Los bateeiros gallegos no ocultan su enfado y cierran filas para arropar al pleno del Consello Regulador de la Denominación de Origen Protegida Mexillón de Galicia, después de que esta DOP anunciara que renuncia a luchar por el “sello azul” debido a “las coacciones y el chantaje” de los ecologistas.
Los dirigentes consultados consideran que se está “discriminando y persiguiendo” al sector acuícola gallego, al tiempo que coinciden en pedir explicaciones a la organización ecologista internacional WWF “por arremeter contra nuestro método de cultivo en batea, a pesar de que en sus distintas guías de consumo responsable dice que el cultivo en cuerdas está reconocido como uno de los métodos más sostenibles y eficientes”.
También se alinean con el pleno del Consello al señalar que WWF actúa “de manera agresiva” contra el mejillón cultivado en Galicia, “pero sin embargo, no parece ver inconveniente en los cultivos de mejillón de Irlanda, tanto en cuerda como en fondo, de Escocia, también en cuerda, o de Holanda, en cuerda y de draga”.
Un producto, dicho sea de paso, que “según WWF puede llevar el sello azul” del Marine Stewardship Council (MSC), un programa de certificación y ecoetiquetado de pesquerías de captura salvaje que cumplen con los requisitos de buenas prácticas establecidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y por la asociación mundial para estándares de sostenibilidad, Iseal.
“Pero los ecologistas no quieren que el mejillón gallego tenga ese mismo sello”, lamentan los acuicultores gallegos.
Dicho de otro modo, que “para WWF es sostenible que un mejillón se drague en Irlanda, se transporte a Holanda y allí se mantenga en el mar un tiempo antes de ser vendido con el sello MSC, y sin embargo, rechaza que eso se haga con un mejillón como el que se cultiva en Galicia desde hace setenta años por considerarlo una práctica insostenible”, reflexionan los bateeiros.
Para WWF es sostenible que un mejillón se drague en Irlanda, se transporte a Holanda y allí se mantenga en el mar un tiempo antes de ser vendido con el sello MSC, pero no lo es el que se cultiva en Galicia desde hace setenta años
Muy molestos, insisten también en que “WWF tiene que explicar por qué quiere desarrollar el cultivo de mejillón sobre cuerdas en Estados Unidos pero, al mismo tiempo, se opone a ese cultivo del mejillón en las bateas en Galicia”.
En sintonía con lo avanzado por el propio Consello Regulador el lunes, los representantes del sector bateeiro consultados ayer dicen sospechar de que la postura de WWF “está teledirigida” y obedece a “oscuros intereses e intentos de manipular para generar confusión y desestabilizar a los mejilloneros”.
Lo cierto es que, en el momento de criticar las posibles consecuencias negativas del cultivo de mejillón en batea, WWF no deja en buen lugar a esta arraigada actividad acuícola.
Carga contra el uso de los "palillos"
Ni siquiera cuando se refiere al empleo de “palillos” o “tarugos”, es decir, esos pequeños palos, antes de madera y ahora de plástico, que se colocan en las “piñas” que forma el mejillón cuando crece en las cuerdas para evitar que con el peso pueda desprenderse entera, acabando todo el producto en el fondo del mar.
WWF tiene que explicar por qué quiere desarrollar el cultivo de mejillón sobre cuerdas en Estados Unidos pero, al mismo tiempo, se opone a ese cultivo del mejillón en las bateas en Galicia
Dicen los ecologistas que esos palillos se sueltan y pueden ser arrastrados “desde Galicia hasta Canarias”. Y se refieren a ellos cuando aluden a residuos pesqueros existentes en todo el mundo, entre los que destacan, igualmente, los palangres de Marruecos o las nasas de pulpo de Huelva.

Ataque directo a la línea de flotación de un motor económico
La gota que colmó el vaso y agotó la paciencia de los bateeiros fueron las alegaciones de WWF durante el proceso de certificación de Mexillón de Galicia para conseguir el “sello azul”.
Aquellas alegaciones de los ecologistas se interpretaron como un ataque directo a uno de los motores económicos más importantes de Galicia. Y, además, uno de los sectores productivos estratégicos y más arraigados en la comunidad autónoma, del que dependen, directa o indirectamente, decenas de miles de personas.
"Un marco regulador obsoleto"
Hay que recordar que los ecologistas denunciaron que la actividad acuícola se regula por “un marco obsoleto, con objetivos únicamente productivos y carentes de cualquier consideración ambiental”.
A lo que añadieron que la Xunta “lleva décadas obviando el impacto de la actividad sobre el ecosistema, así como el conflicto entre percebeiros y bateeiros, precisamente por falta de una regulación adecuada”.

Por si no fuera suficiente con esto, que viene a ser algo así como un torpedo que golpea la línea de flotación de la acuicultura gallega, los naturalistas añadían: “Galicia no dispone de un plan estratégico para la producción de mejillón (...). Esto significa una falta de visión ecosistémica de su producción e ignorar los principios de la Política Común de Pesca, carecer de una estrategia de gestión basada en el mejor conocimiento científico”.
Además, “existe una falta de evaluación del recurso y no se da seguimiento a la extracción de mejilla ni a los impactos asociados al cultivo en batea, y tampoco existe un control de la actividad”, sentenciaba WWF, para indignación de los bateeiros.
La ausencia generalizada de biotoxinas se consolida
La ausencia generalizada de biotoxinas de la que se daba cuenta en FARO hace días, cuando se confirmaba la progresiva disminución del nivel de células, está ahora plenamente consolidada.
Tanto, que únicamente quedan cuatro polígonos cerrados, tres de ellos en Cangas, adscritos a la ría de Vigo, y uno en Baiona. Todos los demás están autorizados para la extracción.
Esto significa medio centenar de polígonos, entre los que se encuentran, por insólito que pueda parecer, los ocho de la ría de Pontevedra, tradicionalmente los más castigados por estos episodios naturales popular pero erróneamente conocidos como “marea roja”.
Así es. Incluso esos ocho polígonos son aptos ahora mismo para la extracción de mejillón. Al igual que los cuatro de Muros–Noia, los dos de Sada, nueve de Vigo y la veintena que se reparte por la ría de Arousa.