La Denominación de Origen Rías Baixas va de récord en récord, sin verse alterada por la pandemia, el Brexit, los aranceles impuestos por la administración de Estados Unidos ni por otras muchas adversidades a las que ha tenido que hacer frente en los últimos años.

El interior de una de las bodegas arousanas. Iñaki Abella

La mejor prueba del buen momento que atraviesa esta marca de calidad, con el albariño por bandera, es que siguen efectuándose plantaciones, cada vez son más las bodegas que exportan su producción y que 2021 fue un año de ventas “históricas”.

Una de las imágenes promocionales de los vinos de Rías Baixas.

Así las califica el Consello Regulador tras hacer recuento y ver que el pasado año el Órgano de Control y Certificación expidió 36.730.041 contraetiquetas, lo que supone un 14,63% más que el ejercicio anterior.

Una de las contraetiquetas.

Son, insiste Rías Baixas, unos “datos récord que también se registran en cuanto a los litros verificados por este departamento, que ascendieron a 27.547.531”.

Esto permite concluir que “los vinos de Rías Baixas mantienen su tendencia ascendente a pesar de la crisis sanitaria y de la incertidumbre económica vivida durante el pasado año”, lo cual se interpreta como “una prueba de la fortaleza” de este sello de calidad.

Esfuerzo de bodegas y viticultores

Todo ello es fruto, añaden en el Consello, “del esfuerzo de un sector cohesionado que sigue apostando por la calidad y versatilidad de sus vinos, basando su estrategia en el potencial de sus variedades autóctonas y la estructura de su modelo productivo”.

De este modo el Consello destaca y alaba el trabajo de bodegas y viticultores, al igual que saca pecho por su “acertada apuesta por un modelo de producción sostenible que refuerza su vínculo con el medio rural en el que se asienta la Denominación de Origen”.