Ni vacaciones ni bajas. El Sergas no cubre las ausencias de médicos y personal de enfermería de los centros de salud, lo que provoca que los demás compañeros asuman una sobrecarga de trabajo y la calidad asistencial se resienta notablemente. Actualmente en Vilagarcía algunos médicos de familia no tienen citas libres hasta el 21 de diciembre, lo que significa una espera superior a los diez días.
En Pediatría, de nueve profesionales asignados al turno de mañana ayer solo trabajaban dos: un facultativo (cuando deberían consultar tres aunque llegaron a ser cuatro) y una enfermera. Con respecto a la plaza del pediatra de la tarde, lleva más de un año vacante tras el fallecimiento de la persona que la ocupaba. Y así un largo etcétera de déficit de personal que pone contra las cuerdas a la Atención Primaria.
Desmantelamiento, precariedad, situación insostenible. Estas son algunas de las palabras con las que los trabajadores se refieren a la primera línea de asistencia de la sanidad pública, que ha empeorado considerablemente desde la irrupción del COVID (durante año y medio, hasta el pasado mes de septiembre, no se restablecieron las citas presenciales de forma generalizada).
Al igual que en otras ciudades gallegas, Vilagarcía también acogió ayer una concentración convocada por CIG-Saúde para denunciar las condiciones laborales en Atención Primaria. Celia Iglesias, miembro de la junta de personal del distrito sanitario, admite los problemas que existen para encontrar médicos y enfermeros para las sustituciones, pero recuerda que las listas de contratación de otras categorías están llenas. “Mira la cola que hay en el mostrador [que llega a la calle] con tres PSX (Persoal de Servizos Xerais) atendiendo. Se podrían contratar más”, comenta la delegada sindical frente al ambulatorio de San Roque.
Considera que aumentando la contratación en distintos puestos contribuiría a descongestionar la Atención Primaria. “Hay gente en las listas de PSX, trabajadores sociales, odontólogos, fisioterapeutas, matronas o farmacéuticos, entre otras”, afirma Iglesias. Apunta que las consultas de renovación de recetas, por ejemplo, podrían ser asumidas por personal farmacéutico si se contratase. “No puede haber agendas con 80 citas diarias”, advierte. “La Xunta pretende que los profesionales de la sanidad trabajemos a coste cero”, espeta.
Los niños de Ribadumia se vacunarán en su centro de salud
El Concello de Ribadumia dio ayer a conocer que tras las gestiones realizadas, el gerente del área sanitaria se ha comprometido a que una enfermera del centro de salud del municipio se encargue desde el lunes 13 de diciembre de vacunar a los niños, puesto que la falta de servicio de pediatría (tanto de médico como de personal de enfermería) ha provocado retrasos (de hasta un mes) en la vacunación de la población infantil.
Aunque los niños son atendidos en el ambulatorio de Cambados, las familias ribadumienses advierten de “un importante empeoramiento en la atención pediátrica”, fundamentalmente en relación con la vacunación. “Los niños son mareados como una pelota de tenis de un centro de salud a otro”, según las quejas de los padres.
La capital arousana alcanza los 183 positivos
Con respecto a la evolución de la pandemia en la comarca, la incidencia más elevada se encuentra en Vilagarcía, con más de 250 positivos por 100.000 habitantes en la última semana. Los casos activos ascienden a 183, nueve más que la jornada anterior (174). O Grove suma uno y se sitúa en 44, y Cambados registra dos más, hasta 43. Catoira ha dejado de ser el único municipio del distrito sanitario libre de COVID. Siguen dos personas ingresadas en el Hospital do Salnés.
Test de antígenos a la intemperie
En la imagen se observa a una paciente del PAC de Vilagarcía que ayer se sometía a un test de antígenos para acceder a Urgencias. Y lo hacía a la intemperie, en unas precarias condiciones que denunciaba este periódico hace unos días. Ayer ni siquiera estaba colocado el toldo y los enfermos debían realizarse la prueba bajo la lluvia: “Esto es tercermundista”, resume la paciente.
