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Angustia en el mercado

Empresarios, vendedores y consumidores claman al cielo por los precios de la cesta de la compra

Una joven vilagarciana en el puesto de venta de Rosi Martiñán. M. MÉNDEZ

Los vendedores de las plazas de abastos no solo pierden poder adquisitivo a diario, como sucede a cualquier otro ciudadano, sino que se encuentran con “precios desorbitados” cuando acuden a las lonjas para adquirir el producto que después venden a sus clientes.

Por este motivo, unos y otros pagan las consecuencias de la crisis actual y pronostican que “el desabastecimiento será generalizado muy pronto, tanto si las cofradías deciden unánimemente amarrar la flota como si no, ya que hay armadores que ya no pueden encender sus barcos”.

“Esto mete miedo, y todos sabemos que lo peor está por venir, aunque prefiero no pensarlo, porque la situación actual es realmente angustiosa”, reflexiona Rosi Martiñán Diz, una de las vendedoras de la plaza de abastos de Vilagarcía.

La huelga del transporte iniciada el lunes contribuye a ello. Y más aún al ver que se agudiza y que es ya absoluta, por lo que se frena la cadena de distribución de la mercancía y, en consecuencia, se impide a los consumidores acceder a los productos frescos de la pesca, el marisqueo y la acuicultura.

Marisco a la venta en el puesto del cambadés Benito Pérez. | // M. MÉNDEZ

“De madrugada los piquetes quemaron un camión en Benavente que llevaba producto para Valencia y no vamos a arriesgar la vida de nadie, por eso no queda otra salida que sumarnos al paro”, indican en una depuradora arousana de moluscos como el berberecho, la almeja o el mejillón, que además de escasear en las bateas tiene cada vez menos posibilidades de llegar a los clientes franceses e italianos.

Estamos abocados a un desabastecimiento generalizado en toda Galicia que es consecuencia de lo que se ha encarecido la cesta de la compra, la luz, el gasóleo, la huelga del transporte, el paro de la flota y toda esta nueva pandemia que tenemos encima

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Un recorrido por esas depuradoras, lonjas como las de Vigo, O Grove y Ribeira, o por mercados de abastos como los de Vilagarcía o Cambados, permite comprobar que los precios de pescados y mariscos son elevados y que la oferta de productos es cada vez menor.

El rodaballo, a 34 euros, más impuestos

“Si llegamos a la lonja y nos piden 34 euros por el kilo de rodaballo, más impuestos, nos obligan a ponerlo a la venta en la plaza a 38 o 40 para ganar un par de euros, y esa es una tarifa muy difícil de defender ante nuestros clientes, que cada vez se ven más apretados por el precio de la luz, el carburante y la vida en general”, explica una pescantina.

Eva Torrado coloca el pescado en su puesto de la plaza, ayer. | // M.M.

Dicho de otro modo, que “ya llega poco producto a la lonja porque hay escasez en muchas especies y la flota empieza a amarrar porque no le compensa salir a faenar, y a esto se suma que nosotros tampoco tenemos capacidad para pagar precios tan altos en lonja ni podemos arriesgarnos a ello, ya que después no se vende”.

Vamos a tener que comer solo patatas fritas, aunque puede que ni eso, ya que también se acaba el aceite y no compensará plantar patatas

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Por eso “estamos abocados a una crisis absoluta, con un desabastecimiento generalizado en toda Galicia que es consecuencia de lo que se ha encarecido la cesta de la compra, la luz, el gasóleo, la huelga del transporte, el paro de la flota y toda esta nueva pandemia que tenemos encima”, reflexionan los pescaderos consultados en la plaza de Vilagarcía.

“Puede que lo del COVID sea poca cosa al lado de esto”

Podría citarse a muchos carniceros, pescantinas o consumidores que ayer ofrecieron su versión de la situación económica y social actual en la comarca y el mundo. Pero, prácticamente, todos llegan a la conclusión de que la actual es “una grave crisis” que “solo acaba de empezar” y cuyo alcance es impredecible, ya que “puede hacer que la difícil situación provocada por el COVID se quede en poca cosa al lado de esto que nos toca sufrir ahora”.

Tal es el pesimismo que azota a la sociedad –tanto a los consumidores como a los comerciantes– que algunos de los consultados ayer en la plaza de abastos vilagarciana sostienen que “costará más que nunca salir adelante”.

“Que nadie diga que esto es consecuencia de la guerra"

“Que nadie diga que esto es consecuencia de la guerra porque los precios del combustible ya se habían disparado antes de la invasión rusa”, apostillan otros vendedores.

“Hay menos barcos trabajando y menos producto disponible en las lonjas, donde especies como la lubina subieron 3 euros en kilo respecto a la semana pasada”, explica Miguel González, de Pescados y Mariscos Sabarís.

Compra habitualmente en la lonja de Vigo, donde en la subasta llevada a cabo durante la madrugada de ayer “nos pedían 30 euros por el lenguado, 34 por el rodaballo, 21 por la lubina y 24 euros por el coruxo; y a todo ello hay que sumar el IVA, lo cual significa que los precios están disparados”.

La cesta de la compra está cada día más cara. M. Méndez

“Está claro que estos precios son indefendibles, ya que si la flota y el transporte por carretera paran, nosotros tendremos que parar también”, sentencia Miguel González, en clara sintonía con lo manifestado por el cambadés Benito Pérez, en cuyo puesto de venta se despachaba ayer la almeja babosa a 16 o 20 euros, la japónica a 13, el centollo a 20 y el berberecho, a 10 y 15 euros el kilo.

“Hace tiempo que los productos subieron en lonja, sobre todo el pescado plano”, esgrime Rosi Martiñán, que ayer vendía en la plaza el lenguado a 28 euros, al igual que el coruxo.

La diferencia es que mientras la flota puede acceder a subvenciones, nosotros no tenemos ayudas, por lo que si esto sigue así estamos perdidos

Rosi Martiñán - Pescantina en la plaza de abastos de Vilagarcía

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“Lo que más aceptación tiene actualmente, porque está en temporada, es la caballa, que sale a 8 euros, pero poco vamos a poder consumirla si amarra la flota, ya que eso nos obliga a parar a nosotros también”, insiste esta vendedora vilagarciana que adquiere su mercancía en lonjas como la de Ribeira.

Rosi Martiñán y Eva Torrado

“La diferencia es que mientras la flota puede acceder a subvenciones, nosotros no tenemos ayudas, por lo que si esto sigue así estamos perdidos”, sentencia Rosi Martiñán.

Desde hace tiempo nos cuesta pagar la factura de la luz y llenar el depósito de gasolina del coche; y ahora también tenemos dificultades para llenar la cesta de la compra

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“Está todo realmente caro en lonja y hay cada vez menos producto disponible, por lo que estamos ante una situación realmente preocupante”, añade otra pescantina, Eva Torrado.

Preocupación que comparten en Pescados Couto, que tras adquirir su producto en lonjas como Cambados y O Grove lo vende en la plaza de Vilagarcía. La raya y el choco, por ejemplo, salían ayer a 12 euros, la merluza y el chincho, a 10, el lenguado, a 26, y el pulpo, a 15 euros el kilo.

“Con lo que está pasando vamos a tener que comer solo patatas fritas, aunque puede que ni eso, ya que también se acaba el aceite y no compensará plantar patatas”, asevera, entre preocupado e irónico, el responsable de este puesto de venta.

A veces vienen clientes que nos dicen que la carne está carísima y se quejan, pero nosotros tratamos de explicarles que no es cosa nuestra, sino que ya la estamos comprando carísima a nuestros proveedores

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Y eso que “el pescado siempre se puede defender algo mejor que el marisco”, explican en Hermanos Doval, donde venden el centollo a 15 o 20 euros, la volandeira a 12, la babosa, a 18 o 20 euros, y la japónica, a 13 el kilo.

“No podemos tener demasiado producto a la venta” porque en las “rulas” ya se subasta “carísimo, y la gente tiene cada vez menos dinero para hacer la compra”, insisten en esta pescadería, antes de resaltar que “el berberecho de Noia ya no se puede adquirir, porque ronda los 10 euros, más IVA, en la lonja”.

El puesto de Pescados y Mariscos Sabarís. M. MÉNDEZ

Escasez de mejillón

Tanto en este puesto como en otros existentes en la plaza de abastos vilagarciana abundan en todo ello diciendo que “la escasez de mejillón es preocupante, ya que es demasiado pequeño y el consumidor no quiere de ese que mete 50 o 60 piezas en kilo”.

La situación ya era mala desde hace tiempo porque las ventas habían bajado, pero es que ahora resulta pésima, y eso que esto solo acaba de empezar

José Manuel Limeres - Carnicería José Manuel

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El lamento del consumidor

Lamentos estos de los vendedores a los que no son ajenos sus clientes. “Con estos precios es imposible llevar pescado a casa, y en el marisco ya ni pensamos”, indica Aurora Aragunde, una de las compradoras habituales en la plaza de Vilagarcía.

Algunas de las vendedoras de la plaza vilagarciana, ayer. M. MÉNDEZ

Como otros muchos clientes, ayer recorría los diferentes puestos en busca del mejor precio, antes de concluir que “hay productos que cuestan tanto como en diciembre, antes de Navidad”.

Con estos precios es imposible llevar pescado a casa, y en el marisco ya ni pensamos

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Roberto Buceta es uno de los compradores que ayer se fueron de vacío, ya que no encontró el pescado que buscaba a un precio “razonable”.

Quien sí compró fue Marta, una joven vilagarciana que acudió a la plaza a por lenguado y acabó llevándose caballa para comer.

“Desde hace tiempo nos cuesta pagar la factura de la luz y llenar el depósito de gasolina del coche; y ahora también tenemos dificultades para llenar la cesta de la compra, porque seguimos ganando lo mismo que antes, mientras que los precios de ahora son prohibitivos”, reflexionaba esta misma clienta.

Un puesto de bacalao salado, el de Mariscos Sabarís y el de Carnicería José Manuel, en la plaza de abastos vilagarciana.

Sin salir del mercado municipal de abastos vilagarciano, otros consumidores incidían en que “el coste de la cesta de la compra se ha disparado, y no solo para el pescado y el marisco, sino también en las carnicerías, donde el cordero, la ternera e incluso el cerdo están ya a precio de oro”.

“Va a costar más que nunca salir de esta crisis”

Los carniceros consultados coinciden con las reflexiones de las pescantinas cuando apuntan que sus proveedores han cargado en la carne buena parte de los costes de producción que se han visto incrementados en los últimos tiempos.

“A veces vienen clientes que nos dicen que la carne está carísima y se quejan, pero nosotros tratamos de explicarles que no es cosa nuestra, sino que ya la estamos comprando carísima a nuestros proveedores; alguna a precios nunca antes vistos”, esgrimen los empresarios.

José Manuel Limeres es uno de ellos. Y desde su carnicería, situada en la plaza de abastos de Vilagarcía, abunda en esa reflexión diciendo que “la costilla de cerdo subió una barbaridad y se sitúa en torno a los 7,90 euros el kilo, que es un precio que nunca antes había alcanzado”.

Esto lo lleva a concluir que “la sociedad en su conjunto está en una situación extremadamente complicada a causa de unos precios que no dejan de subir, un día tras otro”.

El responsable de Carnicería José Manuel argumenta que “la situación ya era mala desde hace tiempo porque las ventas habían bajado, pero es que ahora resulta pésima, y eso que esto solo acaba de empezar”.

De este modo sostiene que “ahora sí que es cierto que estamos en crisis”. Y pronostica: “Va a costar más que nunca salir de ella”.

En este negocio, donde el solomillo de ternera se vende a 22 euros el kilo, y las chuletas de vacuno, a 13, vaticinan que este producto incrementará su precio en próximas fechas, al igual que el conejo, el pollo y demás carnes.

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