Un cierre que pone fin a 28 dulces años en O Regueiro

El histórico quiosco tuvo ayer su última jornada de trabajo obligado a cesar su actividad por las obras de modernización de la plaza y con un futuro incierto por delante

María Otero, ayer en el quiosco, confía en poder seguir llevando las riendas tras las obras.  |

María Otero, ayer en el quiosco, confía en poder seguir llevando las riendas tras las obras. | / Noé Parga

La modernización de la plaza de O Regueiro también ofrece una ruptura con el pasado que va más allá de los componentes estéticos. Una de las consecuencias obligadas es el cierre del quiosco que durante los últimos 28 años ha dispensado momentos agradables al paladar de muchísimas generaciones en A Illa.

Ayer fue la última jornada de trabajo de un negocio que hacía de la atención directa su razón de ser y que durante el último año y medio ha estado regentado por una María Otero que no podría reprimir el llanto al recordar lo que la obligada situación le genera. “Esto para mí no es un trabajo, es una experiencia. Conocer a tantas familias y a tantos niños es algo genial. Puedes tener un mal día que llegas al quiosco ves la sonrisa de los niños y se te pasa todo”.

Esto para mí no es un trabajo, es una experiencia. Conocer a tantas familias y a tantos niños es algo genial. Puedes tener un mal día que llegas al quiosco ves la sonrisa de los niños y se te pasa todo

María Otero

— Quiosquera de O Regueiro

Natural de Tui, pero afincada en A Illa desde hace doce años, María Otero reconoce que una cuestión que le preocupa es no saber que va a pasar con el quiosco que habrá en la futura plaza de O Regueiro. “Desde el Concello nos aseguran que habrá una caseta, pero la concesión tendrá que salir a sorteo. A mí me encantaría seguir con el negocio, pero es una situación que me genera mucha angustia”, asegura quien ayer tuvo que cerrar por última vez la puerta del histórico punto de venta.

Con las obras ya en marcha, María Otero también deja bien claro que no se opone lo más mínimo a la transformación integral de O Regueiro, “es algo muy necesario para toda A Illa. Estoy muy a favor de este proyecto. Es algo que todos pedíamos y llegó el momento de hacerlo. La esperanza de poder volver al nuevo quiosco no la pierdo”.

Incluso apunta la quiosquera que “no es el trabajo más rentable del mundo ni mucho menos, pero el ver que los niños y sus familias depositan confianza y cariño en ti con muchísimos detalles es algo que es muy gratificante porque son cosas que no se pagan con dinero”.

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