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"Ambarulla" atribuye la contaminación en la ría de Arousa a los vertidos de Padrón y Catoira

El informe descarta que los metales pesados en los sedimentos puedan provenir de la mina de Touro

Desembocadura del Sar en el Ulla. | // IÑAKI ABELLA

El informe “Ambarulla” del Instituto de Investigacións Mariñas de Vigo, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) atribuye la contaminación en la desembocadura del Ulla a vertidos procedentes de industrias y urbanizaciones de la zona de influencia de Padrón, Catoira o Santiago de Compostela a la vez que descarta o al menos minimiza que su origen pueda tener relación con la antigua actividad minera de Cobres San Rafael en Touro, municipio situado a unos sesenta kilómetros de la ría de Arousa.

Responsables de la futura explotación de la mina de Touro con la cofradía de Carril. | // IÑAKI ABELLA

Con estos datos en su poder, la empresa que pretende recuperar la abandonada concesión ha iniciado negociaciones con distintos colectivos de la ría de Arousa que se oponen a la reapertura de la industria minera. “Hemos mantenido unas 120 reuniones con colectivos en el último año para explicar las garantías de inocuidad que ofrece la empresa”, afirman Pablo Núñez, director de Relaciones Institucionales Pablo Núñez y el senior advisor de la firma Venancio Salcines, que llevan el peso de estas negociaciones.

Sonda multiparamétrica. | // FDV

El primer compromiso, explican, va a ser efectivo en próximos días y consiste en la instalación de una boya-sonda multiparamétrica en la desembocadura del Ulla, que va a determinar en cada momento el estado de las aguas que llegan a Pontecesures.

El dispositivo, que ha supuesto una inversión de 25.000 euros, va a determinar con mucha precisión de la procedencia de los metales pesados y como influyen estos en actividades económicas como el marisqueo o la pesca, con valores en tiempo real sobre la presencia de cobre, mercurio, cadmio, y plomo, entre otros.

Valoración instantánea

Su instalación se decidió tras conocer la gráfica de otros estudios anteriores encargados por la empresa y en los que se determinan con precisión los componentes contaminantes en distintos puntos de la red fluvial, especialmente afluentes cuyas aguas desembocan en la ría de Arousa.

Y en esas gráficas se observan claramente los episodios más significativos, el más preocupante a la altura de Padrón o Pontecesures, con picos realmente altos, que contrastan con los observados en el recorrido que deberían realizar los elementos y metales pesados procedentes de la concesión minera.

De ahí que los investigadores deduzcan que el foco principal de contaminación tenga su procedencia en otras actividades mucho más próximas y muy poco o nada que ver con los sedimentos o minerales arrastrados por el cauce desde Touro, la comarca del Deza y su llegada al límite entre Pontevedra y A Coruña.

Este estudio diario es del que se encargará la Estación de Bioloxía Mariña da Graña de la USC que elaborará una medición continua de parámetros fisicoquímicos en las zonas de extracción del ámbito territorial de la Cofradía de Carril.

Los portavoces de Cobres San Rafael enfatizan sobre el informe del CSIC, “un organismo nada sospechoso” y que indica que “la afección metálica en el sedimento fluvial, debido a los pasivos ambientales de anteriores explotaciones mineras, solo es mínimamente relevante en los cauces más próximos a la mina de Touro, debido a una falta de restauración de la zona explotada entre 1973 y 1986”.

Recorrido irregular de los metales

Y añade que en la confluencia de estos cauces con el Ulla “el efecto de esta contribución desaparece en Pontevea, siendo la capacidad de dilución de cinco a doce veces”.

Por ello subrayan que en el sedimento del estuario “se ha observado un impacto antrópico local por materia orgánica, cobre, cromo y zinc del entorno de Padrón y Catoira”. Y finalmente indican que la propia ría tiene un enorme poder de dilución respecto al río Ulla pues “las mareas movilizan cien mil veces el caudal fluvial diario”.

Lugar de uno de los puntos de vertido de origen industrial detectados en Catoira. M. Méndez

Reseñan asimismo que el embalse de Portodemouros es la clave principal de un sistema fluvial y a juicio de los expertos del CSIC “ninguna de las anomalías en las concentraciones de metales supera los límites legales, únicamente se superan los fosfatos en el río Sar”.

Pero a la par que los problemas de contaminación, en Cobres San Rafael aseguran que cumplirán con todos los compromisos para que la explotación minera sea sostenible, sin ahorrar recursos.

Los directivos consultados por FARO afirman que no escatimarán gastos en la regeneración de la anterior mina, aunque calculan que el proceso supondrá una inversión de unos dos millones de euros.

Concesión

Pero antes de llevarla a cabo, Atalaya Mining debería ser la propietaria de la explotación, algo que todavía no se produjo. “Se han realizado algunas catas, pero la concesión todavía no ha sido adjudicada; evidentemente las inversiones se realizarán cuando se confirme la propiedad”, explican.

A la vez aseguran que cuando comience la actividad minera se actuará con un rigor máximo en las 100 hectáreas de terreno y se minimizarán las probabilidades de contaminación al sistema fluvial. De hecho aseguran que en la nueva actividad extractiva de cobre emplearán sistemas de circuito cerrado de agua y se construirán balsas de decantación secas, de modo que ninguno de los metales extraídos pueda llegar siquiera al río Brandeiras, el más próximo a la mina de Touro.

En cuanto al sistema de circuito cerrado subrayan que la mina contará con un canal que recogerá las aguas de lluvia de 3 kilómetros de largo y una profundidad máxima de 20 metros, además de dos plantas de tratamiento que purificarán todo el proceso.

Cobre y cobalto, claves de la nueva producción

En Cobres San Rafael refieren que su proyecto medioambiental es firme con una apuesta por energías limpias y la extracción de minerales fundamentales para industrias en proceso de cambio, como el caso de la automoción. Ello, explican los portavoces de la empresa, es la clave del interés por la mina de Touro, un terreno muy rico en cobre, pero en la que también se encuentra cobalto, imprescindible en las nuevas generaciones de vehículos eléctricos pues, de momento, es uno de los componentes imprescindibles para las baterías de larga duración. Venancio Salcines insiste en que la presencia de cobalto en España se circunscribe a muy pocas comarcas españolas y que se trata de un material que es necesario importar y se encarece a consecuencia de su transporte, sobre todo desde China. Pero también el cobre es en estos momentos especialmente relevante debido a su elevado precio actual precisamente a consecuencia del auge de la automoción eléctrica. Salcines reconoce que el valor del cobre “se ha disparado”, por lo que es una oportunidad contar con dicha materia prima en Galicia, lo mismo que en las minas de Río Tinto, donde tiene la matriz la firma que pretende recuperar la explotación de la mina de Touro. La concesión minera gallega, además, se propone generar medio millar de puestos de trabajo en esa comarca del interior, una localidad que confía en esta oportunidad económica.

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