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"Operación renove" en las bateas gallegas

Trabajos de desguace de una batea de mejillón en el puerto de Meloxo. M. Méndez

El sector mejillonero gallego parece sacudirse, poco a poco, los efectos de la crisis. Las buenas ventas experimentadas en los últimos años, el incremento del precio del producto en origen –quince o veinte céntimos por kilo– y la imperiosa necesidad de invertir, para garantizar su propia seguridad y seguir produciendo, hacen que los bateeiros se vuelquen en la reconstrucción de viveros flotantes.

Algo en lo que también influyen, y de manera notable, las diferentes líneas de apoyo económico ofrecidas al sector acuicultor por la Consellería do Mar, la mayoría a partir de fondos europeos.

Vigas y bidones procedentes del desguace de bateas. M. Méndez

De ahí que en las últimas semanas el sector acuicultor esté aprovechando para emplearse a fondo en la que bien puede presentarse como una profunda modernización de los artefactos flotantes.

Es cierto que la crisis y el alto coste de los materiales aún limitan la construcción de viveros nuevos. Pero también lo es que esta actividad parece querer despertar.

En su defecto, lo que más abunda son las labores de puesta a punto y/o recuperación de los emparrillados, flotadores, vigas, puntones, cadenas y demás elementos que conforman los viveros flotantes.

Trabajos que se llevan a cabo aprovechando, también, que muchas bateas ya han colocado en el mercado todo su mejillón comercial, de ahí que el actual sea un buen momento para trabajar sobre ellas, antes de que llegue la campaña de encordado de la mejilla.

Dos hombres rascan un bidón de batea para eliminar todas las adherencias. M. Méndez

En algunos casos es tan radical el cambio que se introduce en las bateas que prácticamente podría hablarse de una reconstrucción total, la cual se lleva a cabo en el propio punto de fondeo o bien en diferentes puertos.

De ello se ocupan empresas especializadas como Noroeste Sub, con el barco remolcador “Insuíña Rande”; Servicios Marítimos Hércules, con la embarcación “Hércules”; y Naval Arousa S.L., las tres con ámbito de acción en el conjunto de las rías gallegas y puertos de referencia como Rianxo, O Grove y Vilagarcía respectivamente.

Ricardo Alcalde y Pablo Méndez

“Es cierto que después de unos años buenos para el sector se están reconstruyendo muchas bateas”, explica Ricardo Alcalde Ordóñez, responsable de Servicios Marítimos Hércules y uno de los administradores de Naval Arousa.

Los laboriosos trabajos del desguace. M. Méndez

“Estamos en uno de los momentos con mayor carga de trabajo durante los quince años de historia de nuestra empresa”, apostillaba Pablo Méndez, de Noroeste Sub, mientras dirigía el desguace de un vivero flotante realizado en el puerto grovense de Meloxo.

“Se están haciendo bateas nuevas, pero lo más significativo es la gran cantidad de gente que quiere poner a punto las que tiene”, sentenciaba este empresario.

El barco "Insuíña Rande" cargado con bidones de batea, en Porto Meloxo. M. Méndez

Precios prohibitivos

Para entender mejor lo costoso que resulta disponer de buenas instalaciones acuícolas, bueno es recuperar una información ofrecida por FARO el pasado mes de mayo, cuando se explicó que un vivero que en enero costaba alrededor de 52.000 euros ya superaba entonces los 60.000 (más IVA).

Y los hay mucho más caros, dependiendo del número de vigas maestras, bodegones y otros factores.

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Construcción de bateas en Vilagarcía Faro de Vigo

El cierre de las metalúrgicas durante el estado de alarma, generando un casi prohibitivo precio del hierro que se necesita para los bidones, y la escasez de madera, que también es más cara que antes de la pandemia, son dos de las razones por las que se ha disparado el precio de la construcción de parques de cultivo flotantes.

A las que ahora se suma el encarecimiento de la energía eléctrica, entre otros costes añadidos.

Lo cierto es que cada vez resulta más costoso construir una batea, lo cual hace que muchos productores decidan exprimir al máximo sus viveros actuales y, como se detecta ahora, reformarlos a conciencia. Lo cual también es más caro.

El montaje de una batea en la rampa vilagarciana de O Cavadelo. Iñaki Abella

Los niveles de biotoxinas siguen en descenso y ya solo quedan media docena de polígonos bateeiros cerrados

Tras la reapertura, en los últimos días, de los polígonos bateeiros de Meloxo y Bueu, puede decirse que el episodio tóxico que condicionó la actividad extractiva desde septiembre ha desaparecido casi por completo.

Tanto es así que a estas alturas únicamente permanecen cerrados para la extracción de mejillón media docena de polígonos bateeiros. Esto propicia la actividad extractiva y la venta de mejillón para fresco –no dejan de llegar pedidos de los depuradores de Francia e Italia– e industria.

Sin bien es cierto que, como se explicó en las últimas semanas, apenas queda molusco de talla comercial que despachar.

Donde sí lo hay es, precisamente, en esos últimos polígonos abiertos, pues en alguno de ellos la actividad llevaba mucho tiempo interrumpida. De ahí el interés que han despertado las últimas resoluciones del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino de Galicia (Intecmar).


Situación por rías

Los últimos informes emitidos por este centro, dirigido por Covadonga Salgado, indican que en Arousa están absolutamente todas sus bateas –unas 2.200– autorizadas para la extracción de mejillón.

Como lo están el centenar de viveros de Sada, en Ares-Betanzos, y todos los de Muros-Noia.

Los cierres provocados por las toxinas lipofílicas se limitan al polígono de Baiona, a los Cangas B y Bueu A1, en la ría de Pontevedra, donde hay otros seis abiertos; y a los Cangas F, Cangas G y Cangas H, de la ría de Vigo, que de este modo dispone de otros nueve operativos.

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