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El Muiño do Ferreiro de Lores reabre como tasca

El hostelero Enrique Vilar se interesa por la explotación del singular edificio en las riberas del Chanca

El agua del Chanca movía O Muiño do Ferreiro durante muchos años. | // IÑAKI ABELLA

Dos fueron los hosteleros que concurrieron para hacerse con la explotación de la tasca O Muiño do Ferreiro, de propiedad municipal, y que está enclavada en la senda de la ribera del Chanca a su paso por Lores. El concurso, que se tramitaba bajo la modalidad de concesión demanial, se falló en favor de la oferta presentada por el hostelero Enrique Vilar Casal, con participó con una propuesta de 7.168 euros, superando los 4.700 ofertados por la otra candidata.

Esta tasca-molino dispone de una superficie de 428 metros cuadrados para su explotación. Situada en un bello paraje, es uno de los atractivos de la hostelería meañesa cada verano, además del público que se acerca en época estival a disfrutar de la pequeña playa fluvial existente en la zona. Este viejo edificio, que fuera en su día vivienda-molino de maquía se sitúa en el enclave conocido en Lores como “O Catadoiro”.

Su construcción, documentada a finales del siglo XIX, corrió de la mano de Manuel Fernández. Dejó de ser molino de maquía en los años 60 y a inicios de los 70 cesó en su labor de moler grano.

El Concello acabó adquiriéndolo en los años 90 para reconvertir el entonces ruinoso molino en la tasca que es hoy. A lo largo de este tiempo su explotación pasó por diversas manos, la última la suscrita en 2017 con una hostelera de Sanxenxo por importe entonces de 4.500 euros.

Apertura en verano

Las condiciones de hacerse para la explotación de esta tasca le obliga a abrir al público entre los meses de junio y septiembre, ambos incluidos, por un tiempo mínimo de 8 horas diarias y un mínimo de 6 días a la semana (permitiéndose, a lo sumo, una jornada de descanso semanal). Para las franjas de marzo a mayo y de octubre a noviembre, la apertura mínima deberá ser fines de semana (de viernes a domingo) y días festivos.

A partir de ahí, el hostelero Enrique Vilar Casal decidirá sobre su voluntad de mantener abierto el establecimiento más tiempo a lo largo del año.

El concesionario se compromete también a aportar el mobiliario y equipamiento necesario para la actividad.

El plazo de concesión administrativo suscrito es de un año, prorrogable anualmente hasta un máximo de cuatro en base a los 7.168 euros concertados, previa solicitud del adjudicatario y por acuerdo expreso del Concello, hasta un máximo de cuatro años.

Eso sí, el Concello se reserva el derecho para rescatar la concesión antes del vencimiento, si así lo justificasen circunstancias sobrevenidas de interés público, aunque todas estas condiciones son extraordinarias, pues lo razonable es que si el negocio va bien participe en un nuevo concurso.

Exigencias para el nuevo concesionario

Las bases establecían una partida mínima de 4.500 euros, fallando a partir de ahí en favor del mejor postor, pero a mayores, el adjudicatario acreditaba experiencia profesional de ocho años en el sector de hostelería, amén de llegar avalado con la realización de cursos relacionados con este campo. El beneficiario deberá presentar ahora, dentro del plazo fijado por el Concello, la obligada alta del Impuesto sobre Actividades Económicas, sendas certificaciones positivas, expedidas en su caso por la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, por la Agencia Tributaria de Galicia, y por la Tesorería de la Seguridad Social, para acreditar que el hostelero se encuentra al corriente de sus obligaciones tributarias.

Añadido, deberá aportar documentación justificativa de tener constituida la garantía definitiva por importe de 404,82 euros, de disponer los medios materiales y personales que se comprometió a adscribir, además de la póliza del seguro de responsabilidad civil.

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