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Mirador de Lobeira

Biblioteca, cuanto antes

Parece llegado el momento de que el Ayuntamiento se ponga manos a la obra y construya la imprescindible biblioteca central de Vilagarcía, aunque solo sea para que su inauguración sea una realidad antes de las elecciones municipales y poder presumir de gestión en los mítines por la ciudad y el rural.

Discutible es, sin duda, el emplazamiento, en una comunidad de vecinos de la calle de Castelao, cuya división horizontal deberá reformularse; también la capacidad, en tanto que la inversión de casi dos millones de euros quizás dieran para algo más que los 1.500 metros del viejo Liceo Casino.

Pero como ya está todo hecho y hasta el dinero del Reacpón suscrito con la presidenta provincial Carmela Silva, sería razonable que se empezase ya con la demolición del inmueble, pues pocas licencias necesita una administración como es el Ayuntamiento.

Ello por el simple hecho de que el proyecto ya viene de lejos si se tiene en cuenta que el alcalde hizo su obra de caridad en 2019 al saldar la deuda de una entidad recreativa y comprar un local del año 1972 que necesita casi más obra que las cuevas del Drach.

Sobre todo, porque los vilagarcianos tienen derecho a unas instalaciones dignas para leer un libro, hacer un trabajo o preparar un examen, ya que la de Rey Daviña es poco más que un salón de lectura, con más medios, pero menos confortables que otros parroquiales.

Pedir resignación no es suficiente cuando se aborda un compromiso urgente, en esta ocasión relacionado con la educación y cultura, base de otras facetas importantes del desarrollo humano.

Las administraciones han fallado en los tiempos a muchos ciudanos que en estos momentos, por ejemplo, preparan cualquiera de las 2.500 plazas de funcionarios convocadas para este verano.

También se decepciona a los alumnos de 2º de Bachillerato que en junio tampoco tendrán una biblioteca digna para preparar la Selectividad, cuyas fechas ya han sido anunciadas.

O a los universitarios vilagarcianos que tampoco dispondrán de mesa cuando lleguen las finales de junio o las convocatorias extraordinarias de julio.

Como no, también a aquellos que quieren disfrutar del recogimiento de leer un buen libro en una biblioteca digna o de quien busca una reseña que todavía nadie ha colgado en la compleja red de redes.

Es a todos ellos a quienes se les deben explicaciones, pues convertir el entresuelo y el bajo de Castelao, requiere mucho tiempo de obras, así por lo bajo se había apuntado que unos doce meses.

Y como ya es febrero, como también están los Carnavales (...y luego Semana Santa y más tarde el verano), como la pandemia sigue presente y como las cosas de palacio suelen ir despacio, no estaría mal que se diese un empujoncito a este proyecto.

Porque básicamente los usuarios necesitan unas instalaciones adecuadas en las que como dirían las autoridades sanitarias se pueda guardar la distancia de seguridad o al menos tener una mesa disponible cuando se necesita y sin problemas de acústica.

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