Cuando la flota de enmalle de O Grove que se dedica a la pesca del centollo decide “destrallar” (cambiar) sus “miños” y renueva el paño, la red ya inservible se amontona en la zona portuaria de O Corgo dentro de grandes sacos de obra.
Allí permanece hasta que llega el momento de su traslado en camiones hasta un gestor autorizado, que suele ser una empresa asentada en O Cavadelo (Vilagarcía de Arousa).
Pero no solo se reciclan y/o destruyen las viejas redes que el sector ya no precisa o no puede emplear más, sino también los aparejos ilegales que con demasiada frecuencia se ven obligados a retirar del agua los efectivos de Gardacostas.
El centollo es una de las especies más castigadas por los furtivos, de ahí que los “miños” sean las redes a las que más recurren.