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Albariño, 35 años de fútbol, corazón y vida

José González y su padre Benito “Nito Millán”, Francisco Trigo en el centro y a su izquierda Evaristo Aragunde y su hijo Roberto.

El fútbol todavía sigue entendiendo de sentimientos de pertenencia y amistad. Existen realidades que así lo hacen palpable, sobre todo fuera del ámbito de todo aquello expuesto al foco más público. El Albariño, equipo de veteranos de Cambados, es uno de esos casos que deja de manifiesto que la esencia del deporte puede permanecer inalterable independientemente de la edad y del paso del tiempo.

Una de las primeras formaciones del Albariño en el viejo campo de A Senra. | // FDV

Hace ahora 35 años que empezó a crearse una familia alrededor del balón. Su artífice fue Francisco Trigo Bugallo, de la mano de Chicho Sanmartín, “un pontevedrés con alma cambadesa”, tal y como le define el propio Trigo. Unos inicios que no fueron fáciles, incluso hubo que pagar un pequeño peaje en forma de exilio a Ribadumia, pero la ilusión era tanta que aquello no se convirtió en ningún problema sino en una práctica solución.

La entidad cambadesa fundada por Francisco Trigo se ha convertido en una referencia del deporte veterano

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Donde hubo unanimidad absoluta era en el nombre a elegir. El creador y todavía presidente reconoce que “éramos todos de Cambados y Albariño era la manera de dejar claro de donde éramos, aunque tuviésemos que jugar fuera de Cambados”.

Con solo catorce jugadores y en campos que nada tenían que ver con los actuales tapetes de césped sintético, los inicios del Albariño no fueron nada fáciles. Todavía recuerda el presidente la vez que tuvo que levantarse de una boda para ir a jugar con el Albariño porque el equipo no tenía jugadores suficientes. Era un fútbol de mucho barro, pero sobre todo de mucho corazón y amistad. Allí, con aquella camiseta con los colores del Peñarol de Montevideo, los primeros avatares dentro y fuera de un campo de fútbol fueron protagonizados por algunos ilustres futbolistas de Cambados, entre ellos un “Nito Millán” que seguía impartiendo maestría bajo los palos.

Éramos todos de Cambados y Albariño era la manera de dejar claro de donde éramos, aunque tuviésemos que jugar fuera de Cambados

Francisco Trigo - Presidente y fundador del Albariño

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De aquel viejo campo de A Senra luego se pasó a jugar a A Merced. Eran años en los que el fútbol de Cambados ya había pasado por los tiempos de vino y rosas, pero todavía quedaban ejemplos como los de un Albariño que, a base de buen hacer, demostraba sábado tras sábado que el fútbol es mucho más que aquel que se juega por dinero. Incluso era tal la capacidad y compromiso del propio Francisco Trigo con el fútbol de su localidad que alternó durante cerca de seis años las presidencias del Juventud de Cambados y el propio equipo creado por él.

Francisco Trigo recibiendo un placa de sus jugadores antes de la final de copa ganada en Moraña en 2018-

El sentimiento de pertenencia tuvo en el propio Francisco Trigo a su principal estandarte. Él fue el encargado de hacer sentir a todos en el Albariño como en su casa. Ninguna de las personas que defendieron su camiseta a lo largo de los últimos 35 años pueden tener algún tipo de reproche al tratamiento recibido. Eso sí, como el propio presidente dice, el único requisito para vestir la camiseta aurinegra era el de la calidad humana, “en el Albariño no puede haber nadie más maleducado que yo”, señala Paco Trigo.

El único requisito para vestir la camiseta aurinegra era el de la calidad humana

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Apenas se necesitaron unos pocos años para que fueran muchos los que se interesasen por jugar en el equipo cambadés. Incluso un histórico del Arosa como Seso Millán quiso formar parte de aquella familia futbolística que iba creciendo en integrantes y en generaciones y generaciones de jugadores. En su casa aún conserva Francisco Trigo los álbumes con las fichas de todas las personas que han pasado por el club. Algunos, como el propio Millán, con más de veinte años de compromiso con una idea, una identidad y unos valores. Una perdurabilidad en el tiempo que cuenta con muchos más ejemplos.

Aún conserva Francisco Trigo los álbumes con las fichas de todas las personas que han pasado por el club

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A las puertas de cumplir los 75 años, Francisco Trigo no duda a la hora de señalar que “el Albariño es para mí un orgullo muy grande. Por aquí pasaron más de 200 personas durante todo este tiempo y todos son amigos. Aquí se llega para jugar al fútbol, pero luego nunca se marchan”. Diferentes generaciones de muy buenos futbolistas como Jacinto Rey, Uxío, Suso Millán o Paquiño o da Senra, compartieron y comparten balón y vivencias como muchas otras personas que aportan el equilibrio vital necesario en la esencia de un equipo veterano. Entre ellos un Manolo Rubio que cumple su temporada número 29 como jugador o un Rubén Acha Oubiña, que en menos de un año como albariñista dejó una profunda huella y cuya pérdida mereció incluso un emotivo homenaje el pasado miércoles en O Pombal.

La casa de Francisco Trigo siempre está abierta para los jugadores del equipo. Noe Parga

Un Albariño que se mantiene más vigente que nunca y con algunos momentos muy recordados como cuando en 2018 se proclamaron campeones de liga y de copa en una final disputada en Moraña ante el Bar O Compadre. Una tarde para el recuerdo de muchos y en la que el propio Francisco Trigo rompió a llorar cuando recibió el homenaje de sus propios jugadores en forma de la entrega de una placa.

Un sentimiento por el Albariño que ha trascendido de padres a hijos con ejemplos como los de “Nito MIllán” y Jose González o los de Evaristo Aragunde y su hijo Roberto. Un hecho que asegura el relevo de una entidad que cumple sus primeros 35 años de vida con energía suficiente para seguir poniendo en valor el deporte como pretexto para disfrutar de grandes momentos.

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