El cultivo de mejillón, el marisqueo y la pesca de bajura atraviesan momentos convulsos. En algunos casos estas actividades se están viendo amenazadas o mermadas por las nuevas directrices europeas y/o la presión de organizaciones ecologistas.

En otros, la supuesta sobreexplotación de los recursos o los daños que pueda causar el manejo de determinados aparejos desencadena la adopción de medidas que pueden suponer graves trastornos para la flota de artes menores gallega.

Dibujo de un "bou de vara", que se arrastra desde embarcación.

Y, particularmente, para la que maneja los miños con los que se capturan especies como el centollo, los trasmallos que tanto choco pescan y un arte ancestral como el bou de vara, que se emplea para obtener volandeira.

Una flota a tener muy en cuenta por la riqueza económica que genera, ya que en toda Galicia son 895 las naves autorizadas para el manejo de los miños, 110 de ellas en la ría de Vigo, 127 en la de Pontevedra y 202, en Arousa.

Tan importantes como esas redes, que en esta época del año se centran menos en el centollo y más en peces planos y cefalópodos, resultan los trasmallos, con 974 naves autorizadas en la comunidad: 184 censadas en puertos vigueses, 73 en la ría de Pontevedra y 334 localizadas en los municipios arousanos.

El manejo del bou en la campaña de la volandeira. Iñaki Abella

Estos últimos son, precisamente, los únicos en los que se registran los 86 barcos existentes en Galicia con permiso para el bou de vara.

A pesar de la importancia de esta flota podría decirse, atendiendo a las advertencias del Consello Galego de Pesca, que esas artes podrían tener los años contados, ya que la Unión Europea y “otras instituciones” tratan de “imponer limitaciones y restricciones a la pesca con artes de fondo en aguas comunitarias”.

Dibujo de un bou de vara.

Lo cual va en detrimento del manejo de los miños, el bou de vara, los trasmallos e incluso del rastro de la vieira, volandeira, zamburiña y ostra, con 183 naves en toda la comunidad de las que 88 se encuentran en Arousa, 25 en Pontevedra y 17, en Vigo.

La conselleira de Mar, Rosa Quintana, presidiendo por videoconferencia el pleno del Consello Galego de Pesca. FdV

La preocupación es evidente, tanto en el seno de la Xunta como en las cofradías y federaciones de pescadores. Unos y otros alertan de “la posibilidad de que se adopten nuevas medidas restrictivas al amparo de la Estrategia de Biodiversidad para 2030”.

De ser así, “complicaría la actividad de un importante número de embarcaciones y podría derivar en la pérdida de buques y empleos”, lamentan en la Consellería do Mar.

Todas las artes de pesca son respetuosas con el medio ambiente si se emplean bien

Consello Galego de Pesca

Es por ello que este departamento, dirigido por Rosa Quintana, trasladó a la directora general de Asuntos Marítimos y Pesca (DG MARE) de la Comisión Europea, Charlina Vitcheva, un informe que demuestra “la escasa huella de carbono y la nula huella hídrica que tienen muchas artes de arrastre de menor tamaño, lo cual es algo que refrendan también diferentes estudios internacionales”.

Paralelamente, la Xunta pidió conocer los informes biológicos, económicos y sociales que sustentan la propuesta europea para aumentar las áreas en las que se introducen limitaciones para la pesca con artes como las citadas.

La preparación de los miños en el puerto de O Grove. M. MÉNDEZ

Asimismo, el Consello Galego de Pesca insiste en que “todas las artes de pesca son respetuosas con el medio ambiente si se emplean bien”, lo cual lleva a la Xunta a preparar nuevos informes para, por ejemplo, dejar patente el indudable peso específico que tienen en Galicia artes menores de fondo como los rastros, bous, miños o trasmallos.

Impacto socioeconómico

Al igual que se elabora otro informe “sobre el impacto socioeconómico que tendrían las posibles restricciones sobre la pesca de fondo, tanto en el sector pesquero de litoral como en lo que faena en aguas comunitarias e internacionales".

Lo que intenta la Consellería do Mar es contrarrestar los planes europeos que pretenden limitar la actividad de dichas artes, que es, precisamente, lo que pretendía cuando hace unos días Rosa Quintana y su equipo se reunieron con autoridades pesqueras de la Bretaña francesa.

La conselleira de Mar, Rosa Quintana, y la directora xeral de Desenvolvemento Pesqueiro, Susana Rodríguez, en un encuentro con los presidentes de las federaciones de cofradías. FdV

Y como planteará próximamente ante las de Países Bajos e Irlanda, “con el ánimo de sellar alianzas” mediante las que salvar a la flota dedicada a la pesca de fondo.

Tampoco hay que olvidar que la propia conselleira planteó hace semanas ante la Alianza Europea de Pesca de Fondo la necesidad de defender ante las instituciones del viejo continente los intereses de esta organización, participada por alrededor de 8.000 buques y más de 22.000 trabajadores.

La flota de bajura vuelve a verse amenazada. Iñaki Abella

En todos esos encuentros, y los que están por venir, la Xunta trata de poner en valor “el buen hacer de la flota gallega y española, que emplea las distintas artes siguiendo estrictamente la legislación en vigor".

Así lo demuestra, considera la Consellería do Mar, el hecho de que "la mayoría de las pesquerías en las que faenan los buques gallegos se encuentren en el Rendimiento Máximo Sostenible (RMS)”, es decir, en “el nivel óptimo de capturas que se puede extraer de un caladero sin perjudicar el estado del recurso”.