortar clandestinamente y con métodos salvajes, incluidas agujas de calcetar, para evitar ser señaladas por una sociedad gobernada por y para el hombre”.

Estas tres antecesoras de Caeiro se convirtieron en el hilo conductor, en el nudo gordiano, del documental que el próximo viernes 25 de marzo se proyecta en el Salón García de Vilagarcía y cuya creación está dirigida a eliminar el polvo que cubre la turbulenta la historia de muchas mujeres de la posguerra, esa que no aparece en los libros o lo hace de soslayo.

“Son una veintena de testimonios que, narrados por separado, son coincidentes, tienen un nexo común, pues reflejan la cruda realidad de las mujeres de la época sometidas a una educación dirigida a ser sumisas a la voluntad del marido, con una vinculación muy fuerte con la iglesia y de marginación cuando el amor llegaba por cauces diferentes al orden establecido”, explica de forma sucinta el autor del documental. También historias de deslealtades, de vergüenza y de oprobio.

Caeiro sabe que la exposición de este largometraje de 70 minutos de duración, que fue premiado en el Festival Curtas de Vilagarcía en la sección de documentales, es casi una autobiografía de su familia, pero también la de una clase social que vivió la opresión de la Dictadura.

Se fijó así en las escuelas, en las que no solo se separaban a niños de las niñas, sino que también tenían una educación distinta con asignaturas como confección o cocina entre las más importantes, sin olvidar la religión que estaba presente en todos los ámbitos de la localidad.

El cura aparecía en todas las escenas, se le veía en las escuelas pero también en los salones de baile de los pueblos; también con una Sección Femenina que tenía gran influencia en las ciudades o en cualquier actividad que se terciase”, como recogen sus cámaras.

“En los pueblos, también en las ciudades, la mujer desempeñaba un papel, un rol secundario dirigido a ser ama de casa y madre ejemplar, atender las labores del campo y ser sumisa”, se desprende de este trabajo de recuperación de una historia oral que ya muy pocos, sobre todo muy pocas, pueden dar fe.

El autor asegura que ha intentado abarcar todos los frentes posibles con “recuerdos devastadores de mujeres que han sufrido maltratos y vejaciones de sus maridos, hermanos o padres, que han tenido que abortar con métodos realmente escabrosos como el empleo de agujas de calcetar, pero también con alguna de las primeras divorciadas de la Transición y las que tuvieron hijos de soltera”.

Una sumisión que aún hoy necesita reparación.

Cicatrices del reciente pasado

O Faiado también viaja a Santiago y Vigo para la exhibición de otros documentales históricos como “Resonancias do pasado” o “Vilagarcía” en las que se ofrecen escenas desde los años veinte a los ochenta, en secuencias que recuerdan muchos de sus protagonistas y que permiten obtener una idea de los cambios en la ciudad. Sin olvidar otros trabajos de Caeiro con títulos tan sugerentes como “Aillados” en el que se narran las peripecias de la cárcel de San Simón; “A memoria nos tempos do wolfram”, también relacionado con este período de la reciente historia de Galicia o “A volta dos nove” y las cruces enigmáticas de Valmiñor. Unas cicatrices que perduran en el presente.

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