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O Salnés suspende en los aparcamientos para personas con movilidad reducida

Tres plazas de aparcamiento reservado en Cambados, que incumplen varios requisitos de accesibilidad

Plazas más estrechas de lo que marca la legislación; mal señalizadas; sin la suficiente zona de transferencia o con señales de tráfico, árboles ornamentales, bolardos o farolas justo en el lado donde tendría que abrir la puerta del acompañante. .. Estas son algunos de los obstáculos que las personas con discapacidad se encuentran a diario cuando intentan estacionar en alguna plaza reservada para ellos en O Salnés.

“En general, la situación de los estacionamientos reservados para las personas con movilidad reducida es bastante mala en la comarca”, afirma María Xesús Pérez Piñeiro, trabajadora del área jurídica de la Confederación Galega de Persoas con Discapacidade (Cogami) y secretaria de otras dos asociaciones, Amico y Acadar.

Los afectados no cuestionan la buena intención de los responsables políticos, pero sostienen que a menudo las plazas se habilitan sin un criterio técnico adecuado o se pintan en una calle sin darse cuenta de que la accesibilidad no se limita a tener uno o dos aparcamientos reservados.

Porque de nada le vale a un discapacitado disponer de una plaza si después el pavimento es de adoquín, si apenas tiene zona de transferencia (espacio para que una persona que necesita silla de ruedas para desplazarse pueda subir o baja de su coche) o si para llegar a una acera con rampa tiene que recorrer un trayecto largo por la calzada, entre los demás coches.

María Xesús Pérez, trabajadora del área jurídica de Cogami Cedida

“La normativa existente se incumple en cuanto a diseño, dimensiones, señalización y localización de las plazas”, añade María Xesús Pérez, natural de Cambados aunque residente desde hace años en Santiago. Además, plantea que es un problema generalizado, que se aprecia en mayor o menor medida en todos los pueblos.

“Las dificultades que tenemos las personas con movilidad reducida son generalizadas, se dan en todos los concellos”, aclara. En su opinión, las plazas reservadas a personas con discapacidad serían más funcionales si las autoridades y los técnicos municipales recabasen antes el asesoramiento de las entidades de afectados. Uno de los servicios que presta Cogami, por ejemplo, es asesorar a los ayuntamientos en la redacción de sus planes de accesibilidad.

Las plazas deben medir cinco metros de largo por 2,20 de ancho, pero pocas tienen esas dimensiones

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Tampoco faltan los casos en los que la plaza no está del todo mal, pero los usuarios se encuentran con que no pueden usarla por el incivismo o el desconocimiento de otros conductores, que aparcan demasiado pegados a los vehículos de los discapacitados, con lo que les impiden entrar o salir de su coche. “Muchos conductores no respetan las zonas de transferencia pese a estar señalizadas”, afirma María Xesús Pérez, y cita el caso de las plazas existentes en las proximidades de la plaza de abastos de Vilagarcía. El estacionamiento en esa zona se cotiza muy caro, de ahí que haya quien hace caso omiso de los cebreados existentes junto a las plazas reservadas. Al aparcar sobre ellas, está perjudicando (a sabiendas o por desconocimiento) a una persona que necesita muletas o silla de ruedas para desplazarse.

Ejemplos

Cuando se le pregunta por ejemplos de aparcamientos reservados mal diseñados, María Xosé Pérez cita varios de Cambados, pero no porque la situación en esta localidad sea peor que en otras. Ella es cambadesa y, en consecuencia, conoce mejor la realidad en este municipio porque lo visita más a menudo. Pero, insiste, el diseño inadecuado de las plazas es un problema generalizado en toda la comarca.

La trabajadora de Cogami, por ejemplo, advierte del hecho de que, “el Ayuntamiento de Cambados carece de plazas reservadas para personas con movilidad reducida a su alrededor”, lo que les dificulta el acceso a un edificio principal de la administración pública. Por la importancia de su ubicación, cita también las cuatro existentes en las inmediaciones del centro de salud. “No son de las que peor están, pero incumplen la normativa por sus dimensiones y las zonas de transferencia”.

“Uno de los principales problemas es pensar que con señalizar un espacio como plaza reservada en el vial ya se convierte en plaza reservada, y no es así”

María Xesús Pérez - Cogami

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Para ella, una plaza que está mal sin paliativos es la situada frente a Correos, en la Rúa Nova, y que es la única que existe en el entorno. Una deficiencia que incluso acarrea situaciones de riesgo para los usuarios es que carece de un acceso próximo a la acera, lo cual obliga a transitar por la calzada un buen tramo hasta ponerse a salvo en el paso de peatones.

Otro aspecto a tener en cuenta es que del lado derecho hay una farola y la señal de reserva, que impiden que el acompañante pueda abrir su puerta con normalidad. Si a mayores se pone el foco en la acera, esta presenta tantas pendientes próximas entre sí que sería casi intransitable para una persona en silla de ruedas.

Para María Xesús Pérez, otro caso evidente de plaza mal adaptada es la situada a la altura del número 34 de la avenida Bouza Martín, en el centro de Barrantes.

Explica que este aparcamiento está pintado, pero que incumple varios apartados de la norma. Un simple vistazo es suficiente para apreciar que no tiene las dimensiones necesarias.

“Uno de los principales problemas es pensar que con señalizar un espacio como plaza reservada en el vial ya se convierte en plaza reservada, y no es así”, apunta la trabajadora de Cogami, una vez más hablando sin particularizar en ningún concello en concreto.

La plaza de Bouza Martín es en línea, y del lado de la acera la señal de reserva impide abrir bien la puerta. Carece de zonas de transferencia tanto lateral como trasera (hay vehículos adaptados en los que se entra o sale de los mismos por la parte posterior), y la acera no es accesible. Hay una zona rebajada, pero a menudo está ocupada por coches (Ribadumia carece de Policía Local), y aunque estuviese libre, tiene una demasiada pendiente para subirla en silla de ruedas.

La relación de ejemplos podría prologarse casi de forma indefinida: en la calle Pablo Iglesias, de O Grove, se aprecia una plaza estrecha y sin acceso a la acera; en la Travesía Grupo Escolar, en el centro de Vilanova, el espacio reservado presenta las mismas deficiencias que el anterior, pero con el añadido de que carece de señal vertical.

"Si los concellos no adoptan medidas que permitan estacionar a las personas con discapacidad, no podrán ejercer ese derecho a la movilidad y en consecuencia, estarán siendo discriminadas”

María Xesús Pérez - Cogami

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En ocasiones, la administración muestra sensibilidad a la hora de reservar plazas, pero no están bien diseñadas. Por ejemplo, frente al pabellón deportivo de O Pombal (Cambados), hay tres estacionamientos juntos (correspondientes a la imagen superior de esta página), pero no están señalizados verticalmente, no están pintadas las zonas de transferencia (a un conductor que aparcase en la plaza del medio podría resultarle muy difícil entrar o salir de su coche), y salvo el caso del aparcamiento de la izquierda, no hay cerca un acceso seguro a la acera.

La normativa

El 12 de marzo de 2010 entró en vigor una orden del Ministerio de Vivienda que regula en gran medida las condiciones que han de tener los estacionamientos reservados. Así, se fijan sus dimensiones mínimas (cinco metros de largo por 2,20 de ancho, y una zona de transferencia mínima de metro y medio), pero también se establecen condiciones sobre la ubicación de las plazas y la accesibilidad de la calle, pues de nada vale pintar varios aparcamientos en un vial en pendiente, lleno de adoquines o sin rampas para acceder a la acera.

El Ministerio de Transportes ha aprobado una modificación parcial de esta normativa, que entrará en vigor el 2 de enero próximo y que, entre otros aspectos, obligará a dejar más distancia lateral (hasta tres metros) y a eliminar los obstáculos para la apertura de puertas, como pueden ser los bolardos, farolas o árboles ornamentales.

“No queremos aparcar en cualquier lugar, pero sí que se respete nuestro derecho a la movilidad. Si los concellos no adoptan medidas que permitan estacionar a las personas con discapacidad, no podrán ejercer ese derecho a la movilidad y en consecuencia, estarán siendo discriminadas”. Por lo tanto, no basta con pintar un rectángulo azul. Hay que abrir más la mirada.

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